En Japón, a una hora del día –o de la noche– solo unos pocos se atreven a tomar un tren en una estación solitaria o a entrar en un baño público. Dos horrendas criaturas –Teke Teke y Kashima Reiko– podrían estar al acecho.
Para muchos, se trata solo de un par de escalofriantes leyendas urbanas japonesas, cosas de muchachos que han leído muchos cómics. Pero para otros, acaso la mayoría, estas dos entidades son amenazas reales, tangibles, seres de otros mundos que viven vagando entre las sombras y que, en su búsqueda perpetua de venganza, han acabado con las vidas de muchos jóvenes inocentes.
Le ocurrió, por ejemplo, a Satoshi. Trabajaba de día y estudiaba de noche para ayudar a su familia. Un jueves a eso de las 11PM, agotado como estaba, decidió tomar el tren para regresar a su casa (normalmente hacía el trayecto a pie). Era el único pasajero a esa hora en la estación. Esto se sabe porque, en medio de su ronda, un guardia de seguridad fue el último en verlo con vida.
Mientras esperaba su tren, sentando en un banco del andén y vencido por el cansancio, Satoshi vio o creyó ver a alguien dentro de la vía del tren. No podía creerlo. ¿Qué es esto? ¿Es un sueño o esto está pasando de verdad? Vio de nuevo e identificó a una joven hermosa, sin dudas corría peligro. Satoshi se levantó de su asiento y corrió hacia ella, movido por la curiosidad, el asombro y el instinto natural de ayudar a un semejante.
Al llegar al punto donde se encontraba y verla desde su perspectiva, se dio cuenta de que aquella joven tenía sólo medio cuerpo y se arrastraba emitiendo un sonido que le heló la sangre.
“Teke-teke-teke-teke-teke”
De un segundo a otro saltó con fiereza y fuerza inimaginables, sin darle tiempo a reaccionar, el ser saltó sobre Satoshi, que cayó al suelo y ni siquiera alcanzó a pedir auxilio. Una vez encima de él, la chica le rebanó el cuello con un solo corte de sus garras.
Al parecer este incidente fue ocultado por las autoridades. Quienes vieron las imágenes de las cámaras de seguridad de la estación –antes de que presuntamente fueran borradas– sostienen que lo más impresionante, lo más aterrador, era el gesto de odio que inundaba el rostro de aquella criatura infernal.
Una niña convertida en espectro mortal
Pero, ¿quién o qué es el Teke Teke? ¿De dónde salió este tan temido ser?
La suya es una historia muy popular en Japón y se origina a partir de la muerte accidental –que no inocente– de una bella joven acontecida en una estación de trenes. Se trataba de una niña asustadiza, insegura, a quien sus compañeros de escuela solían molestar.
Un día, a la salida de la escuela unos chicos decidieron jugarle una broma pesada: pusieron una cigarra –insecto que suele aparecer en Japón durante el verano– en el hombro de la chica, sin imaginar la fatalidad que estaba por suceder.
