Constituye para mí un verdadero honor dirigirme nueva vez a la Junta Monetaria, al personal del banco e invitados especiales, en ocasión de la celebración del septuagésimo segundo aniversario del Banco Central de la República Dominicana, institución creada un día como hoy del año 1947, como el ente emisor de la moneda nacional y ejecutor de las políticas monetaria, cambiaria y financiera.
Luego de una amplia historia de 72 años de vida institucional, hoy podemos afirmar con toda certeza que contamos con un banco central moderno, transparente y con un alto nivel de credibilidad, comprometido con la estabilidad macroeconómica y el crecimiento sostenido. Estos logros le han hecho merecedor de numerosos reconocimientos que han cimentado su prestigio, tanto en el escenario económico nacional como internacional, lo que debe ser motivo de profundo orgullo para toda la familia bancentraliana y el país.
Debo expresarles con toda humildad, la gran satisfacción que siento por el camino recorrido por la institución en estos 22 años que he tenido la oportunidad de ejercer el cargo de gobernador. En especial, quiero manifestar mi gratitud al excelentísimo señor presidente de la República, Lic. Danilo Medina Sánchez, por su confianza y por el apoyo incondicional que siempre ha brindado al banco central, lo que le ha permitido desempeñar sus funciones con autonomía e independencia, cumpliendo con lo establecido en la Constitución de la República y la Ley Monetaria y Financiera.
Sin lugar a dudas, el respaldo recibido de los honorables miembros de la Junta Monetaria ha sido determinante para poder cumplir con el objetivo de estabilidad de precios y el buen funcionamiento y seguridad de los sistemas financiero y de pagos. Igualmente, nos sentimos afortunados de contar con un equipo de funcionarios y empleados, de alta formación académica, con elevado nivel ético y profesional, comprometidos con la excelencia y los valores institucionales que nos identifican.
Les confieso mis queridos amigos en lo personal que, es la guía constante de Dios, quien todo lo puede, y el apoyo incondicional y la comprensión de mi amada esposa Fior, mi querido hijo Héctor Manuel, mi adorada madre y mis hermanos, lo que me impulsa cada día a cumplir mis labores con el entusiasmo y la pasión de siempre, sacrificando un precioso tiempo de familia.
Permítanme, como es costumbre en cada comparecencia en ocasión del aniversario, presentarles una visión del panorama internacional y los principales resultados de la economía dominicana en el período enero – septiembre, así como las perspectivas para el cierre del año.
Recién acabo de regresar de las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial de 2019, celebradas en la ciudad de Washington, DC. En estas reuniones, se discutió ampliamente el reto que enfrentan las economías, tanto las más avanzadas como las emergentes, ante un panorama económico internacional complejo, convulso y con un alto nivel de incertidumbre. De manera particular, las disputas comerciales entre Estados Unidos y China, la inminente salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) y las tensiones geopolíticas en varias regiones del mundo, han provocado una ralentización del comercio internacional y una desaceleración del crecimiento global.
Como expresara la nueva Directora-Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en la sesión plenaria del referido evento, “se observa una desaceleración en casi el 90.0 % del mundo, proyectándose un crecimiento de 3.0 % en la economía mundial para 2019, la tasa más baja desde comienzos de la década”.
En sus pronósticos para las economías industrializadas, el FMI estima un crecimiento de 2.4 % para Estados Unidos de América en 2019, lo que significa una desaceleración con respecto al 2.9% alcanzado en 2018, producto de una moderación en el consumo y la inversión como consecuencia de la guerra comercial con China y de la desaparición del impulso fiscal proveniente de la reforma impositiva de la Administración Trump. Asimismo, la Zona Euro crecería apenas 1.2 % en este año, como resultado de una demanda externa débil y de una menor producción del sector industrial en países como Alemania, Italia, entre otros.
