El 14 de diciembre de 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas, con la resolución 45/106, instituyó el 1 de octubre como Día Internacional de las Personas de Edad.
Los adultos mayores, envejecientes, abuelos, viejitos, ancianos o como se los llame, son personas que han cumplido un ciclo en el sistema productivo y cuando sus energías han menguado y padecen achaques propios de su edad, necesitan que ese sistema para el que han trabajado toda su vida los proteja y les asegure una vejez tranquila.
Se prevé que el número de personas de 65 años o más en el mundo se duplique de 761 millones en 2021 a 1600 millones en 2050. La cantidad de personas de 80 años o más crece muy rápidamente y se espera que los nacidos en 2022 vivan 71.7 años promedio, 25 años más que los nacidos en 1950.
El mundo acelerado en que vivimos, concentrado en la productividad y las ganancias, con la mayoría de la gente que corre a dos y tres empleos cada día, no deja mucho tiempo para ocuparse de los ancianos, acompañarlos al médico, controlar su medicación y brindarles la atención que necesitan.
No hace mucho la representante del FMI, Christine Lagarde, se quejó de que los ancianos viven demasiado, como si eso significara un gasto excesivo para los gobiernos y para la economía, un lapsus imperdonable en una representante de tan alto organismo transnacional.
El papa Francisco, en cambio, muchísimo más humano, llamó la atención sobre la cantidad de jóvenes que meten a los ancianos en los asilos para desentenderse de ellos y tener más tiempo para pasear a sus mascotas por parques y plazas.
Los abuelos necesitan pasar sus últimos años en un ambiente tranquilo, rodeados de su familia, necesitan paciencia, tolerancia y cuidados especiales, el asilo o el geriátrico debieran ser siempre la última opción.
La vejez también significa la oportunidad de realizar nuevas actividades, estudiar una carrera postergada, viajar o dedicarse a una afición cualquiera, pero el alcance de estas posibilidades depende en gran medida de la salud, que es lo que más atención requiere en el caso de los envejecientes.
“Las personas de edad son fuentes inestimables de conocimientos y experiencia y tienen mucho que aportar a la paz, al desarrollo sostenible y a la protección de nuestro planeta”, afirma el secretario general de la ONU, António Guterres, y coincidimos absolutamente.
Fuente-elCaribe.