Recomiendan no alimentar a las iguanas

Biólogo advierte que es un problema común en todos los iguanarios del país, donde los visitantes no hacen caso a los letreros que prohíben alimentarlas.

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Debido a la depredación que afecta desde hace meses parte de su hábitat, las iguanas de la Reserva Científica Monumento Natural Félix Servio Ducoudray (mejor conocida como Dunas de las Calderas) están saliendo en grandes cantidades a la carretera que atraviesa el área protegida en busca de alimentos que les proporcionan automovilistas y visitantes.

Pero no está bien alimentarlas, explica el biólogo Ernesto Rupp.

“De ninguna manera; lo peor que puede pasar es que uno les dé comida”, dice el investigador y miembro del Grupo Jaragua.

¿Por qué? “Porque la gente les da cualquier cosa, sobre todo comida que no es apta para las iguanas, y porque ellas solo comen hojas y frutos de cactus y ciertos árboles”, responde.  

Algunas son medio mansas y se han acostumbrado a la gente, apunta Rupp, pero no hay que olvidar que se trata de animales salvajes.


La mayor concentración de iguanas en la carretera Máximo Gómez se puede ver aproximadamente a las 3:00 de la tarde. Ubicada en el extremo suroeste de la provincia Peravia, el área protegida de las Dunas de Baní o Dunas de las Calderas abarca unos 20 kilómetros cuadrados. ©Vitelio Mejía


Si la gente les echa arroz cocido, galletitas o alimentos para perros y gatos, podrían ocurrir dos cosas, sigue Rupp: por un lado, la comida podría enfermarlas; y por el otro, ellas dejarían de buscar su comida y se dedicarían a “cogerlo fácil”.

“Solo tendrían que salir a la carretera y esperar a que llegue la gente. Son inteligentes, como la misma gente. Si la cosa es más fácil se adaptan y se quedan así y no es la vía correcta, porque son animales salvajes”.

¿Qué pasa con los usuarios que aseguran que lo hacen para no dejarlas morir?

“Las iguanas saben dónde buscar su comida si no hay un desmonte ni una actividad negativa sobre la vegetación de la zona”, sostiene el agrobiólogo.


Las iguanas son vegetarianas. “Algunas son medio mansas y se han acostumbrado a la gente”, dice Rupp, pero alimentarlas puede hacerles más daño que bien. ©Yaniris López/LD
 

Sobre el desmonte en las Dunas de las Calderas denunciado inicialmente hace dos semanas por el obispo Víctor Masalles, Rupp confía en que funcione la vigilancia del Ministerio de Medio Ambiente.

Si es el caso, comenta, deberá haber suficiente comida para las iguanas.

Aunque no conoce el total de área afectada, explica que normalmente las iguanas buscan mejores sitios si ven que allí no hay nada.

Las iguanas endémicas de la isla (Cyclura cornuta y Cyclura ricordi) comen hojas de diferentes especies de árboles. Su favorita es la Alpargata (Consolea moniliformis), dice Rupp, un cactus nativo presente en bosques secos y espinosos.

La población de iguanas de las Dunas de las Calderas corresponde a la especie Cyclura cornuta o iguana rinoceronte.
 


Rupp dice que el cactus llamado “alpargata” les gusta mucho a las iguanas. “Es su comida preferida. La iguana sabe trepar, esquiva de alguna forma las espinas y consigue comida allí arriba”. ©Yaniris López/LD


¿QUÉ RECOMIENDA HACER?

A corto plazo, Rupp aconseja dejar de alimentar a las iguanas porque la comida que se les echa no les sirve.

A largo plazo, recomienda mantener la vigilancia en el área protegida y, de ser necesario, iniciar el proceso de restauración del hábitat.

“Lo ideal es que se recupere solo, pero si no funciona, entonces hay que ayudarlo un poco, siempre en base a lo que había para no cambiar la vegetación original”.
 

El Grupo Jaragua tiene ya experiencia en la restauración de espacios habitados por iguanas, donde han plantado especies que les gustan a estos reptiles de la familia de los iguánidos.
 

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Alimentar a las iguanas es un problema común en todos los iguanarios del país, dice Rupp. En la imagen, una Cyclura ricordi de la isla Cabritos. ©Yaniris López/LD
 

Lo hicieron al sur del lago Enriquillo, donde habitan las dos especies endémicas de la isla. De acuerdo con Rupp, este lugar se puede visitar y el Grupo estaría en las mejores disposiciones de mostrar cómo funciona y cómo lo hicieron.

Expresa que dar de comida a las iguanas es un problema común en todos los iguanarios del país, donde los visitantes no hacen caso a los letreros que prohíben alimentarlas.

“Ojalá que los mismos que vigilan y administran esos iguanarios tengan suficiente conocimiento para no permitir que se les alimente”.

El Grupo Jaragua también imparte cursos al respecto, es decir, sobre la mejor forma de manejar los iguanarios y los hábitats naturales de las iguanas.

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