Las reformas clave que convirtieron a China en potencia económica en 40 años

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China celebró hoy el cuadragésimo aniversario de su proceso de reforma y apertura, un camino que no estuvo exento de problemas, vaivenes y experimentos diversos para cambiar su modelo y modernizar el país y convertirlo en la actual segunda economía mundial.

Entre el inicio de la reforma y apertura propugnada por el entonces presidente Deng Xiaoping, en 1978, y 1990 (con el “Pequeño Timonel” aún al mando), China realizó una serie de reformas orientadas a la búsqueda de mercados. Entre las medidas correspondientes a ese período destacan las siguientes:

— En 1978, Deng apuesta por las “cuatro modernizaciones”: en agricultura, industria, defensa y ciencia y tecnología; en este período destacó la experimentación con las normativas, que se van cambiando de manera gradual. Desde entonces, China evoluciona hacia una economía en la que el mercado comienza a tener un protagonismo creciente.

— En 1983, las comunas populares fueron sustituidas por las municipalidades. El abandono progresivo del sistema maoísta de economía rural planificada permitió impulsar la productividad agraria y sacó de la pobreza a estas zonas del país, fomentando asimismo la migración de mano de obra hacia las ciudades.

— Otra de las claves del proceso durante esos años es la apertura al exterior, con el objetivo de atraer tecnologías avanzadas e inversiones provenientes de otros países, que contribuyeron a aumentar la capacidad productiva de China, así como a introducir nuevos métodos de gestión.

— En 1984 se autorizó el emprendimiento autónomo y, dos años después, se anunció el Plan de Reforma Integral, reformas en las que prevalece el sistema de “doble vía” para dejar atrás de forma paulatina un régimen que aún permitía el sistema de planificación con precios regulados, algo que evitó un hundimiento de la producción.

— La reforma del sector financiero también se llevó a cabo de manera gradual, y no fue hasta 1990 cuando se permitió la apertura de las Bolsas de valores de Shenzhen y Shanghái, un año después de las protestas de Tiananmen, que paralizaron temporalmente la política nacional.

— En 1992, un envejecido Deng que ya no ostentaba cargos oficiales, reapareció en un viaje por ciudades sureñas (Shenzhen, Cantón y Zhuhai) en el que pronunció su famoso “enriquecerse es glorioso”, dando el carpetazo definitivo a la economía maoísta y sentando las bases de la actual “economía socialista de mercado”.

— Durante el mandato de Jiang Zemin (1993-2003) se llevó a cabo un proceso de descentralización que tenía como objetivo institucionalizar las reformas y llevar a cabo proyectos masivos de inversión en infraestructuras. En materia económica, también se llevó a cabo una flexibilización fiscal y se siguió avanzando en el proceso de convertibilidad del renminbi, la divisa nacional.

— En 2001, China consiguió ingresar en la Organización Mundial del Comercio (OMC) tras un largo proceso en el que Pekín se comprometió a cumplir reglas en materia de inversión extranjera -estableciendo límites para garantizar la estabilidad- y a renegar del proteccionismo con respecto a los bienes producidos en el país.

— Poco después, en 2004, durante la etapa de Hu Jintao (2003-2013), se incluye el derecho a la propiedad privada en la Constitución de 2004, concluyendo la fase de “construcción del mercado”, y se comienza a registrar una explosión en la inversión privada, que disparó su proporción en la economía.

— 2008 supuso un cambio radical para el país asiático, con los Juegos Olímpicos, pero también con la crisis económica y financiera internacional. Por un lado, el hundimiento de las economías occidentales provocó una búsqueda de nuevos mercados y zonas de inversión, entre los que destacaba China, y por otro, el mayor evento deportivo internacional supuso una presentación en sociedad para un país que albergó una competición impecable.

— El 1 de enero de 2016, en plena era del actual presidente Xi Jinping, marcó el final oficial de la política del hijo único, iniciada en 1979, un giro que tiene por objetivo revertir la tendencia al envejecimiento de la población china, problema que podría afectar a una economía que se halla en pleno cambio de modelo desde uno de manufactura y exportación -dependiente de la mano de obra- a uno marcado por el consumo interno.

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