Estos son los 10 refugiados que competirán en Río 2016

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Yonas Kinde , etiope, maratonista

El Comité Olímpico Internacional (COI) seleccionó a los 10 atletas que competirán bajo la bandera olímpica en los Juegos de Río 2016, que se disputarán entre el 5 y el 21 de agosto.

Yonas Kinde huyó de su país natal, Etiopía, en 2011 y a sus 36 años trabaja como taxista en Luxemburgo, lugar en el que utiliza sus ratos libres para hacer lo que más sabe: correr.

El maratonista participó en la última maratón de Frankfurt (Alemania) y la completó en 2:17:31, 11 minutos más que el ganador.

«Antes de saber que me habían seleccionado para el equipo de refugiados los JJOO, entrenaba cada día; pero ahora que me lo han dicho, entreno al menos dos veces diarias», señaló Kinde al conocer la noticia.

Yiech Pur Biel, sudanés, corredor 800 metros
Yiech Pur Biel, sudanés, corredor 800 metros

Yiech Pur Biel escapó de Sudán en 2005 en medio de una guerra civil y llegó a un campo de refugiados al norte de Kenia por sus propios medios, donde reside hasta el día de hoy.

Tras ver que su futuro como futbolista era una utopía, comenzó a correr y a sus 21 años entrena como atleta en una zona en donde un par de zapatillas es un lujo.

«En el campo de refugiados no tenemos instalaciones, no tenemos zapatos ni gimnasio. Incluso el clima no favorece la formación, porque desde la mañana hasta la tarde las temperaturas son muy altas», explicó el atleta que participará de los Juegos en las pruebas de 800 metros.

Yusra Mardini, siria, nadadora
Yusra Mardini, siria, nadadora

La historia de Yusra Mardini conmovió al planeta en enero de 2016: con apenas 17 años, logró llevar a tierra firme el bote que trasladaba a 20 personas que huían del conflicto en Siria. Ahora será abanderada olímpica.

Durante aquella tarde, que finalmente fue noche, ella, su hermana y otros dos jóvenes se sumergieron en el agua fría del mar Mediterráneo para llevar la embarcación a tierra firme.

Fueron tres horas y media de nado que le permitieron llegar a Europa y poder instalarse en Alemania, donde fue contactada por el club Spandau 04 de Berlín, institución en la que se desempeña desde entonces.

James Nyang Chiengjiek, sudanés, corredor 400 metros
James Nyang Chiengjiek, sudanés, corredor 400 metros

A los 13 años, James Nyang Chiengjiek huyó de Sudán para evitar ser secuestrado por los rebeldes que reclutaban niños para convertirlos en soldados.

Junto a su familia se instaló en Kenia y se unió a un grupo de corredores que practicaban en sus ratos libres. Con los años, fue perfeccionando su técnica y ahora formará parte de la delegación y competirá en la prueba de 400 metros en Río.

«Cuando corro, siento que estoy haciendo algo bueno para ayudar a otros; especialmente a los refugiados», señaló Chiengjiek, quien espera que esta oportunidad sea una puerta de entrada para otros cientos de refugiados que se entrenan día a día.

Anjelina Nadai Lohalith, sudanesa, corredora 1.500 metros
Anjelina Nadai Lohalith, sudanesa, corredora 1.500 metros

Anjelina Nadai Lohalith ha sido otras de las víctimas de la crisis de Sudán.A los seis años perdió todo contacto con sus padres y hace unos años supo que su pueblo natal ya no existe, pero que sus familiares están vivos.

En un campo de refugiados en Kenia, país en el que se instaló tras huir de la guerra, advirtió que su capacidad para correr podía ser explotada a un nivel mayor y fue seleccionado para practicar en un «campo de entrenamiento especial».

Con el objetivo de construir un hogar para sus padres, Lohalith buscará hacer una buena tarea en Río 2016, en la prueba de los 1.500, y así colgarse una medalla.

Popole Misenga, congoleña, judoca
Popole Misenga, congoleña, judoca

Popole Misenga tenía 9 años cuando huyó de la República Democrática del Congo y fue rescatado luego de ocho días diambulando en un bosque.

