El 3 de mayo es el Día Mundial de la Libertad de Prensa. En el último año ese ejercicio se ha visto empañado en la República Dominicana, según la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
La libertad de prensa y de expresión no es exclusiva de los periodistas. De acuerdo con la Declaración de Chapultepec de 1994, toda persona tiene el derecho a buscar y recibir información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos derechos.
¿Qué es la libertad de prensa? Está relacionada con el derecho a la libertad de expresión y acceso a la información, recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU. Restringirla es atentar contra este derecho fundamental.
Hoy, 3 de mayo, se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa, fijado en 1993 por la Asamblea General de Naciones Unidas, para que coincidiera con la Declaración de Windhoek, de 1991, otra iniciativa de la Unesco en la que representantes de medios africanos habían llamado a defender una prensa independiente, pluralista y libre, y a proteger a los periodistas en el ejercicio de su profesión.
Desde entonces, cada 3 de mayo, la Unesco celebra la Conferencia Internacional de la Libertad de Prensa, un espacio en el que periodistas, autoridades y miembros de la sociedad civil debaten sobre los desafíos que enfrenta el periodismo. Este año está dedicado al impacto de la era digital. Además, desde 1997, la Unesco entrega el Premio Mundial a la Libertad de Prensa, que reconoce a medios o periodistas por su defensa.
Cada año, Reporteros sin Fronteras mide la libertad de prensa en 180 países y territorios, clasificando su situación de buena a muy grave. A través de encuestas y datos cuantitativos, la organización de origen francés evalúa la independencia de los medios, el pluralismo informativo, la calidad del marco legislativo y la seguridad de los periodistas. En 2021, los países con más libertad de prensa fueron Noruega, líder durante cinco años seguidos, y sus vecinos Finlandia y Suecia; mientras, los regímenes de Eritrea, Corea del Norte y Turkmenistán llevan años siendo los peores para los periodistas.