Conoce los aeropuertos sostenibles del futuro

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En noviembre del 2016, más de 1,2 millones de personas pasaron por el Aeropuerto Internacional de Tocumen. Ubicado en el istmo panameño, Tocumen es el principal centro aeroportuario del país y un punto de referencia para toda América Central. El número de pasajeros que aterriza y despega allí sigue una importante tendencia global: la de un crecimiento vertiginoso del transporte aéreo. Apenas cinco años atrás, el número de pasajeros de Tocumen solo llegaba a la mitad.

Como resultado del aumento de pasajeros, los aeropuertos modernos cada vez se parecen más a ciudades en términos de infraestructura, opciones de entretenimiento y demás recursos necesarios para atender y entretener a los viajeros. Los aeropuertos de hoy tienen hoteles y hasta salas de cine. Los viajeros pueden hacer compras, ir al spa o comer en variedad de restaurantes mientras esperan a la salida de su vuelo.

Crece la huella de la industria aeronáutica

Con servicios como estos, la huella ecológica de la industria de la aviación es cada vez mayor. Hace tiempo que se sabe que los aviones contribuyen al calentamiento global. En cualquier momento del día puede haber hasta 7.000 aviones en los cielos sobre el territorio de los Estados Unidos. Mientras tanto, en tierra, el creciente número de pasajeros ha complejizado las operaciones aeroportuarias. Hoy en día,  cada eslabón de sus cadenas de suministro tiene importantes repercusiones no sólo para el servicio al cliente sino también para su sostenibilidad social y ambiental.

Los propios pasajeros son conscientes del impacto que están creando. Según un estudio realizado por Amadeus –el principal proveedor de tecnología de la industria aeronáutica– los viajeros creen que la sostenibilidad y la personalización del servicio serán los dos factores principales que impactarán la industria aeroportuaria para el año 2025.

Ante estos retos, hay varios esfuerzos que están en marcha para reducir el impacto de la aviación y aumentar su sostenibilidad. El aeropuerto más frecuentado del mundo, Hartsfield-Jackson de Atlanta, está construyendo el Campus Green Acres ATL Energy, que integrará el secado de compost, los invernaderos y una propia central eléctrica con el fin de reciclar al menos el 90 por ciento de los residuos del aeropuerto para 2020.

Por su parte, el aeropuerto de Oslo es pionero en biocombustibles sostenibles como alternativa al queroseno tradicional. Y en la India, el aeropuerto internacional de Cochin se ha convertido en el primer aeropuerto del mundo en operar con energía solar únicamente.

Los aeropuertos de América Latina y el Caribe no son la excepción. El Aeropuerto Juan Santa María de San José, en Costa Rica y el Aeropuerto Internacional El Dorado en Bogotá, Colombia están poniendo la sostenibilidad en el centro de sus procesos de expansión. En Ecuador, el Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha financiado la construcción del Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre en Quito.

Conocimientos para aumentar la sostenibilidad

Además del financiamiento, estos aeropuertos están apalancando la experiencia del Grupo BID para tener un impacto social y medioambiental positivo en las comunidades que los rodean. También hay importantes incentivos financieros: Los operadores de los aeropuertos saben que pueden aumentar su retorno financiero usando energías renovables, aumentando su eficiencia energética y obteniendo certificaciones de reconocimiento internacional como LEED.

Recientemente, el Grupo BID ha empezado a ofrecer evaluaciones de valor compartido a los operadores de los aeropuertos de la región para que aumenten sus ingresos no aeronáuticos y volverse más sostenibles. La Corporación Quiport S.A. –el operador privado del nuevo aeropuerto de Quito– participó en una de estas evaluaciones y ahora está creando una organización comunitaria que procesará el reciclaje del aeropuerto. Además está incluyendo a proveedores de alimentos locales en su cadena de valor y creando un centro de entrenamiento aeronáutico. Así, Quiport está respondiendo a los retos sociales de la zona al tiempo que identifica alternativas para aumentar sus ingresos y los de sus sub-concesionarios.

La experiencia de Quiport está inspirando a otros en la región, y actualmente Aeris Holding, el operador privado del Aeropuerto Juan Santa María de Costa Rica, está trabajando con la Corporación Interamericana de Inversiones (CII), miembro del Grupo BID, para diseñar su propia estrategia de sostenibilidad.

Este, sin embargo, es solo el principio. A medida que el número de pasajeros sigue en alza globalmente, inversionistas y operadores están viendo la sostenibilidad cada vez más como una oportunidad de inversión que tiene sentido financiero a la vez que arroja beneficios sociales y ambientales.

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