De acuerdo con el Libro del Génesis (36:31), Edom fue el estado que existió «… antes de que cualquier rey israelita reinara», por lo que, según los textos sagrados el reino edomita se estableció con anterioridad al siglo X a. C. Sin embargo, los registros arqueológicos siempre han llevado a varias interpretaciones, que en ocasiones han resultado hasta contradictorias.
Ahora, una nueva investigación concluye que la Biblia tenía razón frente a los historiadores que mantienen que este estado centralizado solo existió mucho después.
Un equipo de científicos y arqueólogos, dirigido por Erez Ben-Yosef del Departamento de Arqueología y Culturas del Oriente Próximo Antiguo de TAU (Universidad de Tel Aviv), y Tom Levy de la Universidad de California, San Diego, ha analizado los montones de escorias que dejaron las minas de cobre, con gran relevancia en el sur de Jordania e Israel, en el desierto de Aravá. El metal, usado en la antigüedad para producir herramientas y armas, era el recurso más valioso en el Oriente Próximo.
Clave de la Edad del Hierro, la producción de cobre es un proceso complejo, que requiere diferentes etapas y niveles de experiencia. Los especialistas han descubierto indicios de que diferentes minas repartidas por la citada región lograron los mismos avances tecnológicos en las técnicas de fundición al mismo tiempo (siglo XI a. C., antes de la era de Salomón), por lo que es probable que todas ellas fueran administradas por una autoridad central.
Estos especialistas señalan que esa autoridad sólo podía ser la del estado de Edom, tal y como la Biblia establece. Según sus textos, los edomitas eran los descendientes de Esaú, hijo de Isaac y hermano de Jacob. La palabra «Edom» significa rojo en hebreo que podría tener que ver con que, según la tradición, Esau era pelirrojo, pero también por el color que caracteriza a los paisajes de esa tierra (como la ciudad jordana de Petra).
«Salto tecnológico»
Esa tonalidad también viene por los depósitos de cobre, que ha sido explotado en la región durante milenios y, en especial, cuando la zona estuvo bajo dominio egipcio. La campaña militar del faraón Shoshenq I (el «Shishak» bíblico) saqueó Jerusalén en el siglo X a. C. Sin embargo, de acuerdo con el periódico The Times, esta nueva investigación indica que la intervención de Egipto en la tierra de Edom no estuvo acompañada de destrucción. Antes al contrario, desencadenó un «salto tecnológico» que incluyó una producción y comercio de cobre más eficientes.
Los análisis de Ben-Yosef sobre la escoria de cobre, el desperdicio de la extracción de este metal por fundición, así lo indican, ya que muestran un claro descenso en la cantidad, lo que muestra que la producción se volvió más eficiente justo cuando los egipcios entraron en la región. «Los edomitas desarrollaron protocolos de trabajo precisos que les permitieron producir una gran cantidad de cobre con un mínimo de energía», ha señalado este especialista.
Este estudio apunta a que esa mejora fue introducida por Egipto: «Como consumidor de cobre importado, tenía un interés en racionalizar la industria. Parece que fueron un catalizador de innovaciones tecnológicas en toda la región», ha aseverado este investigador.
Los faraones se retiraron de Edom alrededor de 1140 a. C. Sin embargo, la fundición de cobre continuó, y este estudio, publicado en Plos One, continuó utilizando la tecnología egipcia después y gradualmente mejoraron su rendimiento.
Para sorpresa de los investigadores, esas mejoras se produjeron simultáneamente en todas partes de la región, incluidos los dos principales centros de producción, a 60 millas de distancia el uno del otro, en las minas de Timna y Faynan.
Esta sincronía sugiere que ya existía un cuerpo político general en la región en este momento. «Nuestros nuevos hallazgos contradicen la opinión de muchos arqueólogos de que el Aravá estaba poblado por una alianza suelta de tribus, y son consistentes con la historia bíblica de que aquí había un reino edomita», concluye el profesor Ben-Yosef. «Una floreciente industria del cobre en Aravá solo puede atribuirse a una política centralizada y jerárquica, y esto podría ajustarse a la descripción bíblica de Edom».
Controversia
Israel Finkelstein, profesor de arqueología de la Universidad de Tel Aviv que no formó parte del equipo, ha disputado algunas de las conclusiones de esta investigación. The Times recoge que este especialista insiste en que lo que está demostrado es que los residentes de Edom en ese momento eran nómadas, y solo se consolidaron en un reino mucho más tarde. Como estado aparece en los registros del imperio asirio alrededor del año 800 a. C.