En un centro para niños desplazados conoció el judo, deporte que le enseñó la importancia de la «serenidad, la disciplina y el compromiso».

Sin embargo, este deporte no le trajo sólo alegrías, sino que tuvo que padecer a un entrenador que cada vez que perdía una competencia lo encerraba en una jaula y lo alimentaba con café y pan.

Hoy, a sus 23 años, Misenga vive en Brasil y formará parte de la delegación de refugiados: «En mi país no tenía casa, familia ni hijos. La guerra causó mucha muerte y confusión. Espero poder quedarme aquí para mejorar mi vida», señaló el judoca tras haber sido seleccionado.

Rose Nathike Lokonyen, sudanesa, corredora 800 metros
Rose Nathike Lokonyen, sudanesa, corredora 800 metros

Rose Nathike Lokonyen descubrió sus cualidades hace apenas un año, cuando salió segunda en una carrera de 10 km.

Otra de las víctimas de la guerra de Sudán que escapó a Kenia con sólo 10 años, la corredora encontró una puerta en el atletismo para salir de la dura situación que atraviesa, y espera ayudar al resto de las personas que son víctimas de los conflictos armados.

«Representaré a mi gente en Río. Si lo hago bien, tal vez pueda volver y llevar a cabo una carrera para promover la paz y unir a la gente»,remarcó la atleta, que competirá en la prueba de 800 metros.

Paulo Amotun Lokoro, sudanés, corredor 1.500 metros
Paulo Amotun Lokoro, sudanés, corredor 1.500 metros

Paulo Amotun Lokoro nació en Sudán y vivió como pastor allí durante gran parte de su vida. Siendo un completo desconocedor del mundo que lo rodeaba, más allá de sus tierras, la guerra lo obligó a huir a Kenia como muchos de sus compatriotas.

Ya como entrenador de jóvenes promesas, pero mientras forja su propia carrera, Lokoro ha logrado salir del campo de refugiados y ha llegado a los Juegos Olímpicos.

«Sé que estoy corriendo en nombre de los refugiados. Yo era uno de esos refugiados allí en el campo, y ahora he llegado a un lugar especial. Voy a conocer a tanta gente. Mi gente me verá en la televisión, en Facebook», relató emocionado el keniano cuando conoció la noticia de que integrará el equipo olímpico.

Yolande Mabika, congoleña, judoca
Yolande Mabika, congoleña, judoca

Yolande Mabika recuerda algunos flashes de su escapada de la República Democrática del Congo en helicóptero, cuando fue separada de sus padres.

En un centro de niños refugiados conoció el deporte que la llevó hasta Brasil:»El judo nunca me dio dinero, pero me dio un corazón fuerte».

En 2013 llegó al país sudamericano para competir en el Campeonato Mundial, pero su entrenador le confiscó el pasaporte, al igual que lo hizo con Popole Misenga, y sufrió graves abusos.

Tras huir del violento hombre, vagó por las calles brasileñas hasta llegar a una escuela de judo, donde creció como deportista, y ahora sueña con ganar una medalla: «Esta es una oportunidad que puede cambiarme la vida».

Rami Anis, sirio, nadador
Rami Anis, sirio, nadador

Rami Anis se vio obligado a abandonar la ciudad de Alepo en Siria por los conflictos armados suscitados en su país. En su tierra natal y gracias a su tío Majad, nadador profesional, había conocido la natación y ahora define la piscina como su casa.

Anis se mudó a la casa de sus primos en Estambul y lo único que llevó consigo fueron dos chaquetas, dos camisetas y dos pantalones en una pequeña bolsa.

En Turquía se unió al equipo de nado del club Galatasaray, pero sin nacionalidad turca se vio imposibilitado de competir. En un acto de locura, el sirio huyó a Grecia en un bote inflable y tras varios meses cruzando fronteras su destino finalmente fue Bélgica.

Allí reside desde hace 9 meses y ahora espera demostrar todo lo aprendido en la piscina olímpica: «Con la energía que tengo, estoy seguro de que puedo lograr los mejores resultados»

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