Muerto Trujillo, la persecución a sus ajusticiadores fue despiadada

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Le llaman los «Héroes del 30 de mayo«, y 63 años después de que lograron su objetivo patriótico, poner fin a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, siguen vivos los recuerdos de las persecuciones, torturas y asesinatos que enfrentaron.

Una vez fracasada la parte política del complot, los conjurados se sabían condenados a muerte.

La madrugada del 31 de mayo, a Pedro Livio Cedeño, quien había sido herido accidentalmente por sus compañeros durante la refriega con Trujillo y su chofer, lo detuvieron y torturaron en la madrugada en la Clínica Internacional. Fue golpeado salvajemente procurando que delatara a quienes le acompañaron en el ajusticiamiento hasta asesinarlo en la Hacienda María.

El teniente Amado García Guerrero tenía entrenamiento militar, vendió cara su vida. Desde su refugio, la casa de un familiar en las cercanías de donde estaba en ese entonces La Voz Dominicana, hoy Radiotelevisión Dominicana, el 2 de junio recibió a tiro limpio a sus verdugos.

Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza deambulaban por Santo Domingo varios días hasta que el 4 de junio fueron descubiertos por una patrulla del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) en las inmediaciones del parque Independencia. Una tarja en el inicio de la avenida Bolívar señala el lugar donde se batieron valientemente contra enemigos superiores en número y armamento.

Antonio Imbert Barreras y Luis Amiama Tió encontraron lugar seguro hasta que abandonaron el país los remanentes de la dictadura, meses después.

Escaparon milagrosamente pese a que el SIM (Servicio de Inteligencia Militar) y las fuerzas represivas realizaron operativos de seguridad en su búsqueda por donde estaban escondidos.

Asesinato en la Hacienda María

El 18 de noviembre de 1961 fueron torturados y abatidos en la Hacienda María, el lugar al que se dirigía Trujillo cuando cayó fulminado por las balas, varios de sus ajusticiadores: Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Huáscar Tejeda Pimentel, Roberto Pastoriza Néret, Luis Manuel Cáceres Michel y Modesto Díaz Quezada.

La noche del magnicidio

La suerte de los héroes quedó truncada desde el momento de tiranicidio, ocurrido el 30 de mayo de 1961, cuando transitaba, en solitario, por la avenida George Washington (hoy avenida 30 de mayo), en su Sedán «Chevrolet», sin escoltas, acompañado de su chofer en dirección a San Cristóbal. Iba a encontrarse con una amante e, inusualmente, no iba con escoltas.

El atentado contó con la participación directa de un grupo de jóvenes: Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barreras, Huáscar Tejeda Pimentel, Juan Tomás Díaz, Luis Amiama Tió, Luis Manuel Cáceres Michel, Miguel Ángel Báez Díaz, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pastoriza y Salvador Estrella Sadhalá.

El historiador Juan Daniel Balcácer recuerda que en el escenario quedaron evidencias de quienes eran los que actuaron: «El hecho de que el chofer Zacarías de la Cruz quedara vivo, y que una pistola y un vehículo propiedad de los héroes que fueron encontrados en el escenario del hecho posibilitó que fueran identificados, y se desatara la persecución y el asesinato de la mayoría de ellos», una responsabilidad que, dijo, asumió el hijo del dictador, Ramfis Trujillo.

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