El príncipe Harry está librando una nueva batalla legal en Reino Unido para recuperar el derecho a tener protección policial financiada por el Estado durante sus visitas al país, argumentando que su vida y la de su familia corren peligro.
Aunque él, Meghan Markle y sus hijos, Archie y Lilibeth, cuentan con escoltas en eventos oficiales o estancias en residencias reales, no tienen seguridad cuando se encuentran en actividades privadas. Desde que renunciaron a sus funciones reales y se mudaron fuera del Reino Unido, esa protección les fue retirada, lo que llevó al hijo menor del rey Carlos III a acudir a los Tribunales Reales de Justicia en busca de una solución.
Durante una audiencia reciente en Londres, el abogado del duque de Sussex afirmó que “la vida del príncipe Harry está en juego”, debido a la decisión del Comité de Seguridad Real de negarle protección estatal sin siquiera realizar una evaluación formal de riesgo.
El principal argumento de Harry para solicitar protección es una amenaza directa de Al Qaeda, tras lo que reveló en su libro Spare. En ese texto, Harry confesó haber matado a 25 combatientes talibanes durante su segunda misión en Afganistán en 2012. Aunque dijo no sentirse orgulloso, tampoco mostró arrepentimiento. Desde entonces, ha sido blanco de amenazas, y el grupo terrorista incluso publicó un documento donde pedía su asesinato, alegando que su muerte “complacería a la comunidad musulmana”, según reportó el diario The Times.
Ante ese escenario, Harry intentó pagar su propia seguridad privada, pero la solicitud también fue rechazada. Sus abogados consideran que no hay ninguna razón válida para negarle ese respaldo, y cuestionaron que la decisión se tomara sin una evaluación de riesgos.
Si pierde esta apelación, el duque de Sussex no solo quedaría sin protección, sino que además tendría que pagar 1,5 millones de libras esterlinas en gastos legales, lo que equivale a casi 1,8 millones de euros.
Mientras se espera el fallo judicial, la situación ha reavivado el debate sobre quién debe pagar la seguridad de los miembros no activos de la familia real y si los antecedentes militares de Harry lo convierten en una figura que requiere protección especial, aún sin desempeñar funciones oficiales.