En lo referente a las economías emergentes, el FMI espera un crecimiento de 3.9 % para 2019, una desaceleración con respecto al 4.5 % alcanzado en 2018. Esta reducción del crecimiento está explicada por un menor dinamismo en las economías grandes, principalmente China e India, que luego de haber alcanzado crecimientos promedio superiores a 7.0 % entre 2013 y 2018, registrarían expansiones en torno a 6.1 % en el presente año. Para América Latina y el Caribe, las proyecciones son menos alentadoras, estimándose un crecimiento de 0.2 % en 2019 por la debilidad en las dos economías de mayor tamaño de la región, Brasil y México, que crecerían menos de 1.0 %, y por recesiones en países como Venezuela, Argentina, Ecuador y Nicaragua.
En este contexto, para contrarrestar el impacto negativo de la incertidumbre internacional y la desaceleración del crecimiento doméstico de los países, la mayoría de los bancos centrales del mundo han iniciado procesos de flexibilización monetaria, a través de reducciones en sus tasas de interés de política monetaria y de programas de provisión de liquidez.
Por ejemplo, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) ha estado proporcionando mayor liquidez al sistema financiero, a través de acuerdos de recompra (repos) y de la compra de bonos del tesoro de corto plazo por unos US$ 60,000 millones mensuales. Asimismo, el Banco Central Europeo está aplicando un programa de provisión de liquidez para la canalización de crédito al sector privado, a la vez que ha retomado la compra de activos de deuda soberana, en esta ocasión por un monto de € 20,000 millones de euros mensuales. En América Latina, en adición a las reducciones de tasas de interés de política en la mayoría de los países, los bancos centrales de Brasil, Chile y Costa Rica han adoptado programas de provisión de liquidez para dinamizar los préstamos al sector privado.
Soy de opinión que, en los tiempos que vivimos, los bancos centrales deben ir más allá de las medidas tradicionales que contienen los libros de texto y la ortodoxia promovida históricamente por los organismos internacionales. En esta nueva realidad, el hacedor de política monetaria debe encontrar formas alternativas de proveer liquidez a la economía, sin poner en riesgo su objetivo de inflación y la estabilidad. Es por eso que, a nivel global, junto a las reducciones de tasas de interés, se vienen implementando medidas de política monetaria no convencionales.
En el caso particular de la República Dominicana, ante un entorno internacional complejo y frente a la moderación de la actividad económica doméstica durante los primeros meses del año, se redujo la tasa de política monetaria en 100 puntos básicos (de 5.50 % en mayo a 4.50 % en la actualidad), a la vez que se aprobaron medidas no convencionales de flexibilización monetaria, particularmente la liberación de recursos del encaje legal por más de RD$ 34 mil millones, para ser canalizados por las entidades de intermediación financiera a los sectores productivos.
Estas medidas han logrado dinamizar el crédito privado en moneda nacional, el cual se ha incrementado en RD$ 55,586.8 millones desde junio a la fecha. De este monto, RD$ 25,197.6 millones equivalentes al 73.3 % del total liberado, corresponden a recursos del encaje legal, mientras RD$ 30,389.2 millones proceden de fondos disponibles para préstamos de las entidades de intermediación financiera. En términos interanuales, el crédito al sector privado en moneda nacional ha crecido en torno al 11.0 % a la fecha.
Permítanme informarles en este momento, estimados amigos y amigas, que cifras preliminares confirman que las medidas de flexibilización monetaria han tenido un efecto positivo en la economía dominicana. En ese sentido, me complace anunciar al país que en el mes de septiembre la actividad económica real registró un crecimiento interanual de 5.1%, luego de haber alcanzado un 4.8% en el mes de agosto. De esta forma, durante los primeros nueve meses del año, el Producto Interno Bruto registró un crecimiento interanual de 4.8% el más alto de América Latina y el Caribe. Como dominicanos, debemos sentirnos orgullosos de mantener nuestra posición como economía líder de la región, a pesar del entorno adverso que enfrentamos.
En este comportamiento, las actividades de mayor incidencia durante los primeros nueve meses del año fueron: Servicios Financieros (8.8 %), Construcción (8.5 %), Energía y Agua (7.9 %), Otras Actividades de Servicios (6.9 %), Transporte (5.2 %), Actividades Inmobiliarias (5.0 %) y Agropecuaria (4.2 %).
En cuanto a la actividad Hoteles, Bares y Restaurantes es preciso destacar que no obstante las dificultades por las que ha atravesado el turismo, como resultado de una campaña mediática negativa en medios internacionales sobre República Dominicana, la misma registró un crecimiento interanual positivo de 1.0% en enero-septiembre de 2019.
