Al decirle que la gente se habría emocionado de cualquier modo por cosas como esas, Murphy respondió con una sonrisa: “No quería saIir allá afuera y que la última cinta en la que me hayan visto fuera ‘Mr. Church’”.
Y “Dolemite Is My Name”, afortunadamente, no es “Mr. Church”. Dirigida por Craig Brewer (“Hustler and Flow”), es una oda al cine de aficionados y a Moore, que a fuerza de trabajo se abrió camino en una industria cinematográfica que no le daba cabida a los afroamericanos. Murphy lo llama “el padrino que hizo de una chispa una llama”.
Murphy intentó llevar esta historia a la pantalla tras conocer a Moore, quien murió pocos años después, en el 2008.
“Entonces no existía Netflix. Era una locura lo que estábamos tratando de hacer”, dijo Murphy antes de imitar la voz de un productor incrédulo: “¿Una cinta biográfica sobre Rudy Ray Moore? ¿Y acabas de hacer ‘Pluto Nash’? No sé si podamos conseguir financiamiento”.
Para escribirla, Murphy recurrió a Larry Karaszewski y Scott Alexander, los guionistas detrás de otro retrato afectuoso de un cineasta luchador cuyo entusiasmo superaba sus capacidades artísticas: “Ed Wood”. Cuando entraron a la reunión, Murphy estaba recitando diálogos de la película de 1994.
Pero no lograron hacer el filme y con el pasar de los años “sentimos que todo esto nos había pasado por encima”, dijo Karaszewski. Otros planes para un remake de “Dolemite” o una cinta biográfica sobre Moore circularon por Hollywood, pero no se concretaron. El proyecto se reanudó, dijeron los guionistas, tras su éxito con la miniserie “The People v. O.J. Simpson”. Con un nuevo capital a su disposición, le preguntaron a Murphy si aún quería hacerlo.
“Eddie no había hecho una película en un tiempo, pero siempre sentimos que esta no podría existir a menos que él hiciera de Rudy Ray Moore”, dijo Karaszewski. “Es lo que lo hacía emocionante”.
Murphy adoraba desde hacía años a Moore. Sus películas, que Murphy llama “cintas porreras”, eran “lo mejor que podías ver cuando fumabas”. “Dolemite Is My Name” captura a Moore armando a su extravagante personaje paso a paso, una transformación familiar para el apacible Murphy.
“Yo no me parezco en nada a mis personajes… Lo que más me gusta hacer es estar con mi familia, sentado en el sofá, tocando guitarra”, dijo. “Incluso cuando estoy haciendo stand-up comedy, todo viene de pequeños fragmentos de cosas que realmente he dicho, pero una vez que lo uno todo en una estructura y salgo vestido en un traje de cuero, no soy ese tipo”.
Murphy se ríe y recalca: “Yo no soy ese tipo en el traje de cuero”.
Murphy se conecta con Moore de otra manera. Considera a sus primeros personajes casi como héroes del blaxploitation de la vida real, sólo que sin el kung fu de Dolemite.
“Yo fui el primer actor afroestadounidense en obtener papeles con los que asumí el control en el mundo blanco. Entrar al mundo de los blancos y tomar control, y ser chistoso también”, dijo Murphy en referencia a filmes como “48 Hours”, “Trading Places” (“De mendigo a millonario”) y “Beverly Hills Cop”. “No lo planifiqué. Cuando llegué al plató de ‘48 Hours’ tenía 20 años. Sólo pensaba: cualquier cosa que se me presente, la haré”.
Pero “Dolemite Is My Name” logró algo que nada más pudo: poner a Murphy de vuelta en el escenario. Para filmar escenas de Moore actuando en pequeños clubes de comedia, Murphy se encontró de nuevo frente a un micrófono, contando chistes e improvisando.
“Él se fue y yo miré al público y dije, ‘¿Se dan cuenta de lo que acaba de pasar? ¡No creo que él haya hecho eso en años! ¡Décadas!’”, dijo Brewer, quien también está dirigiendo “Coming 2 America”. Alexander vio a los extras sentados en el club ficticio y pensó: “les están pagando para ver a Eddie Murphy haciendo stand-up en una sala de 40 butacas. Qué trabajo más bueno”.
Murphy dijo que lo que le hizo renunciar al stand-up comedy en principio fue una creciente presión externa. En 1996, en medio de protestas en San Francisco por los insultos gay que incluyó en sus actuaciones en la década de 1980, Murphy emitió un comunicado disculpándose por sus chistes sobre el sida.
“No estaba sintiendo el efecto que solía sentir de esto. Empecé a sentir presión. La gente tenía una expectativa”, dijo Murphy. “Mucho de eso era polémico. Me hacían piquetes. Empezaron a estar en mis presentaciones. Si yo decía algo salía en el periódico. Yo sólo quería contar unos chistes. Ellos estaban leyendo demasiado entre líneas. Dije, ¿saben qué? ¿Qué tal si sencillamente me voy a hacer ‘Dr. Doolittle’?”
Murphy ha estado grabando en su celular con regularidad ideas de nuevo material. Calcula que ya tiene suficiente para 15 o 20 minutos.
“Ese músculo que siempre aparecía con los chistes, yo nunca dejé de usarlo”, dijo. “En el fondo, soy una persona chistosa. Soy un tipo cómico”.