La CIA sigue sin revelar todo lo que EE UU sabía del golpe de Pinochet

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El dictador chileno Augusto Pinochet

El informe presidencial diario que Richard Nixon recibió el 11 de septiembre de 1973 destacaba cuatro asuntos que la comunidad de inteligencia de Estados Unidos consideraba que merecía la mayor atención del presidente: las “buenas posibilidades” que tenía el primer ministro de Laos de recibir la aprobación para firmar un acuerdo con los comunistas, un informe sobre movimientos militares en Vietnam, otro sobre la Unión Soviética y, finalmente, Chile. Pero lo que la CIA contaba al presidente estadounidense esa jornada sobre el golpe de Estado que el general Augusto Pinochet había dado horas antes contra el gobierno de izquierdas de Salvador Allende está aún por saberse. La CIA desclasificó este verano cientos de informes presidenciales de la era Nixon, pero decidió tachar o borrar numerosos párrafos, como mucha de la información sobre los acontecimientos que derivaron en una de las peores dictaduras de Sudamérica en la historia reciente.

“La CIA sigue reteniendo información sobre lo que le dijo al presidente incluso el día mismo del golpe hace 43 años”, sostiene Peter Kornbluh, periodista y especialista en Chile que lleva casi cuatro décadas investigando la implicación estadounidense en la dictadura pinochetista. “Está intentando encubrir lo que Nixon sabía sobre el compló golpista en Chile y desde cuándo lo sabía, y también esconde los propios contactos y conexiones de la CIA con los planificadores del golpe”.

El responsable del National Security Archive, una organización que analiza documentos desclasificados por las agencias de inteligencia, publicó en vísperas del 43 aniversario del golpe este domingo varios de los documentos desclasificados por la CIA el mes pasado y que conciernen a Chile. Aunque mucha de la información ya se conocía —en buena parte gracias al trabajo de Kornbluh de luchar para que se desclasifique la información—, numerosos párrafos de este nuevo paquete de documentos aparecen tachados o en blanco. Algo que para el autor de The Pinochet File (Pinochet: Los Archivos Secretos), libro en el que reconstruye sobre la base de documentos desclasificados la última década los vínculos de Washington con el régimen dictatorial chileno, muestra que la CIA sigue intentando ocultar lo que hizo en el país sudamericano.

“Sigue siendo un crimen lo que la CIA hizo en Chile y sigue intentando distanciarse del golpe encubriendo el alcance de sus comunicaciones con los golpistas”, señaló Kornbluh en conversación con EL PAÍS.

Que EE UU estaba bien enterado de las intenciones golpistas no es novedoso. Aun así, resulta impactante ver lo detallado de la información de la agencia de inteligencia y del nivel de conocimiento del propio presidente Nixon, que días antes del golpe ya recibía intensa información sobre Chile, como muestra otro informe presidencial desclasificado del 8 de septiembre de 1973.

De ese mismo día datan otros documentos top secret rescatados por el equipo de Kornbluh que detallan cómo incluso la CIA sabía que en un principio el golpe estaba planeado para el 10 de septiembre y cómo todas las ramas de las fuerzas armadas chilenas estaban preparadas para unirse.

Para Kornbluh, que ha reclamado que el Gobierno de Barack Obama ordene la desclasificación de toda la información de inteligencia sobre Chile, se trata de una cuestión de principios.

“No es que esos documentos vayan a alterar lo que ya sabemos, pero tenemos una deuda con Chile mucho más amplia” porque “Pinochet nunca habría llegado al poder sin apoyo de EE UU”, explicó. “Y nunca habría estado en la posición de enviar asesinos y terroristas a EE UU y matar a dos personas inocentes”, agregó en referencia a otro aniversario clave de la historia más negra de Chile que se acerca: el del asesinato en Washington con una bomba del excanciller de Allende Orlando Letelier y de su joven asistente, la estadounidense Ronni Moffit, el 21 de septiembre de 1976.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, entregó durante una visita a Chile en octubre del año pasado más de cien documentos desclasificados que apuntan a la autoría al más alto nivel del régimen pinochetista del asesinato de Letelier. Pero todavía faltan algunos documentos clave, entre otros los propios informes de la CIA que demostrarían, según Kornbluh, de forma inequívoca lo que ya se da por bueno: que fue el propio Pinochet el que dio la orden de asesinar a Letelier. El embajador chileno en Washington, Juan Gabriel Valdés, que era asistente de Letelier en la capital estadounidense 40 años atrás y vivió en primera persona su asesinato, manifestó esta semana su esperanza de que el Gobierno entregue en vísperas del siniestro aniversario la información que aún permanece en los archivos de la comunidad de inteligencia norteamericana.

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