Cómo poner límites sin gritar y que tus hijos te hagan caso

Existen alternativas para que los niños aprendan sin llegar a levantar la voz

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Seguramente muchos de nosotros pensemos que gritando lograremos que nuestros hijos nos hagan caso. Es que sí, ocurre que al gritar ellos obedecen a corto plazo y lo hacen porque tienen miedo. ¿Pero has pensado en las consecuencias que puede traer que se críen aprendiendo bajo el temor?

Te invitamos a conocer nuevas opciones para poner límites sin apelar a recursos agresivos o amenazantes. ¿Estás dispuesto a intentarlo?

Identifica cuáles son importantes y cuáles no tanto

Lo primero que debemos hacer es identificar cuáles son las “batallas” que vale la pena pelear

No todo da igual a la hora de hablar de límites. No es lo mismo que tu hijo quiera agarrar el mango de una sartén al fuego a que quiera llevar al parque dos pelotas en vez de una.

Lo primero que debemos hacer es identificar cuáles son las “batallas” que vale la pena pelear y en cuáles podemos ceder para que ellos puedan elegir y sentirse bien con su deseo.

Cooperar, no obedecer

“Una persona no importa su edad, si se siente bien tratada y tenida en cuenta, responderá con la intención de cooperar y devolver algo de lo que está recibiendo”, sostiene Melina Bronfman, la consultora en crianza, desde sus redes sociales. Además, explica que cuando estamos tan enfocados en la obediencia, “Por supuesto que ocurrirá lo contrario y tendremos a una personita «desobediente», En definitiva alguien que se resiste a ser maltratado”. ¿Qué tal si cambiamos la manera para lograr resultados diferentes?

Hablar, hablar y hablar

Ocurre que ellos entienden todo y si pretendemos que simplemente obedezcan los estamos subestimando.

Con el apuro del día a día es difícil dedicarle el tiempo que se necesita para que los niños comprendan las cosas. Ocurre que ellos entienden todo y si pretendemos que simplemente obedezcan los estamos subestimando. ¿Si a ti te dicen que hagas algo “porque sí” lo harías? Pues ellos tampoco. Si pruebas con explicarles por qué le estás diciendo lo que le dices, con contarle cuáles son las consecuencias, tal vez lograrás que cooperen. Habla con ellos.

Dedica el tiempo que las cosas requieren

Nosotros traemos apuro, ellos no. Si tienes que irte a algún lugar y sabes que con niños todo se tarda porque se dispersan o quieren jugar, contempla este tiempo para luego no tener que retarlos ni apurarlos. Vestirse, lavarse los dientes, salir de casa puede ser algo tedioso y generar tensión. Simplemente necesitan un poco más de tiempo que tú. ¿Lo habías pensado?

Cuando se produzca una nueva situación en la que tengas que poner un límite recuerda que un vínculo creado con respeto será siempre más sólido que uno hecho a base del temor. Ten paciencia, entiende sus tiempos y contempla sus necesidades. ¿Lo pondrás en práctica?

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