Pienso que es importante reconocer que nada estructural ha cambiado en el turismo y que el país mantiene su atractivo como uno de los principales destinos de América Latina. Por esta razón, es de esperarse que en el corto plazo el turismo recupere el dinamismo de los últimos años. De hecho, los efectos de la campaña mediática internacional sobre el turismo han comenzado a ceder, proceso que deberá acelerarse luego de que el Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos (FBI) confirmara la versión de las autoridades dominicanas de que los decesos que originaron la difusión de información negativa correspondieron a causas naturales.
Un aspecto importante a destacar es que la reacción positiva de la economía a las medidas monetarias se ha dado en un contexto de estabilidad de precios. En efecto, la inflación acumulada al mes de septiembre alcanzó 2.38 % y la inflación interanual se situó en 2.02 %, manteniéndose por debajo del límite inferior del rango meta de 4.0 % ± 1.0 %, establecido en el Programa Monetario. No podemos dejar de mencionar que la estabilidad de precios se ha mantenido a pesar de que la sequía que ha afectado al país provocó una mayor inflación de alimentos, la cual fue compensada parcialmente por la caída interanual de precios en los sectores de transporte y viviendas.
En cuanto al mercado laboral, las últimas cifras disponibles de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo reflejan en promedio unos 156,500 nuevos ocupados netos entre abril-junio 2018 y abril-junio 2019, por lo que en los siete años transcurridos desde octubre de 2012 a junio 2019 se han acumulado 831,725 empleos adicionales. Un punto a destacar en las cifras del mercado laboral es que, la tasa global de participación, es decir, la cantidad de personas en edad de trabajar que se encuentra ocupada, se ubicó en 65.2% en abril-junio de 2019, un máximo histórico para este indicador.
En este mismo sentido, el promedio anualizado de la tasa de desocupación abierta, es decir, aquella que incluye a las personas de 15 años de edad y más, que se encuentran buscando activamente trabajo, se ubicó en 5.9%, por debajo del promedio de los países de América Latina y el Caribe, según las últimas cifras disponibles de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Más allá de sus efectos en el mercado laboral, el crecimiento económico también ha contribuido a mejorar otros indicadores sociales como la pobreza y la desigualdad. Como se ha afirmado en otros foros, la pobreza monetaria bajó de 39.7 % en el año 2012 a 22.8 % al cierre de 2018, esto significa que aproximadamente un millón y medio de dominicanos lograron superar el umbral de la pobreza en seis años. Dentro de este comportamiento de la pobreza general, resulta importante destacar que la proporción de pobreza extrema o indigencia descendió de 9.9 % a 2.9% durante ese mismo período, unos seiscientos cincuenta mil indigentes menos, lo que representa un logro extraordinario.
Asimismo, se ha observado una disminución gradual de la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, el cual pasó de 0.487 en 2012 a 0.439 el pasado año, indicando que la economía dominicana se encuentra entre los cuatro países de menor nivel de desigualdad en la región, hecho que fue destacado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su reciente publicación Panorama Social de América Latina edición 2018.
En lo referente a las cuentas externas, nos complace compartir con ustedes que, de acuerdo a cifras preliminares, el déficit de cuenta corriente para el período enero-septiembre fue de apenas US$ 587.6 millones. Es importante destacar que la inversión extranjera directa ascendió a unos US$ 2,040 millones, monto que permitiría financiar casi cuatro veces dicho déficit.
Dentro de la cuenta corriente, las exportaciones totales crecieron 2.9 % interanual, alcanzando US$ 8,429.9 millones al mes de septiembre. Asimismo, las exportaciones nacionales, que representan un 44.1 % de las exportaciones totales, aumentaron 6.1 % en enero – septiembre, destacándose las ventas de minerales, que lograron un crecimiento de 13.2 %, principalmente por las exportaciones de oro debido a los mejores precios internacionales.
