Con una contracción estimada del 0,5 % para este año, las economías de América Latina deben buscar “nuevas fuentes de crecimiento” a través de la educación y la mejora de las infraestructuras, según elFondo Monetario Internacional (FMI).
Las fuentes de crecimiento, agregó, no vendrán ya de factores externos, sino que es necesario buscarlas a través de la inversión en capital humano -educación- y en infraestructuras.
Asimismo, América Latina debe incidir en su lucha contra la corrupción ya que, aunque a corto plazo los viejos actores retraigan su inversión y los nuevos no se atrevan a lanzar sus proyectos lastrados por la incertidumbre, en el medio plazo la economía reflejará también los efectos positivos de esta cruzada.
“La corrupción trabaja como un impuesto sobre el crecimiento económico”, subrayó el responsable del FMI, que presentó este jueves en Guatemala el informe de perspectivas económicas del organismo.
De acuerdo con ese informe, difundido mundialmente el pasado día 12, las economías de América Latina se contraerán por segundo año consecutivo, con una caída del 0,5 %, lastradas por las malas previsiones macroeconómicas para este 2016 de Venezuela, con una reducción del PIB del 8 %, Ecuador (-4,5 %), Brasil (-3,8 %) y Argentina (-1 %).
Solo este último augura una recuperación económica en 2017, del 2,8 %, tras la reformas que está impulsando el nuevo Gobierno de Mauricio Macri.
El cambio de modelo productivo en China, cuyas cifras de crecimiento se han reducido hasta el 6,5%, la normalización de la política monetaria en Estados Unidos y, sobre todo, la importante caída de precios de las materias primas, como el cobre, la plata, la soja o el petróleo, han afectado de “forma negativa a la región”, señaló Wemer.
En diferencia de los países del cono sur, Centroamérica mantiene un entorno macroeconómico favorable gracias al crecimiento del 2,5 % de las cuentas norteamericanas, lo que se traduce en fuertes olas de remesas y de turistas.
Una de las grandes preocupaciones de la región en su conjunto, destaca el FMI en su informe, es la deuda de las corporaciones privadas, que supera ya los 400.000 millones de dólares, en su gran mayoría en compañías de Brasil y México, cuya recuperación económica se verá afectada por esta problemática.