Un sentimiento de alegría mueve el corazón de los sanjuaneros: la provincia está celebrando 86 años, desde que fue promulgado el decreto que le otorgó esa categoría, elevando su importancia en el mapa geopolítico dominicano.
Hoy, mientras el pueblo celebra, recreamos un poco su historia recordando al ilustre ciudadano Manuel de Jesús Rodríguez Varona, nacido el 12 de julio del 1873, radicado desde niño en esta ciudad junto a sus padres, doña Juana Varona y Mariano Rodríguez Objío, el guerrillero que luchó contra la ocupación española, y en la guerra de los 6 años tomó las armas contra los intentos de anexionar la República a Estados Unidos.
La fundación de la villa data del 24 de junio del 1503, por el adelantado Diego Velázquez de Cuéllar y durante la nefanda ocupación haitiana del 1822, el imperio de Jean-Pierre Boyer dividió el territorio dominicano en dos departamentos: Cibao y Ozama. Desde entonces San Juan quedó integrado en este último, con estatus de común.
Para el 1843, el gobierno de ocupación dispuso una nueva división territorial y mediante decreto se estableció que San Juan pasara a ser común del Departamento de Azua.
Más de 100 años transcurrieron hasta que Manuel Rodríguez Varona iniciara un movimiento que nucleó a personalidades sanjuaneras de la tercera década del siglo XX. La finalidad de ese movimiento era convencer al presidente (de facto) Rafael Leónidas Trujillo, para que emitiera el decreto que finalmente se produjo, separando a San Juan de Azua y convirtiéndola en provincia, el 19 de abril del 1938.
Luego, coincidiendo con la proximidad del día de San Juan, el 20 de junio de ese mismo año fue promulgada la Ley 1521, dejando definitivamente constituida la Provincia Benefactor, nombre que homenajeaba a Rafael Leónidas Trujillo, quien ostentaba el título de “Benefactor y padre de la patria”.
El mérito de esa campaña recae, principalmente, sobre ese benemérito ciudadano, don Manuel de Jesús Rodríguez Varona, nativo de esta provincia, sobrino del heroico revolucionario, poeta combatiente, secretario particular de Gregorio Luperón y compañero de armas de los generales Juan Pablo Duarte y José María Cabral, general Manuel Rodríguez Objío.
Manuel de Jesús Rodríguez Varona fue notario público y uno de los primeros maestros de escuela que tuvo San Juan de la Maguana; también ejerció como inspector. Perteneció a esa generación de sanjuaneros que se casaron con la gloria. Se puso como meta que San Juan fuera elevada de categoría y redactó las cartas que lograron convencer a Trujillo y a los congresistas.
Escribió cuatro importantes libros de historia: “La Hecatombe de San Juan o Los Mártires del 4 de julio”; “Héroes de la Restauración”; “Infidencias”, y “Héroes Distinguidos de la Restauración y Los Seis Años en el Sur y Suroeste de la República”. Tiene el mérito de, tras la desaparición de su padre, haberse dedicado, hasta los últimos días de su vida, a cuidar la tumba de Francisco del Rosario Sánchez.
Fue él quien, con el propósito de levantar un monumento alegórico, y al mismo tiempo, como acto de protesta contra la ocupación militar estadounidense de 1916, fundó en 1920 la “Sociedad Pro Sánchez y Compañeros Mártires”, en la que participaron el poeta Otilio Méndez Abreu, quien era el secretario; José Alfonso Lagrange, tesorero, y Cástulo Valdez; también Clodomiro Mateo, doctor José Arcadio Rodríguez, José del Carmen Ramírez, Rafael Ernesto Valenzuela y Fabio Emiliano Valenzuela.
Ellos sembraron otra vez la guásima en la tumba de Sánchez, que años atrás había sido derrumbada por obreros que limpiaban el cementerio.
Aunque Rodríguez Varona fue uno de los ciudadanos que acumuló mayores méritos en la historia de esta provincia, es el más olvidado de todos los sanjuaneros. Murió a los 83 años, el 4 de diciembre del 1956, en su residencia de la calle 19 de marzo casi esquina Trinitaria.