Hillary Clinton se prepara para presentarse (otra vez) ante EE.UU.

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El desafío de Hillary Clinton esta semana será presentarse de nuevo a un país que la conoce desde hace décadas y convencer a los millones de estadounidenses que ya saben todo lo que hay que saber sobre la ex secretaria de Estado y ex primera dama.

La Convención Nacional Democrática es su mejor oportunidad para dibujar un fuerte contraste con respecto a su rival republicano, Donald Trump. Tendrá que contrarrestar la corriente de ataques que Trump y sus allegados propinaron en la Convención del Partido Republicano la semana pasada, y al mismo tiempo, hacer un nuevo llamamiento a la amplia franja de la base demócrata que la rechazó durante las primarias y a los votantes independientes.

Pero incluso antes de que comience, la Convención de Clinton ya está envuelta en polémica.

Una serie de correos electrónicos filtrados desde el Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) este fin de semana generan dudas sobre la imparcialidad de la DNC y reforzando la idea de que el liderazgo del partido trabajó activamente contra la candidatura del senador Bernie Sanders.

La presidenta del DNC, Debbie Wasserman Schultz, anunció su renuncia la tarde del domingo, que se hará efectiva después de la Convención. El episodio es una distracción embarazosa para el Partido Demócrata, cuando la campaña de Clinton se prepara para pintar dos visiones totalmente diferentes entre ella y Trump.

Un funcionario de Clinton indicó que la Convención resaltará los años de Clinton en el servicio público y la forma en que planea luchar por los estadounidenses desde la Casa Blanca. «El contraste entre la convención de Donald Trump de que ‘solo él lo puede arreglar’ frente a la convención de Hillary Clinton es que somos más fuertes juntos», dijo el funcionario.

La Convención contará con líderes demócratas como el presidente Barack Obama, el vicepresidente Joe Biden y Bernie Sanders, recordando a los votantes que Trump ni siquiera logró el apoyo de los principales líderes republicanos, como los expresidentes George HW Bush y George W. Bush, así como el candidato en 2012, Mitt Romney, agregó el funcionario.

Clinton y Trump entran en las elecciones generales con altos índices de desaprobación.

En una encuesta de CNN/ORC de la semana pasada, el 55% de los estadounidenses dijo que tiene una opinión desfavorable de Clinton, mientras que el 59% dijo lo mismo de Trump. Aunque Clinton se ve un poco más favorecida, sigue sufriendo en la cuestión de confianza: 65% dijo que no cree que Clinton sea honesta.

Clinton y su campaña se han enfrentado a una serie de controversias, incluyendo el uso de un servidor de correo electrónico privado cuando servía en el Departamento de Estado, así como su manejo del ataque contra el consulado estadounidense en Bengasi, Libia.

También se ha encontrado con dificultades para congregar a la base demócrata. En el último año, ha estado bajo la presión de Sanders y sus partidarios liberales que abrazan las políticas progresistas. E incluso después de que Clinton ya se había asegurado la nominación del partido, Sanders no se desanimaba, defendiendo que varias de sus propuestas fueran incorporadas en la plataforma demócrata.

Después de ganar varias concesiones clave, Sanders finalmente ofreció su respaldo formal a Clinton hace dos semanas. Comprometiéndose a ayudar a Clinton con el objetivo final de derrotar Trump, el autodenominado socialista animó a sus seguidores a hacer lo mismo y hablará este lunes por la noche en Filadelfia.

A diferencia de Trump, que todavía es rechazado por muchos en el establishment republicano, Clinton tendrá la ayuda de líderes del más alto perfil del Partido Demócrata.

Clinton también está a punto de recoger un respaldo codiciado: el del exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien hablará en la convención y le ofrecerá su respaldo formal.

Pero el arma más potente de Clinton que unir a los demócratas puede ser Trump.

Michael Podhorzer, director político de lFL-CIO, dijo que la convención cristalizará para muchos demócratas que la elección para el partido ya no es entre Clinton y Sanders.

«Trump es todo lo que no quieren. (…) Y ahora, que están mirando a su alrededor y diciendo oh Dios mío, Trump podría ser presidente», dijo Podhorzer.

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