Nuevas normas anunciadas el jueves en Estados Unidos podrían poner de cabeza a la multimillonaria industria de los cigarrillo electrónicos a medida que este negocio busca posicionarse como una alternativa al tabaco tradicional.
Bajo las reglas de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), esperadas desde hace mucho tiempo, cientos de marcas de cigarrillos electrónicos tendrán que someterse a una minuciosa revisión federal para permanecer en el mercado. Es la primera vez que esta industria floreciente está bajo supervisión federal.
Los cambios prohibirán la venta de cigarrillos electrónicos a los menores y requieren nuevas advertencias sanitarias. En un cambio al que se opone vigorosamente la industria, los fabricantes deben pedir permiso al gobierno para continuar la comercialización de todos los llamados e-cigarrillos lanzados desde 2007, es decir, la inmensa mayoría en el mercado.
La mayoría de las empresas tendrán que presentar una solicitud previa a la comercialización que será sometida a revisión para evaluar su impacto sobre la salud pública. Los que no presenten la información requerida o no cumplan con las normas federales deberán retirar sus productos del mercado.
El sector considera que las revisiones serán costosas y llevarán tiempo y podrían dejar a muchas de las empresas más pequeñas fuera del negocio.
Las regulaciones “causarán una prohibición moderna de productos que son reconocidos en todo el mundo como menos peligrosos que los cigarrillos”, dijo Gregory Conley , presidente de la Asociación Estadounidense de Cigarrillos Electrónicos . “Si el Congreso o los tribunales no cambian las normas de la FDA, miles de pequeñas empresas cerrarán en dos o tres años”, advirtió.
Los cigarrillos electrónicos funcionan con baterías que convierten la nicotina en vapor inhalable. Aunque la nicotina puede ser adictiva, los cigarrillos electrónicos carecen de los productos químicos y los alquitranes del tabaco al quemarse.
Sin embargo, los dispositivos no han sido ampliamente estudiados y no hay consenso científico sobre los posibles beneficios o perjuicios de “hacer vapor” (del inglés “vaping”), incluso si lleva a los jóvenes a convertirse en fumadores habituales.
La acción de la FDA se produce cinco años después de que la agencia anunció su intención de regular los cigarrillos electrónicos.
Los defensores de la salud pública celebraron la noticia.