Valdez Albizu: Semblanza de un estadista

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Héctor M. Valdez Albizu es un caso único en el mundo de la política y la vida pública dominicana. Aunque no ha sido militante de partido, excepto en la primera juventud, ha servido con eficiencia a tres administraciones diferentes como gobernador del Banco Central.

Conocí a Valdez Albizu al iniciar ambos, junto a la gallada de la capital, el año lectivo 1960-1961, en el liceo llamado La Normal, que se le puso el nombre de Trujillo hasta la caída de su largo régimen en 1961, un momento en el cual el plantel fue cerrado, como la mayoría de las escuelas.

Cuando entraron a La Normal  los estudiantes que provenían mayormente del Distrito Nacional, encontraron un establecimiento con formidable equipo de profesores, un auditórium grande con butacas cómodas de madera, un tablado con su piano de media cola y un laboratorio de química y física.

Fue fácil entablar relación con Valdez Albizu, como se identificaban los estudiantes por sus apellidos, porque era un joven agradable, sonriente y siempre en su lugar. Fue un buen estudiante que iba al liceo con el uniforme de caqui bien planchado, notación de su clase social.

El padre de Valdez era un médico de su mismo nombre y su madre es Ana Rita Albizu, residentes con sus otros cuatro hermanos, Ramón,  José, Ricardo y Jacobo. Su tío, el sobresaliente oftalmólogo Manuel E. Valdez Guerrero, es una gloria de la medicina por sus conocimientos, humildad y preocupación por los pacientes de bajos recursos.

En las tertulias de los estudiantes de La Normal en el recreo regularmente íbamos al patio donde un señor que tenía una tostadora de sandwiches y una licuadora para jugos. Valdez Albizu siempre pagaba la cuenta de los sabrosos emparedados de mortadela y queso.

Tras ocurrir los sucesos de mayo de 1961, el año escolar se vio interrumpido y Valdez Albizu fue inscrito por sus padres en el Colegio Evangélico Central, que estaba a unos pasos de su casa en la parte baja de San Juan Bosco, colindante con el sector de Gascue.

Al reanudarse el año escolar, que los normalistas perdimos, notamos que el compañero, como otros amigos de las provincias no volvieron al liceo. Me apenó no encontrarlo de nuevo, no solamente por la camaradería, sino porque era el “paganini”.

Estudios en la UASD
Al terminar su bachillerato, Valdez Albizu se matriculó en la Facultad de Finanzas, donde se graduó como licenciado en Economía en 1971. Comenzó a laborar en el Banco Central en 1970 como Asistente Técnico en el Departamento de Estudios Económicos.

Subsecuentemente el economista llegó a ocupar los puestos de director de ese departamento, subgerente de política monetaria y cambiaria, asesor de la Junta Monetaria, representante del BC ante el  consejo de administración del Banco de Reservas y subgerente general.

Se dice que el presidente de la época, Joaquín Balaguer buscaba en 1993 a un economista de talla y honradez, ya que si bien había denunciado que durante su primer régimen de 1966 se habían hecho 300 millonarios, quería proteger la condición del Banreservas, por lo que lo designó administrador.

En agosto de 1994 el doctor Balaguer lo designó gobernador del Banco Central, en sustitución del doctor Diógenes Fernández, quien había desempeñado el puesto desde 1963 al 1976. Valdez Albizu permaneció en el cargo hasta agosto del año 2000.

En agosto del 2004 fue nombrado nuevamente en la Gobernación por el presidente Leonel Fernández y ratificado en los años 2006, 2008 y 2010 y reconfirmado en los años 2012, 2014 y 2016, hasta ahora bajo el gobierno del presidente Danilo Medina.

Durante el período de gobierno 2000-2004, cuando ya no estaba en el puesto, se produjeron las quiebras bancarias que causaron enorme daño al país, al sistema y a su reputación internacional. Se dijo entonces, que el presidente del momento, Hipólito Mejía había lamentado en privado haberlo relevado.

Valdez, el estadista
Al gobernador no se le puede quitar su condición de estadista, quien ha servido con honradez las posiciones, ha hecho avanzar las instituciones con el apoyo de los mejores técnicos que el mismo banco ha preparado y enviado al exterior a especializarse.

Valdez Albizu ha tenido una vida apacible, sin sobresaltos ni grandes tribulaciones familiares, excepto el fallecimiento a destiempo de su hermano Ramón, médico muy apreciado del hospital Gautier. Del economista se diría, como la canción norteamericana que ha “caminado por el lado soleado de la calle”, junto a su esposa Fior y su hijo Héctor Manuel.

Muchos logros pueden encontrarse en la colección de libros y obras de arte compilados en La Cronología 1947-2017, editada con escrupuloso empeño por el presidente del Comité de Publicaciones, director de Cultura y reputado intelectual, José Alcántara Almánzar.

Los críticos por su larga gestión en la administración pública (Banreservas y Bancentral), han sido pichicatos al escamotear sus logros. Cuando llegó al Banreservas desapareció la frase “buena presencia” para los recursos humanos. Administró la institución con pulcritud y sin los inventos de cambiar la imagen.

Valdez Albizu fortaleció en el BC el mandato del decreto que en 1956 dispuso el Plan de Retiro y Pago en caso de Muerte, instituido a favor de su personal. Los salarios de los funcionarios, empleados de los trabajadores fueron mejorados aunque los del resto del país se han mantenido rezagados.

Fiel a la filosofía que sostuvo en la juventud de que había que aliviar la condición de la gente, propuso diversas maneras de hacerlo, ya que el país ha ido en crecimiento al punto de que el presente año lo tendrá en 5%. Al pedir aumentos salariales, ha dicho que la riqueza debe “derramarse” hacia todo el pueblo.

Si se le hubiese puesto caso plenamente, el país habría evitado la vergüenza de que todavía en los grandes supermercados que han crecido como hongos al ritmo de la riqueza nacional, los empacadores no reciban salarios, sino propinas. Han quedado igual en el siglo XXI a los paisanos de la China Comunista de Mao, quienes obtenían por una jornada de trabajo, un plato de sopa de pollo y un pozuelo de arroz.

Al gobernador lo acusan de tener un salario alto ($1,000,000 mensual), igual o menor que los que reciben presidentes de bancos comerciales, y ajustado a los estándares que fijan los organismos internacionales. No se cuenta la larga carrera como administrador del Banreservas y la del Banco Central en los tres gobiernos mencionados. Los logros macroeconómicos aquí no se han tocado.

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