Así fue el último día del reinado de los dinosaurios: tsunamis, nubes de ácido, incendios y el poder de 10.000 millones de bombas atómicas

Nuevos estudios científicos revelaron hasta los más pequeños detalles de la catástrofe cuando un asteroide impactó la Tierra, en lo que hoy es la Península de Yucatán (México) y cambió su faz para siempre al extinguir el 75 % de las especies de plantas y animales

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Hace más de 60 millones de años los dinosaurios paseaban por la Tierra como la especie dominante. Nadie ni nada parecía poder resquebrajar su reinado, pero un coloso que llegó desde el espacio exterior cambió la historia para siempre.

Desde hace décadas la teoría de la extinción masiva de especies por el impacto de un asteroide se ha solidificado como las más viable para explicar porqué hoy en día son los humanos los depredadores que encabezan la cadena alimenticia. Un nuevo estudio ha dado increíbles detalles de lo que sucedió aquel fatídico día, casi minuto a minuto.

La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos dio a conocer este lunes los resultados de una serie de nuevos estudios que arrojan una meticulosa línea de tiempo de lo que pasó al momento del impacto, durante y después, cuando las aguas del océano se sacudieron por la hecatombe y luego regresaron a su cauce dando paso a lo peor.

La oscuridad total.

Años de arduos trabajos, que incluyeron la perforación de la «zona cero» donde se formó un cráter por el golpe en lo que hoy es la península de Yucatán, dan como resultado un informe pormenorizado que tiene maravillada a la comunidad científica.

El estudio paso a paso

El asteroide cayó en el mar a poca distancia de lo que hoy es la península de Yucatán, México, equivale al poder destructivo de 10.000 millones de bombas atómicas. El impacto desencadenó una secuencia de eventos que fueron el principio del fin para el 75 % de las especies de plantas y animales, incluidos todos los dinosaurios no aviares.

Al someter material extraído del núcleo rocoso a diversas pruebas, incluido el estudio geoquímico y las imágenes de rayos X, las capas oscuras revelaron detalles sorprendentes, incluida la gran cantidad de material que se acumuló pocas horas después del impacto, junto con trozos de carbón que dejaron los incendios forestales.

«No se parecía en nada a todo lo anterior«, recordó Sean Gulick , científico jefe de la expedición e investigador de la Universidad de Texas en Austin a National Geographic.

El impacto generó un tsunami. (Foto: Archivo)
El impacto generó un tsunami. (Foto: Archivo)

De forma minuciosa, el equipo levantó piedra caliza del fondo del océano y pudo observar los restos comprimidos de organismos antiguos que murieron hace decenas de millones de años.

«Casi puedes tocar ese día», dijo sobre lo estructurado de las investigaciones Jennifer Anderson, una geóloga experimental que estudia los cráteres de impacto en la Universidad Estatal de Winona. «El nivel de detalle te deja boquiabierto».

Estudios anteriores han estado reconstruyendo lo que sucedió después del llamado impacto de Chicxulub utilizando una combinación de modelos de computadora y las consecuencias geológicas encontradas en una gran cantidad de sitios en todo el mundo.

Los científicos esperaban resolver el misterio que siguió al caos al examinar de cerca el cráter de impacto. Capas de sedimentos lo habían enterrado y eso evitó su erosión, pero también lo ocultó de los científicos. Para llegar a la verdad tuvieron que perforar lo que la naturaleza enterró.

El impacto del meteorito fue en lo que hoy es Yucatán, México
El impacto del meteorito fue en lo que hoy es Yucatán, México

Más 20 años de investigación

Los científicos comenzaron a explorar la estructura del cráter en 1996 a través de estudios sísmicos dirigidos por Joanna Morgan, quien co dirigió los últimos esfuerzos de perforación con Gulick.

Junto con una segunda expedición en 2005, ese trabajo confirmó la presencia de lo que se conoce como un anillo de pico: un círculo de montañas enterradas que se forma rápidamente dentro del mayor de los cráteres de impacto. Tal estructura es un lugar ideal para perforar, dice Gulick. No solo puede revelar los procesos fundamentales detrás de la formación de mega cráteres, su elevación lo coloca relativamente cerca del fondo marino moderno, lo que significa un acceso más fácil.

En la primavera de 2016, el equipo finalmente llegó al tesoro prometido: el cráter Chicxulub. En el transcurso de dos meses extrajeron secciones del núcleo. En total, recolectaron una porción de tierra de aproximadamente media milla de largo que aglomera las rocas impactadas que estaban debajo del impacto, las capas de roca derretida y la transición de regreso a los sedimentos normales del fondo marino.

«Fue increíble estar en el barco y ver esos núcleos aparecer primero y darnos cuenta de que tenían algunas cosas realmente emocionantes qué decir», se maravilla Gulick.

El área donde cayó el asteroide en Yucatán, México dejó el cráter de Chicxulub Foto: Wikipedia
El área donde cayó el asteroide en Yucatán, México dejó el cráter de Chicxulub Foto: Wikipedia

El fatídico día que inició la desaparición de los dinosaurios

El nuevo estudio de esa muestra central combina el registro rocoso con modelos de computadora para crear una línea de tiempo sin precedentes del caos geológico acontecido el día que provocó la desaparición de los dinosaurios.

