El número de personas muertas en China por el nuevo coronavirus superó el martes la barrera de los 1.000, después que el presidente Xi Jinping formulara un dramático llamado a adoptar medidas «más fuertes» y «decisivas» para contener la epidemia.
De acuerdo con autoridades sanitarias de la provincia china de Hubei, epicentro de la epidemia, se registraron 103 nuevos decesos en la última jornada y de esa forma el saldo de total de víctimas fatales en el país ascendió a 1.011.
Según ese último saldo, el nuevo coronavirus ya contaminó más de 42.200 personas, en un cuadro que motivó la visita de Xi a un hospital especial en Pekín para acompañar los esfuerzos para contener la propagación de la epidemia.
El máximo mandatario chino visitó las instalaciones sanitarias portando en el rostro una máscara de protección, y en declaraciones a una red de televisión admitió que la situación en la ciudad de Wuhan, en la capital de Hubei, es «muy grave».
«La epidemia en Hubei y en Wuhan es aún muy grave», dijo el mandatario chino, quien formuló un llamado a adoptar «medidas más fuertes y decisivas para contener la fuerza del contagio».
Wuhan una ciudad de casi 11 millones de habitantes, se encuentra de hecho en una gigantesca cuarentena y prácticamente aislada del mundo desde el 23 de enero.
En total, unos 56 millones de personas en toda la provincia de Hubei están impedidas de salir de la región.
Sin embargo, las autoridades son objeto de críticas por tardar en reaccionar a la epidemia y hasta haber sancionado inicialmente a personas por «propagación de rumores».
En el hospital que visitó, Xi se dejó tomar la temperatura con un termómetro electrónico, un gesto que se tornó cotidiano para millones de personas antes de ingresar a espacios públicos.
Posteriormente, Xi conversó con habitantes del barrio donde está instalado el hospital, aunque según pudo verse en imágenes de TV el mandatario y sus interlocutores mantuvieron las máscaras cubriendo parcialmente el rostro.
– La punta del iceberg –
Fuera de China, el nuevo coronavirus ya provocó la muerte de dos personas, una en Filipinas y otra en Hong Kong, y hay unos 320 casos confirmados de contaminación en una treintena de países.
El lunes, el gobierno británico clasificó al nuevo coronavirus como una «amenaza grave e inminente a la salud pública» y anunció cuatro nuevos casos confirmados, elevando a ocho el total en el país.
La clasificación permite al gobierno adoptar medidas excepcionales para evitar la propagación, como mantener por la fuerza en cuarentena a personas bajo sospecha de contaminación.
Y aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que hay señales de que la epidemia se está estabilizando, su director general advirtió que puede haber más casos en el extranjero de personas que nunca han viajado a China.
«Es posible que solo estemos viendo la punta del iceberg», dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Un equipo de expertos internacionales de la OMS, dirigido por Bruce Aylward, un veterano de emergencias sanitarias, partió el domingo por la noche a China.
En China, las medidas sin precedentes adoptadas por el gobierno han convertido las ciudades en pueblos fantasmas.
Pero algunas señales indican este lunes que el país vuelve a un amago de normalidad.
En las carreteras de Pekín y Shanghái hay bastante más tráfico que en los últimos días, aunque muchas tiendas siguen cerradas. La ciudad de Guangzhou (sur) informó que el transporte público se reanudará a partir del lunes.
Quienes regresan al trabajo tienen miedo. «Por supuesto que estamos preocupados», afirma un joven de 25 años apellidado Li en un centro de belleza de Pekín, que reabrió el lunes.
«Cuando entran los clientes, primero les tomamos la temperatura, después usamos desinfectante y les pedimos que se laven las manos», explica.
– Trabajo desde casa –
Sin embargo, decenas de millones de personas de la provincia de Hubei no regresan al trabajo porque, al ser el foco del brote, siguen confinadas.
Y fuera de la provincia en cuarentena, muchas compañías limitan el personal.
El gobierno de Shanghái ha sugerido reducir las concentraciones de personas con horarios de trabajo escalonados, cortar los sistemas de aire acondicionado, evitar las comidas en grupo y respetar una distancia de al menos un metro entre los colegas de trabajo.
La plataforma de comunicación empresarial en línea DingTalk señaló en Weibo la semana pasada que casi 200 millones de personas la estaban usando para el teletrabajo.
Una encuesta realizada por la Cámara de Comercio estadounidense en Shanghái revela que el 60% de sus compañías prevé el teletrabajo.
Los medios de comunicación públicos informaron que el número de pasajeros en el metro de Pekín este lunes es aproximadamente un 50% inferior al de un día normal de trabajo.
Varios centros comerciales en la capital estaban desiertos, y las tiendas vacías o cerradas.
El empleado de un banco de Shanghái contó a la AFP que iba a trabajar media jornada, y que otros irían por la tarde. El resto del día, el personal recibe instrucciones de trabajar desde casa.
«Nos complica el trabajo porque necesitamos acceder a los sistemas en la oficina», comenta.
Otros, como el fabricante de automóviles Toyota, han retrasado la reincorporación laboral una semana más.
Los colegios y universidades de todo el país permanecieron cerrados.