En cuanto al turismo, el país recibió cerca de 5 millones de visitantes en enero-septiembre de 2019, lo que significó ingresos por US$ 5,767.2 millones en el período, una ligera disminución de 0.8 % con respecto a igual periodo del año anterior. El menor desempeño del turismo fue compensando en gran medida por las remesas, las cuales crecieron 8.8 % interanual, unos US$ 426.6 millones adicionales a los registrados a septiembre del pasado año.
Al 18 de octubre, las reservas internacionales ascendieron a US$ 7,668.6 millones, equivalentes a 4.2 meses de importaciones de bienes y servicios, excluyendo las zonas francas. Un logro indiscutible es que el país ha fortalecido su posición de reservas internacionales sin poner en riesgo la estabilidad relativa del tipo de cambio. En ese sentido, en el presente año, a pesar de los efectos que sobre el mercado cambiario han tenido el escenario internacional adverso y el entorno doméstico caracterizado por la incertidumbre propia del proceso electoral, la depreciación acumulada se mantuvo por debajo del promedio de América Latina, alcanzando 4.9 %.
Estoy consciente de que los movimientos recientes en el mercado cambiario han generado aprensión en algunos sectores de la sociedad. Los que me conocen saben que tengo un compromiso innegociable con la estabilidad cambiaria y que estas situaciones que se han presentado, producto de la incertidumbre política como señalé anteriormente, serán enfrentadas y resueltas de manera contundente.
En apoyo a la actividad económica, contamos con un sistema financiero que se destaca por su liquidez, solvencia y rentabilidad, así como el bajo nivel de riesgo de su cartera de créditos. Según la Superintendencia de Bancos, a agosto 2019, el coeficiente de solvencia fue de 18.15 %, superior al coeficiente mínimo de 10.0 % requerido legalmente. Asimismo, a septiembre 2019, las utilidades de los intermediarios financieros alcanzaron RD$ 26,691.0 millones, para una rentabilidad sobre el patrimonio promedio (ROE) de 19.8 % y sobre los activos (ROA) de 2.4%. El índice de morosidad se situó en 1.69 %, con provisiones superiores al 100 por ciento.
En lo referente a los bancos múltiples, que representan el 86.8 % de los activos netos del sistema financiero, la rentabilidad del patrimonio ascendió a 22.4 %. Asimismo, la morosidad de su cartera de créditos fue de 1.63%, con una cobertura de 174.2 % sobre cartera vencida.
En el marco de la regulación del sistema financiero, la Junta Monetaria aprobó la modificación del Reglamento Cambiario, incorporando las disposiciones sobre la Plataforma Electrónica de Negociación de Divisas, administrada por el Banco Central, así como el establecimiento de nuevos límites a la Posición Neta en Moneda Extranjera, con el propósito de contribuir a preservar la estabilidad financiera y cambiaria.
Sobre este particular, nos complace informarles que, desde el pasado lunes 21 de octubre de 2019, los bancos múltiples se encuentran transando sus operaciones dentro de la Plataforma Electrónica de Divisas, dando inicio a la primera etapa del proceso de modernización del mercado cambiario en un ambiente electrónico, de mayor eficiencia y transparencia.
Apreciados amigos, permítanme referirme a algunos temas que en la coyuntura actual son objeto de discusión en los bancos centrales. Específicamente, quiero destacar el rol de estas instituciones en la regulación de las empresas de tecnología financiera, FINTECH, y en la implementación de mecanismos de seguridad informática o ciberseguridad.
En la República Dominicana, con la asistencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estamos elaborando la normativa de las FINTECH para conferir seguridad jurídica a los servicios ofrecidos por estas empresas, que constituyen un mecanismo más ágil de inclusión financiera. En lo relativo al fortalecimiento de la ciberseguridad, en el Banco Central se está instalando un Centro de Respuesta a Incidentes de Seguridad Cibernética (CSIRT), el cual estará interconectado con el sistema bancario con el objetivo de mitigar y fortalecer la capacidad de reacción ante incidentes que pudieran afectar las entidades financieras y demás participantes del Sistema de Pagos.
Otro tema que continúa en el debate en los organismos internacionales, abordado nueva vez en la reunión del FMI, es el llamado a los bancos centrales a un rol más proactivo en la contribución de soluciones para la identificación y atenuación de los impactos del cambio climático, dado los riesgos que podrían presentar a los sistemas financieros y a las actividades productivas de los países.