«Decir que estamos viendo algo que sucedió el día que ocurrió el impacto hace 66 millones de años, es un tipo de resolución que casi nunca vemos en geología», dice Anderson.

Uno de los hallazgos más llamativos es la velocidad a la que el material se volvió a depositar después del impacto. Una lluvia de asteroides perforó kilómetros de fondo del océano, vaporizando rocas y agua en un instante.

Ondas de choque dentro del cráter enviaron roca sólida que fluía como líquido para formar un pico elevado, luego el colapso formó el anillo. Minutos más tarde un revoltijo de escombros se apiló sobre la circunferencia de 130 pies de espesor.

Luego, cuando el océano acometió al regresar tras ser removido por el impacto, surgieron bolsas de vapor que arrojaron más fragmentos de roca. Dentro de una hora, el cráter probablemente estaba cubierto por una mezcla de agua y rocas, salpicada periódicamente por el colapso de la empinada pared del cráter.

«Al igual que si viertes un balde de agua en una bañera, no se queda quieto, chapotea«, explica Melosh. «Cada chapoteo al ir y venir depositaba más material».

Trozos rocosos se asentaron lentamente, acumulando cientos de pies de escombros. El evento generó en minutos toneladas y toneladas de nuevo material.

En Yucatán, aún se puede apreciar los rastros del impacto del asteroide que cayó en hace 66 millones de años
En Yucatán, aún se puede apreciar los rastros del impacto del asteroide que cayó en hace 66 millones de años

La Tierra se convirtió en un infierno de nubes de azufre que borraron la luz solar

El equipo también encontró una notable falta de azufre en las rocas del cráter. Alrededor de un tercio de las rocas que rodean Chicxulub son minerales ricos en azufre conocidos como evaporitas, pero estos minerales estaban notablemente ausentes de la muestra central que el equipo perforó.

El impacto parece haber vaporizado las rocas que contienen azufre del cráter, respaldando estudios anteriores que sugieren que el evento liberó hasta 325 gigatoneladas de azufre. Sin embargo, la ausencia casi total del elemento sugiere que incluso este número gigantesco puede ser bajo. Este gas podría haber formado una neblina de ácido sulfúrico que borró la luz solar y provocó años de enfriamiento global. Melosh también sugiere que podría haber creado lluvia ácida que acidificó abruptamente los océanos. De cualquier manera, los efectos habrían devastado la vida de todo tipo.

«México se incendió de inmediato»

Además, el núcleo de roca ofrece pistas sobre cómo la colisión afectó instantáneamente la vida en tierra. Acometiendo al planeta a unas 45.000 millas por hora, el impacto probablemente envió un destello de energía que encendió paisajes dentro de un radio de 900 millas.

«México se incendió de inmediato«, dice Anderson. El impacto también arrojó una metralla geológica a los cielos que cayeron alrededor del globo, encendiendo incendios aún más lejos de la zona de impacto. Y en las pocas pulgadas superiores del sedimento del núcleo, los científicos encontraron trozos de carbón, probablemente creados por los incendios forestales.

Curiosamente, los investigadores también encontraron biomarcadores de la descomposición por hongos de la madera, lo que sugiere que estos pedazos quemados provienen de un paisaje incendiado.

El equipo cree que también un poderoso tsunami se extendió por el Golfo de México, y tal vez en todo el mundo, y que el muro acuoso se recuperó después de cruzar las tierras altas mexicanas, arrastrando consigo restos terrestres carbonizados.

(Foto: Pixabay)
(Foto: Pixabay)

Aún faltan responder varias preguntas 

Todavía hay muchas más preguntas por responder sobre cómo el impacto y sus consecuencias se extendieron por todo el mundo, dijo a NatGeo Kirk Johnson, director del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian. El académico elogió el nuevo trabajo por proporcionar un registro tan increíblemente detallado del aterrador suceso.

«En cierto modo, nos dice cosas que pensamos que sabíamos, pero lo dice con los datos que lo respaldan por primera vez», dice Johnson.

«Considero que esto es gran inicio», agrega Jody Bourgeois, de la Universidad de Washington, quien ha estudiado los depósitos de tsunami del impacto en Texas y México. El estudio adicional de las muestras centrales y otras pruebas en los próximos años probablemente completará muchos más detalles en la tumultuosa historia.

«Es sobrecogedor», dijo Gulick sobre la publicación final de los primeros documentos del proyecto de perforación. «Los descubrimientos siguen llegando«.

¿Otro asteroide volverá a impactar la Tierra?

Si bien es poco probable que ocurra otro choque de asteroides de esta magnitud en nuestras vidas, los impactos significativos son inevitables en el arco más amplio de la evolución de nuestro planeta, dice Jay Melosh de la Universidad de Purdue, que no es parte del equipo de estudio pero que trabajó en otras secciones del núcleo del cráter.

«Estudiar estos eventos nos ayuda a comprender con mayor fuerza las vulnerabilidades de la vida en la Tierra, dice. «No se trata de si habrá grandes impactos, es solo una cuestión de cuándo«, aseguró.

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