¿Qué son las grasas trans?

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Están presentes en muchos de esos alimentos a los que nos cuesta renunciar como helados, batidos, galletas o bollería industrial. Varios especialistas explican los perjuicios de las grasas trans para la salud.

Existen distintos tipos de grasas en los alimentos: monoinsaturadas, poliinsaturadas, saturadas y trans o hidrogenadas. Las monoinsaturadas están presentes en el aceite de oliva, en el aguacate y en muchos frutos secos.

“Las poliinsaturadas están constituidas básicamente por los ácidos grasos omega 3 y 6”, detalla José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón.

Los ácidos grasos omega 3 se encuentran en los denominados pescados azules, como la caballa, el salmón o la sardina, entre otros. Los omega 6, por su parte, se hallan en varios aceites vegetales como el de girasol y el de soja. Todas ellas se consideran grasas saludables.

FUENTES DE TRANS: LA NATURAL Y LA INDUSTRIAL.

Las grasas saturadas están presentes en alimentos de origen animal, pero también en los aceites de coco y palma. Estas grasas hacen aumentar los niveles de colesterol LDL, conocido coloquialmente como colesterol malo, por lo que consumirlas en exceso puede tener consecuencias negativas sobre la salud cardiovascular.

Por último, las grasas trans o hidrogenadas son las más perjudiciales para la salud. “El primer efecto de los ácidos grasos trans es aumentar los niveles de colesterol total, sobre todo del colesterol LDL (malo), mientras que hacen disminuir el colesterol HDL (bueno)”, detalla José Luis Colomer, cardiólogo del Hospital Vithas Nisa Aguas Vivas, situado en Carcaixent, en la provincia de Valencia (este de España).

El doctor Colomer explica que el colesterol HDL “ejerce una labor de limpieza de las arterias, fundamental para preservar su salud”.

Los especialistas de la Fundación Española del Corazón detallan que hay dos fuentes de ácidos grasos trans: la natural y la artificial o industrial.

La primera proviene de los animales rumiantes como las vacas, ovejas o cabras. “Las bacterias del rumen de estos animales realizan una hidrogenación parcial de una parte de los ácidos grasos oleico (monoinsaturado), linoleico y linolénico (poliinsaturados) que se encuentran en las hojas, tallos y raíces que comen, así como del contenido de los piensos.

Estos ácidos grasos trans se absorben y se incorporan a los músculos y a la leche de los animales. Por esta razón, se encuentran, aunque en pequeña cantidad, en la carne de vaca, cordero y cabrito, así como en la leche entera”, describen.

En este sentido, indican que aproximadamente un 5% del consumo total de ácidos grasos trans provendría de la grasa de rumiantes, a través de la ingesta de productos como la mantequilla, la nata, la leche entera o la carne grasa.

Por otro lado, las grasas trans de origen industrial se crean al hidrogenar parcialmente los aceites vegetales.

“El proceso consiste en añadir hidrógeno a presión en presencia de níquel, un metal que se utiliza como catalizador de la reacción. Si la hidrogenación es total, se forma una grasa saturada. Pero si la hidrogenación es parcial, se produce una mezcla de ácidos grasos saturados, monoinsaturados, poliinsaturados, cis y trans”, detallan los expertos de la Fundación Española del Corazón.

Además, “la bollería industrial, galletas, platos precocinados, snacks, fritos como patatas, maíz y otros aperitivos, junto con los helados, cremas y batidos son los alimentos que contienen mayor cantidad de grasas trans”, destacan estos especialistas.

POR UNA NUTRICIÓN SALUDABLE

En este sentido, aclaran que un consumo mayor de un gramo al día de grasa trans produce un aumento de la rigidez de la arteria carótida. Este mismo efecto se observa con el consumo de grasa saturada, pero en cantidades superiores a 10 gramos al día.

“Es decir, la grasa trans tiene el mismo efecto sobre la pared arterial que la grasa saturada, pero a mucha menor cantidad de consumo”, clarifican.

La industria alimentaria utiliza grasas trans porque “tardan más en enranciarse, soportan mejor las altas temperaturas y, en general, conservan mejor los alimentos”, explican desde Hospitales Vithas.

Del mismo modo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta que las grasas trans de producción industrial están contenidas en grasas vegetales endurecidas como la margarina y el ghee y suelen estar presentes en tentempiés y alimentos horneados o fritos.

“Los fabricantes suelen usarlas porque tienen un tiempo de conservación más largo que otras grasas. Sin embargo, se pueden utilizar alternativas más saludables que no afectan al sabor ni al costo de los alimentos”, asegura el organismo internacional.

La OMS estima que cada año la ingesta de grasas trans causa más de medio millón de muertes por enfermedades cardiovasculares.

Esta entidad ha publicado una guía denominada “Replace” en la que se indican los pasos a seguir para eliminar los ácidos grasos trans de producción industrial del suministro mundial de alimentos.

Entre las recomendaciones recogidas está “el fomento de la sustitución de las grasas trans de producción industrial por grasas y aceites más saludables” o la “aprobación de medidas reguladoras para eliminar las grasas trans de producción industrial”.

La OMS recomienda que la ingesta total de grasas trans se limite a menos del 1% de la ingesta energética total, lo que se traduce en menos de 2,2 gramos al día con una dieta de 2.000 calorías.

“Las dietas ricas en grasas trans aumentan el riesgo de cardiopatía en un 21% y de muerte en un 28%”, subraya esta entidad.

Dinamarca fue el primer país en imponer restricciones a las grasas trans de producción industrial en 2003 y otros lugares han seguido su ejemplo. Uno de ellos es Nueva York, donde en 2008 se prohibió el uso de este tipo de grasa.

“Prohibir las grasas trans en la ciudad de Nueva York ayudó a reducir el número de ataques cardíacos sin cambiar el sabor o el costo de los alimentos, y eliminar su uso en todo el mundo puede salvar millones de vidas. Un enfoque integral del control del tabaco nos ha permitido progresar a nivel mundial en el último decenio más de lo que casi nadie creía posible. Ahora, un enfoque similar con respecto a las grasas trans puede ayudarnos a lograr este tipo de progreso contra las enfermedades cardiovasculares, otra de las principales causas de muerte prevenible en el mundo”, afirmaba Michael R. Bloomberg, embajador mundial de la OMS para las enfermedades no transmisibles y exalcalde de Nueva York.

“El mundo está ahora inmerso en el decenio de las Naciones Unidas de acción sobre la nutrición, un motor para mejorar el acceso a una alimentación y una nutrición saludables. La OMS también está utilizando este hito para colaborar con los gobiernos, la industria alimentaria, el mundo académico y la sociedad civil, con el fin de que los sistemas alimentarios sean más saludables para las generaciones futuras, especialmente mediante la eliminación de las grasas trans de producción industrial”, manifiesta el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

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