Elizahenna Del Jesús SilverioElizahenna.DelJesus@listindiario.comSanto Domingo, RD
La artista argentina Judith Cisneros inauguró este jueves 4 la exposición Likurgo: Obra de la Luz, una inmersiva de luz, color y sentidos.
La muestra, que es un homenaje a Carlos Cruz-Diez, es gratuita y estará abierta al público hasta el 2 de septiembre en el Salón La Cúpula, Galería Nacional de Bellas Artes, Palacio de Bellas Artes.
Cisneros conversó con LISTÍN DIARIO sobre su vida, su obra y la exposición que, dice, “está pensada en los dominicanos”.
Comenzaremos con una pregunta algo trivial, pero necesaria: ¿Quién es Judith Cisneros?
Soy una artista visual nacida en Argentina, pero ustedes me están haciendo latinoamericana. Cada día más amo vuestra tierra.
Soy investigadora, formada por los vanguardistas de la geometría. Tuve la suerte de tener grandes maestros, de los cuales aprendí que todos somos emergentes, producto del contexto que tuvimos y de la pulsión propia que guardamos en nuestro interior.
Yo era pequeñita y aprendí demasiado. Soy un emergente más de mis formadores, soy su continuación.
¿Cómo era cuando pequeña? ¿Cuándo supo que el arte era su pasión?
Soy hija de padres aventureros, pilotos y paracaidistas. Viajé mucho, conocí muchos lugares, hice cosas intrépidas como trepar montañas e ir a lugares arqueológicos, y este contacto con la naturaleza me dio una visión de la vida y del universo muy responsable. Yo deposito en la naturaleza mi vida y a esa visión del universo que me dieron mis padres es a la que respondo a través del arte. Esa visión en comunión de la humanidad, de la vida, de la belleza.
Mi madre me decía que mi visión tenía que ver con lo estético. Mi padre, por su parte, me enseñó a ver las estrellas, a descubrir la geometría en todas sus formas. Esa perfección creo que me hizo geométrica.
Ya en la universidad tuve el privilegio de tener como maestro a un grande de la geometría en Argentina.
Menciona con mucha pasión a sus maestros. ¿Pensó dedicarse a la docencia?
Sí, de hecho también soy maestra. Mi formación fue larga. Hice un profesorado para ser maestra de bellas artes y luego me capacité para ser profesora superior en la Universidad de Buenos Aires. Fui catedrática. Viví algunos años en Perú, allí también impartí cátedra. En Argentina estoy vinculada a la Universidad Nacional de las Artes.
También soy agente de paz de Cifal Argentina Unitar Naciones Unidas, es parte de esta misión de vida que asumo. El arte es dar, es darse.
Hablemos del compromiso social que tiene. ¿Cómo contribuye con su obra a la mejora de la sociedad?
La carrera me dio una visión, una organización y mis grandes maestros me enseñaron a ser responsable en la construcción de mi obra y cuando hablo de obra hablo también de la responsabilidad del artista de obrar, de hacer, de construir, de ser el visionario de la humanidad.
La sociedad nos da roles porque hay pulsiones, somos productores emergentes de una necesidad social. La sociedad nos arma para cumplir ese rol.
El rol del artista es un rol marginal. Los artistas, generalmente, somos ensimismados porque la sociedad nos pone en un espacio, nos corre de la acción cotidiana y nos obliga a mirar desde otro punto de vista.
Aprendemos a mirar desde las alturas de las marginalidades, que es una perspectiva diferente. Es desde allí que contemplamos todo lo que sucede y traducimos todo eso a un lenguaje que expresa lo inexpresable a través de las palabras, yo le llamo lenguaje de lo impronunciable, tú lo conoces como arte.
Esa es la diferencia entre la palabra y las artes plásticas, visuales y musicales; es decir, tenemos que expresar aquellas cosas que no se dicen, que no se pueden pronunciar, pero que tienen que ser expresadas y es una visión global de la sociedad.
Yo, hoy por hoy, represento el mundo que nos conforma. Yo tengo que hablar de una humanidad del 2022. Tengo el compromiso de transformar el mundo para mejor.
De hecho, mi obra es carbono neutral. Yo neutralizo el carbono que emite mi obra. Cuido la reserva ecológica compensando mi huella, cuidando el Tapón de Darién.
Cuando habla de la humanidad actual, ¿cómo la comunica a través de su obra?
Hay una tendencia humana, y quizás sea estructural, a marcar y grabar más dentro de uno mismo los dolores, las dificultades y los miedos porque son un sistema de defensa para no correr riesgo.
Me preocupa el arte cuando proyecta distopía, cuando proyecta una sociedad enferma, agonizante en la contaminación porque es una visión destructiva de la humanidad.
Como artista he elegido comunicarme a través del amor. De hecho, mi próxima exposición es fruto del amor a esta tierra. Se concibió antes del covid y se tuvo que posponer, pero la he vuelto a retomar.
Esta exposición está dedicada a Cruz-Diez. ¿Cómo está presente él en su obra?
Quise hacer un homenaje a Cruz-Diez, por ser un personaje valiosísimo en la historia dominicana por su genética, su sangre, por lo que hizo que quedó grabado en la memoria cultural de este maravilloso pueblo.
Cruz era amigo de mis maestros. Tuve la dicha de compartir mucho con él, sobre todo en las conversaciones que sostenía con aquellos grandes hombres que me formaron. Su arte óptico y cinético tuvo una gran influencia en mi obra.
¿Qué tiene de especial esta exposición?
Esta muestra tiene por especial que va a ser única. Todas mis exposiciones son únicas, pero la Cúpula de Bellas Artes hace que esta sea aún más especial. La he llamado Likurgo y está pensada en los dominicanos.
Haré que caminen sobre un piso que no ven, que huelan el perfume de su tierra, que escuchen sonidos mágicos, que los lleve por paisajes sonoros, que sientan el arte.
Algo muy importante es que es abierta a todo tipo de público, niños, adolescentes, adultos, personas con diferencias, que perdieron capacidades, están convocados para participar de este espacio intimista, de paz, de comunicación, de descubrimiento, de encuentro con uno mismo.
Totalmente gratis de 11:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, en el Salón La Cúpula de Bellas Artes. Desde el 5 de agosto al 2 de septiembre, de lunes a sábados.
Fuente-Listin Diario.