Un estudio realizado por la empresa consultora AGROFORSA para identificar la factibilidad de la producción de vinos de las uvas cultivadas en el valle de Neyba y procesadas en la bodega experimental Plaza Cacique, propiedad de la dirección general de Desarrollo Fronterizo, reveló el “potencial” existente en dicho producto, a través del cual se busca impulsar al sector agrícola de la región Enriquillo.
El trabajo realizado por los consultores Carlos Rivas y Wagner Méndez reveló que en el 2014 la República Dominicana importó más de 112 mil quintales de uvas frescas, unos 11 millones de dólares, así mismo, los dominicanos descorcharon 10 millones de litros de vino, lo que contabilizó unos 31 millones de la moneda norteamericana, igualmente; el estudio resalta que se vendieron más de 15 millones de dólares en mermeladas de frutas, traduciéndose esto a 57 millones, todo equivalente a dos mil 565 millones de pesos en importaciones de uva y sus derivados.
Sin embargo, el estudio se basó en un análisis del cultivo de la uva del valle de Neyba, el procesamiento del vino y algunos de sus derivados, así como su comercialización, tanto de forma doméstica como industrial, poniendo en relieve las causas del por qué dicho producto no ha trascendido las fronteras de la provincia Bahoruco, así como la necesidad de la constitución de una empresa cooperativa que aproveche ese cuantioso mercado de consumidores y que por medio a la misma se cree una marca valorada a nivel nacional e internacional.
El consultor Wagner Méndez, quien elaboró el plan de negocio de la empresa cooperativa, al detallar el balance de ganancias y pérdidas en un período de diez años reveló que la industria tendrá utilidad desde el primer año, la cual aumentará con el desarrollo de otros productos derivados de la vid.
“Este negocio tiene una tasa interna de retorno de un 75%, quién consigue un 75% de rentabilidad en una inversión hoy en día? Si vemos el estado de resultados de ganancias y pérdidas proyectado a 10 años descubrimos que tenemos utilidad desde el primer año, la cual aumenta con el incremento en la venta de vinos y mermeladas, productos que fueron los considerados en el estudio, pero, cuando insertamos otros rubros, como el licor y la sangría, la comercialización se hace más rentable”, señaló el investigador.
Según los consultores, para lograr la industrialización del vino y sus derivados se requiere de la incorporación de una Empresa Cooperativa, , la cual tendría como matriz las instalaciones de la bodega experimental Plaza Cacique, donde actualmente solo se aprovecha el 10% de su capacidad en la elaboración del vino, la misma administrará todo lo relativo al cultivo, procesamiento y comercialización del producto y debe estar compuesta por productores vitivinícolas agrupados en otras cooperativas o asociaciones, así como también, los que procesan el fruto de la vid de manera independiente.
El director general de Desarrollo Fronterizo, Miguel Bejarán, señaló la importancia del estudio realizado y lo calificó como un documento vital para el despegue definitivo del sector vitivinícola.
“Los felicito porque poco a poco los vitivinicultores de Neyba están comprendiendo la importancia que reviste la asociatividad; estar juntos en una estructura que une toda la cadena de valor de la uva. No es posible hoy día hacer ningún negocio si no se está claro que todo el que participa en él tiene que ganar, no hay un solo eslabón de la cadena que pueda sentirse afectado por la labor del otro; porque en el momento en que una de esas uniones se rompe, prácticamente, todo el sector se afecta, por lo que entendemos que la socialización de este estudio es una muestra de que estamos aprendiendo a caminar”, sostuvo el director de la DGDF.
El miembro de la cooperativa La Esperanza, Miguel Ramírez aplaudió los hallazgos del estudio de factibilidad, al tiempo que señaló que parte de los resultados del mismo eran conocidos por el sector, razón por la cual los productores solicitaron a la DGDF que les permitiera administrar la bodega experimental.
“Los productores de uva nunca hemos pedido que nos dé un peso, les solicitamos que nos entreguen la bodega, que nosotros sabemos lo que vamos a hacer. Lo que ha revelado este estudio es lo que siempre hemos planteado; que la bodega sea una empresa, pero que sea un negocio de nosotros, que los productores vamos a tener las acciones y vamos a desarrollar la empresa”. Indicó el productor agrícola.
Ramírez, indicó además, que en la apreciación del vino lo más importante es la variedad del gusto de los consumidores y que los visitantes extranjeros valoran de forma muy positiva la calidad y la variedad del vino criollo.
El consumo de vinos en la República Dominicana es de un 2% y un 3% del total de bebidas alcohólicas, según el GAIN Report 9001RD, del Departamento de Agricultura de Los Estados Unidos, lo que significa que hay un gran potencial de crecimiento en el país, el cual aumenta gracias a sus características favorables a la salud, por lo que los asesores recomiendan la producción de 200 mil botellas para su comercialización.
En la producción de la uva y el vino de Neyba intervienen 254 productores vitivinícolas organizados y aproximadamente 50 independientes, los cuales cultivan unas 2,123 tareas; para la Vendimia del 2014 hubo una producción de 3,845 quintales de uvas, lo que produjo 75,000 botellas de vino y 35,000 frascos de mermelada de 8 onzas, ya que solo el 15% de la producción es usada para el procesamiento de vinos y mermeladas y el 85% para comercializar como uvas de mesa.
Según la pieza, para el 2014 en la República Dominicana, se importó alrededor de 57 millones de dólares en uva de mesa, vinos y mermeladas, mercado que quiere ser aprovechado por los productores vitivinícolas del país.