Mossack Fonseca, el estudio de abogados de Panamá que sufrió la filtración de sus documentos, mantuvo negocios con Petropars Limited, una compañía controlada por el régimen iraní que fue sancionada por el Tesoro de Estados Unidos en junio de 2010.
La relación comenzó en 1998, 20 años después de la Revolución iraní, cuando Mossack Fonseca incorporó a la petrolera en las Islas Vírgenes Británicas.
De acuerdo con los informes publicados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), Petropars funcionaba como intermediario entre empresas extranjeras y el Ministerio de Petróleo de Irán.
Con oficinas en Dubai y Londres, la compañía también fue un jugador importante en el desarrollodel multimillonario campo de gas natural South Pars.
Tres años antes de que Mossack Fonseca comenzara a trabajar con Petropars, el presidente norteamericano Bill Clinton, alegando el apoyo del régimen iraní al terrorismo y su búsqueda de armas de destrucción masiva, prohibió la participación de Estados Unidos en el petróleo persa.
El bufete de abogados panameño ayudó a la petrolera iraní a emitir acciones en una compañía de inversión petrolera con sede en Teherán en 1998.
Petropars se mantuvo como cliente de Mossack Fonseca hasta 2010, cuando el estudio con sede en Panamá decidió cortar vínculos con la empresa petrolera tras su inclusión en la lista negra de Estados Unidos.
Correos electrónicos cruzados entre los fundadores de Mossack Fonseca revelan que sus directores veían «peligroso» mantener vínculos con la compañía. «Todo el mundo sabe que hay sanciones de las Naciones Unidas contra Irán y, desde luego, no queremos tener negocios con regímenes y personas de esos lugares», rezaba uno de los mails filtrados.
La empresa renunció como agente registrado de Petropars en octubre de 2010 y culpó a su oficina en Londres por no haber llevado a cabo la «diligencia debida».