Estados Unidos exige a Turquía garantías para los kurdos tras salir de Siria

La Casa Blanca condiciona la fecha de la retirada de sus tropas a lograr un acuerdo con Ankara

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No creemos que los turcos deban emprender acciones militares sin una coordinación y un acuerdo de mínimos con Estados Unidos para que no pongan en peligro a nuestras tropas y para cumplir con la petición del presidente [Donald Trump] de no poner tampoco en peligro a las fuerzas de oposición sirias que han luchado junto a nosotros”, dijo Bolton en Israel, antes de viajar a Ankara.

Esas “fuerzas de oposición” a las que hizo referencia Bolton son las Fuerzas Democráticas Sirias, encabezadas por las milicias kurdas YPG, que controlan casi un tercio del territorio sirio (fundamentalmente en el norte y este del país), pero que están vinculadas al grupo armado PKK, que comete atentados en Turquía y está incluido en las listas de organizaciones terroristas de la Unión Europea y de los propios EE UU. Las milicias kurdas han sido el principal aliado estadounidense en el conflicto civil que atraviesa Siria desde 2011.

Bolton se reunió este domingo con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, a quien “tranquilizó” acerca del plazo para la retirada de los militares norteamericanos de Siria, quienes, según la orden de Trump, tendrían que volver a su país en 30 días. Otras versiones suponen que lo hará en forma gradual y a lo largo de un plazo de cuatro meses. “Hay objetivos que queremos cumplir y son una condición para este retiro”, dijo Bolton sin dar mayores precisiones. “La fecha del retiro depende de la puesta en marcha de esas condiciones. Una vez concretado podremos hablar de un calendario”, agregó.

La gira de Bolton coincide con otra que Mike Pompeo, secretario de Estado de EE UU, emprende este martes por ocho países árabes, aparentemente para ofrecer aclaraciones sobre la inesperada decisión de Trump, que ha sorprendido a sus aliados en la zona. “Queremos proteger a los kurdos pero no quiero seguir en Siria para siempre”, declaró la semana pasada.

Hace un mes el presidente turco amenazó con atacar las posiciones kurdas en el norte de Siria. A ello siguió el abrupto anuncio de Trump de retirar los en torno a 2.000 militares estadounidenses desplegados en el país, lo que motivó que Turquía retrasase su intención de intervenir nuevamente en Siria como ya hizo en 2016 y el pasado año, arrebatando varias localidades estratégicas a los kurdos que ha repoblado con árabes huidos de zonas reconquistadas por el régimen de Bachar el Asad. Ambas decisiones han sembrado de incertidumbre a los aliados estadounidenses en la región.

Estados Unidos exige a Turquía garantías para los kurdos tras salir de Siria

Para Turquía no hay nada que justifique las exigencias estadounidenses.

El portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalin, calificó de “irracionales” los comentarios de Bolton y aseguró que su objetivo “no son los kurdos” sino solo “los terroristas”. “Mantener que una organización terrorista representa a los kurdos es, ante todo, una falta de respeto a nuestros hermanos kurdos. Uno de los objetivos de la lucha de Turquía contra el PKK y sus filiales sirias es salvar a los kurdos de la tiranía y opresión de este grupo terrorista”, añadió Kalin.

El apoyo de Rusia

Las relaciones entre Turquía y este grupo kurdosirio no siempre han sido así. Hasta mediados de 2015, el Gobierno turco recibía periódicamente a representantes del ala política de las YPG pero cuando las negociaciones de paz que mantenía Ankara con el PKK se rompieron, la milicia kurdosiria se convirtió igualmente en una “amenaza para la seguridad nacional” y en objetivo del Ejército turco, que periódicamente bombardea sus posiciones al otro lado de la frontera turcosiria.

Ante la amenaza de que Turquía intervenga en el norte de Siria cuando los estadounidenses se retiren, las autoridades kurdosirias se han puesto en contacto con el Gobierno de Damasco y con su principal valedor, Rusia, para garantizarse protección. Las tropas regulares sirias, de hecho, ya han avanzado hacia el norte, mientras milicias islamistas y del opositor Ejército Libre Sirio, ahora alineados con Turquía, han avanzado hacia la localidad de Manbij, cerca de la cual se han registrado escaramuzas con las Fuerzas Democráticas Sirias.

Netanyahu aprovechó su encuentro con Bolton para expresarle su preocupación por el hecho de que la retirada estadounidense de Siria permita el avance en el país de Irán, su gran enemigo regional. Netanyahu teme que el régimen chií de los ayatolás consiga crear un frente militar que una Irán, partes de Siria y llegue a Líbano, donde cuenta con el respaldo de la milicia de Hezbolá. Precisamente, la gira que Pompeo emprende este martes por Jordania, Egipto, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Arabia Saudí, Omán y Kuwait tiene como uno de sus objetivos abordar las “actividades desestabilizadoras” de Irán en la región.

UN LARGO CONFLICTO QUE SE REMONTA A 1923

El prolongado conflicto entre turcos y kurdos data de 1923, cuando por el Tratado de Lausana, el territorio del Kurdistán fue repartido entre Turquía, Siria, Irán, Irak y la antigua Unión Soviética.

Los dirigentes kurdos buscan actualmente un acuerdo con el presidente sirio Bachar el Asad, bajo la mediación de Rusia, para que les proporcione garantías como comunidad autónoma y les proteja de Ankara. Y que el presidente ruso, Vladímir Putin, impida que los posibles ataques del Ejército turco. Fuentes kurdas dan por hecho que Putin aceptará crear un “zona de seguridad” con ese objetivo, como la que Israel mantuvo en Líbano contra militantes palestinos y de Hezbolá durante 18 años, hasta el 2000.

De hecho, esas fuentes dan por seguro que el acuerdo con el presidente El Asad y con Rusia se concretarán independientemente de cuándo y cómo se produzca la retirada de los soldados estadounidenses.

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