La Habana, 28 ene (PL) Casi 60 años tiene el Premio Casa, uno de los más longevos de Latinoamérica, y todavía hoy mantiene esos anhelos primigenios de abarcar la diversidad cultural de las letras de este continente
Con ese afán, tienen secciones en concurso tan variopintas como las dedicadas a la literatura caribeña en francés o creole o a los estudios sobre las culturas originarias de América, además de las especialidades de ensayo artístico-literario, teatro y cuento.
Esta última recibió una cifra récord de materiales: 221 textos. Asimismo, en esta edición 57 hay más de 400 obras en concurso y según criterios del jurado, tomar decisiones ha sido difícil.
Los ganadores se conocerán finalmente en la tarde de este viernes y ya están listas cámaras y micrófonos para no perder ni un detalle de esos esperados lauros, con frecuencia anual.
Según el poeta y ensayista mexicano Natalio Hernández, Cuba marcó un momento histórico importante al fundar Casa de las Américas, una institución que dio cobijo a las naciones del área.
Por segunda ocasión, Hernández -fundador de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas de México- forma parte de los jueces en la sección estudios sobre las culturas originarias.
Casa de las Américas fue pionera en abrir las puertas a los defensores de ese tipo de escritura, destacó.
La evaluación de estudios sobre las culturas originarias posibilita un nuevo reconocimiento de la intelectualidad latinoamericana, apuntó la investigadora chilena Claudia Zapata.
Otro de los espacios más seguidos en las jornadas de los Premios Casa fueron los dedicados a la producción caribeña, tan olvidada por las grandes editoriales e, incluso, incomprendida y poco estudiada en su diversidad.
La profesora e investigadora venezolana Aura Marina Boadas situó a Casa de las Américas como punto de referencia en la divulgación de autores francófonos de la región antillana, en contraposición al sesgo académico impuesto sobre la historia y tradiciones de esta área.
Pese a la cercanía relativa de los países caribeños, suele predominar un desconocimiento sobre la creación literaria entre los propios países de la zona, coincidieron los especialistas.
El certamen también permitió tomarle el pulso a las realizaciones de estos tiempos, con paneles dedicados a las producciones de las culturas originarias, la dramaturgia latinoamericana, la escritura caribeña, la narración contemporánea, entre otros.
Como ya es tradición, las jornadas -del 18 al 28 de enero- se dividieron entre la surcentral provincia de Cienfuegos, donde sesionó el jurado, y la capital cubana.
En el contexto del premio, Casa de las Américas organizó diversos homenajes, entre ellos la exposición Los mundo de Quino, dedicada al destacado caricaturista hispano-argentino Joaquín Salvador Lavado.
También recibió la visita del expresidente y senador uruguayo José «Pepe» Mujica, cuya intervención en la Sala Che Guevara califica como uno de los sucesos más relevantes del año para la institución, a juicio de los organizadores de la cita.
Según dijo Mujica, la cultura debería revestirse en la actualidad de un espíritu contestatario y liberador, en contraposición a lo que denominó «cultura retardataria».
Y ese es precisamente el afán que guía a Casa de las Américas desde su fundación el 28 de abril de 1959.
Mientras, intenta mantenerse fiel a aquellas ansias originarias de su premio literario, cuando grandes como Miguel Ángel Asturias, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier y Julio Cortázar dedicaban días y noches a leer las obras en concurso.