Sobre este tema, el Gobierno Dominicano inició en el año 2017 un amplio plan de reforestación, orientado a sembrar de árboles las cuencas hidrográficas media y alta de la región sur del país. Dicho plan, liderado por la presidencia y los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, tiene como meta principal intervenir un área de 726,000 tareas. Hasta el momento se ha ejecutado casi un 65.0 % del plan, habiendo sembrado unas 468,500 tareas de árboles frutales y maderables.
Antes de concluir mi intervención, quisiera referirme a las perspectivas de la economía dominicana. Pienso, que a pesar del entorno difícil que nos ha tocado enfrentar en el presente año, lograremos alcanzar las metas que nos hemos trazado. Tomando en consideración los efectos rezagados de la reducción de la tasa de política monetaria y los recursos del encaje legal pendientes por desembolsar, los cuales saldrían más rápidamente a la economía tras la disposición que elimina la sectorización de estos fondos, se espera que la demanda agregada continué reaccionando positivamente, proyectándose un crecimiento cercano al potencial de 5.0 % para el cierre del año.
Ese crecimiento vendría acompañado de una inflación en torno a 3.5 %, dentro del rango meta de 4% ± 1%. Asimismo, la recuperación gradual del turismo, el dinamismo de las exportaciones y de las remesas, permitirían que la cuenta corriente de la balanza de pagos cierre el año con un déficit alrededor de 1.6 % del PIB, muy por debajo de su promedio histórico. Se espera de igual forma que la inversión extranjera directa supere los US$ 2,500.0 millones en 2019.
Estimados amigos, la República Dominicana sin duda alguna ha demostrado una vez más su capacidad de resiliencia ante situaciones difíciles. Es indiscutible que en este proceso la política monetaria ha jugado un rol de primer orden. Como mencionó la Directora-Gerente del FMI en su discurso citado anteriormente, “la desaceleración del crecimiento requiere que la política monetaria siga brindando apoyo. Pero, por sí sola no basta.”
En ese sentido, debo señalar que hemos logrado fortalecer la coordinación de políticas con el Ministerio de Hacienda. En el caso de la recapitalización del Banco Central, hemos firmado un memorándum de entendimiento que ya fue aprobado por la Junta Monetaria, organismo que conocerá en la próxima semana el proyecto de modificación de la ley de recapitalización que posteriormente será remitido al Congreso vía el Poder Ejecutivo. Esta importante reforma estructural contribuirá a un mejor ordenamiento de la política monetaria y las finanzas públicas, así como a la sostenibilidad de la deuda y al crecimiento económico.
Es importante destacar que el crecimiento económico sostenido y el fortalecimiento de los fundamentos macroeconómicos que ha presentado la República Dominicana en los últimos años constituyen la base principal para el desarrollo de los proyectos del sector privado y la atracción de inversión extranjera. En adición, es importante continuar avanzando en la mejoría de la competitividad de los sectores productivos, con el objetivo de incrementar la productividad y el crecimiento. Asimismo, debemos fomentar las alianzas público-privadas (APP) con el fin de aumentar inversiones estratégicas para el desarrollo económico de largo plazo.
Quisiera aprovechar la oportunidad para exhortar a todos los dominicanos y dominicanas, a cuidar con celo la estabilidad económica y social que exhibimos y a aunar esfuerzos para continuar construyendo un mejor país, con igualdad de oportunidades y mayores ingresos para la población más vulnerable. Como señaló el economista francés Thomas Piketty, autor del libro, éxito de ventas internacional, El Capital en el Siglo XXI, “es importante reconocer que la innovación y el crecimiento por sí mismos no son suficientes para moderar la desigualdad de las riquezas”.
Es por esta razón que debemos promover políticas que además de contribuir al crecimiento, permitan reducir la desigualdad en la distribución del ingreso y mejorar el poder adquisitivo en la base de la pirámide social. En todos nosotros está la clave del éxito.
Definitivamente, esta es una nación bendecida por Dios, protegida por la Virgen de la Altagracia. Sigamos apostando con optimismo al futuro de nuestra nación. Muchas gracias.