Descubren 100 nuevos mundos cerca del Sol

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Varios telescopios están rastreando las afueras del sistema solar en busca del Planeta 9, un mundo hipotético cuya presencia se baraja debido al comportamiento de varios objetos transneptunianos, pequeños cuerpos situados más allá de Neptuno. Este Planeta 9 sería una supertierra, con cuatro o cinco masas terrestres, pero no se habría detectado todavía debido a la gran distancia a la que se encuentra del Sol: unas ocho veces más que la separación media entre Neptuno y el Sol.

Una iniciativa de ciencia ciudadana, de nombre « Backyard Worlds: Planet 9», está rastreando una zona del cielo donde podría estar este mundo. Analizan los datos recogidos por varios instrumentos, como el «Wide-field Infrared Survey Explorer» (WISE), en busca de una tenue señal luminosa. Por las características de los instrumentos, estos astrónomos también pueden encontrar mundos fríos, poco brillantes, a una distancia de hasta poco más de cien años luz; es decir, en el patio trasero del Sol, en términos astronómicos.

Representación del Planeta 9, un hipotético mundo situado en las afueras del sistema solar
Representación del Planeta 9, un hipotético mundo situado en las afueras del sistema solar – ESO

Mundos en el patio trasero del Sol

De hecho, hasta ahora han identificado 1.500 candidatos a exoplanetas. Pero esta misma semana, un artículo publicado en « Astrophysical Journal» ha confirmado el descubrimiento de 100 mundos fríos cerca del Sol. Se trata de enanas marrones, planetas gaseosos más masivos que Júpiter pero menos masivos que las estrellas más pequeñas. Su baja temperatura hace que solo sea posible detectarlos en las cercanías de nuestra estrella.

«Estos mundos fríos nos proporcionan la oportunidad de hacer nuevos descubrimientos sobre la formación y las atmósferas de planetas de más allá del sistema solar», ha dicho en un comunicado Aaron Meisner, investigador en el NOIRLab, de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos (NSF). «Esta colección de enanas marrones frías también nos permite estimar con precisión el número de mundos flotando libremente en el espacio interestelar, cerca del Sol».

A diferencia de la mayoría de los otros exoplanetas descubiertos, estos mundos no suelen estar en la órbita de otras estrellas. Pueden formar parejas con otros soles, o bien vagar por el espacio. ¿Cómo es posible esto? Lo cierto es que se suele definir a las enanas marrones como «estrellas fallidas», porque su masa no les permitió mantener hasta el presente reacciones de fusión nuclear, pero que sí las albergaron al principio. Por eso, resulta que en realidad no encajan bien con la definición de planeta ni con la de estrella.

Planetas con «huella dactilar»

Sea como sea, es evidente que su estudio es muy interesante para comprender la diversidad de mundos y estrellas que nos rodea ahí fuera. En este caso, la iniciativa «Backyard Worlds: Planet 9» ha permitido dar con una buena colección de enanas marrones de baja temperatura, un grupo que hasta ahora había sido elusivo. Éstas tienen la peculiaridad de que en teoría podrían albergar nubes de agua.

Los astrónomos estudiaron estos mundos con el instrumento de infrarrojos NIRES (de «Near-Infrared Echellette Spectrometer»), en el Observatorio Keck, en Hawái (Estados Unidos). De esta forma obtuvieron un espectro, o «huella dactilar», con el que estimar su temperatura y su composición de gases. Por último, hicieron más observaciones con el telescopio espacial Spitzer, el Observatorio Mont Megantic y el Observatorio de Las Campanas, para refinar las estimaciones de temperaturas.

La investigación ha sido posible gracias a la iniciativa «Backyard Worlds: Planet 9», una red formada por más de 100.000 aficionados. En este caso, 20 de ellos han sido los responsables de rastrer billones de píxeles en imágenes de telescopios, en busca de sutiles movimientos de enanas marrones y planetas cercanos.

Esta contribución es más relevante de lo que parece, puesto que los sistemas automáticos todavía no pueden desempeñar esta tarea y los astrónomos profesionales carecen de capacidad de hacer todo ese trabajo.

«La carga de trabajar con catálogos de miles de millones de objetos suele ser inabordable para investigadores individuales, incluyendo a la mayoría de los astrónomos profesionales», ha dicho Aaron Meisner. Por eso, los portales abiertos, que le facilitan datos a astrónomos aficionados, son fundamentales para procesar grandes catálogos de objetos. Así es como se pueden detectar hasta mundos en las cercanías del sistema solar.

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