Martina Rossi no se suicidó, saltó por el balcón de un sexto piso de un hotel de Mallorca para huir de una violación grupal

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La Justicia italiana condena ahora a dos jóvenes a tres años de prisión por la muerte de la chica de 20 años, ocurrida hace 10 años y que un juzgado español consideró un suicidio

A las 7.05 horas de la mañana del 3 de agosto de 2011 Martina Rossi, una joven italiana de apenas 20 años, se precipitó al vacío desde la sexta planta de un hotel de Palma de Mallorca. Las ambulancias desplaxadas de emergencia nada pudieron hacer por la vida de Martina. Había muerto en el acto.

Martina había llegado a la isla para pasar unos días de vacaciones con dos amigos, Alessandro Albertoni y Luca Vanneschi. Se alojaba con ellos en los apartamentos turísticos Santa Ana, situados en el número 9 de la calle de Gavina, en la localidad mallorquina de Cala Mayor. La Policía española investigó el caso. Fiesta, drogas, excesos. La chica salió al balcón a tomar el aire y, de golpe, cayó. Eso mantuvo la misma mañana del suceso el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional que investigó el caso. No se encontró indicio alguno de violencia, de criminalidad. “Nadie la empujó”, se pronunció la Policía. Así lo recogen las crónicas del mismo día del suceso.

Los investigadores interrogaron a Alessandro y a Luca. Los jóvenes necesitaron ayuda psicológica, se dijo. Estaban muy afectados por lo ocurrido. Algunos “testigos no implicados”, añadió la Policía en sus primeras informaciones, “la vieron [a la joven] sola en el balcón” de su habitación.

El Juzgado de Instrucción número 11 de Palma se hizo cargo del caso. Lo archivó. Martina, consideró, se había suicidado.

Caso reabierto

En 2012 los padres de la joven consiguieron que la Fiscalía italiana abriera su propia investigación. Y así se hizo. La Justicia de la ciudad toscana de Arezzo pidió al Juzgado e Instrucción número 11 de la Palma toda la documentación. Y llamó a declarar a Allesandro y a Luca. Mientras éstos esperaban su turno, fueron grabados sin que lo supieran. El contenido de la conversación fue clave para el caso: los dos jóvenes se delataron. Según publicó el 17 de diciembre de 2018 el Diario de Mallorca, uno de ellos dijo para calmar al otro: “Tranquilo, en el cadáver no encontraron ninguna prueba de violencia sexual”.

Hasta entonces nadie había hablado de violencia sexual. Fueron los dos chicos quienes, hablando entre ellos, pusieron este detalle sobre la mesa. Además, añade el periódico mallorquín, la conversación continuó, y Alessandro y Luca pactaron una versión: los tres estaban en la habitación, la chica se empezó a desvestir y, de golpe, convinieron, se “volvió loca” y saltó por el balcón.

La Justicia italiana pidió que se exhumara el cadáver de Martina para buscar restos de agresión sexual. La nueva autopsia no reveló nada. Pese a ello, la acusación llevó a los dos chicos a juicio. Todos los expertos citados a declarar desbarataron la hipótesis del suicidio defendida por los investigadores y la Justicia española. Hubo ya en 2018 una condena de seis años contra Alessandro y Luca. Tres años cada uno por un delito de agresión sexual en grupo y otros tres por un delito de homicidio han sido declarados autores de un delito de intento de agresión sexual en grupo y otro de homicidio como consecuencia del delito anterior.

La realidad que quedó demostrada entonces fue es que Martina Rossi no saltó por voluntad propia del balcón, sino que cayó al vacío por la barandilla de la sexta planta del hotel Santa Ana cuando trataba de huir de una violación. Cuando escapaba de Alessandro Albertoni y Luca Vannesch.Luca Vanneschi, uno de los acusados de la muerte de Martina Rossi, en una imagen de archivo cedida por El Caso.Luca Vanneschi, uno de los acusados de la muerte de Martina Rossi, en una imagen de archivo cedida por El Caso.

Apelación y absolución

Los dos jóvenes apelaron. Y un juzgado florentino los absolvió. El caso se dilató. La Fiscalía, convencida de su acusación por violación y homicidio, llegó hasta el Tribunal de Casación de Florencia. De una localidad próxima a esta ciudad, Castiglion Fibocchi, son los dos jóvenes -que hoy ya rondan los treinta años- que se sentaban en el banquillo.

Se inició de nuevo todo el proceso. Hubo nuevos juicios. Alessandro Albertoni y Luca Vannesch contaban a su favor con el testimonio de una camarera del hotel. Francisca Puga, ese es su nombre, dijo en su día que vio desde la calle cómo la joven se lanzaba voluntariamente desde el balcón. Pero el fiscal del caso, Roberto Rossi, demostró que era imposible que, desde la posición en la que se encontraba, la camarera pudiera comprender cómo se produjo la caída de Martina.

El fiscal Rossi defendió desde el principio que la joven huyó desesperadamente de Alessandro y Luca porque estaban intentando violarla. Salió al balcón e intentó alcanzar el balcón de la habitación. En su huida, Martina perdió el equilibrio y cayó al suelo desde el sexto piso.Alessandro Albertoni, uno de los acusados de la muerte de Martina Rossi, en una imagen de archivo cedida por El Caso.Alessandro Albertoni, uno de los acusados de la muerte de Martina Rossi, en una imagen de archivo cedida por El Caso.

Caso cerrado

Diez años después de la muerte de Martina Rossi, la Justicia ha cerrado el caso. El Tribunal de Casación de Italia ha confirmado, finalmente, la pena de prisión de tres años contra Albertoni y Vanneschi por intento de violencia sexual grupal. No se los puede condenar por homicidio porque el delito ha prescrito. El próximo 16 de octubre, dentro de ocho días, prescribía el delito de violencia sexual grupal, pero la sentencia se ha dictado antes.

“Por fin se ha hecho justicia”, ha declarado, según recoge el rotativo italiano Il Corriere della SeraBruno Rossi, padre de Martina. “Mi esposa y yo no queríamos venganza, solo la verdad. Nadie podrá devolverme a mi hija, nadie podrá aliviar nuestro dolor eterno. Pero ahora Martina ha recuperado la dignidad que se merece después de todo el barro que le arrojaron y podremos recordarla de la mejor manera posible”.

Ya en 2018, el entonces abogado de la familia, Luca Fanfani, consideró que las autoridades judiciales deberían haber llamado a Bruno Rossi y su esposa, Franca, para pedirle excusas por haber cerrado el caso como un suicidio. “Durante siete años [lamuerte se produjo en 2011 y estas declaraciones son de 2018] su hija ha sido descrita como una desequilibrada, su memoria ha sido llenada de fango. Esta sentencia nos devuelve la justa imagen de la joven: una persona alegre, solar, inteligente y creativa”, dijo entonces Fanfani.

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