Arabia Saudita ve peligrar su reinado como proveedor de crudo a Asia

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Ali al-Naimi, hasta el sábado ministro del Petróleo de Arabia Saudita.

La corona de Arabia Saudita como principal proveedor de petróleo de Asia—hogar de algunos de los mayores consumidores de crudo mundo—se está deslizando de su cabeza.

Ali al-Naimi, por años ministro de Petróleo de Arabia Saudita, deja su cargo en momentos en que una cada vez más dura competencia de países como Rusia e Irán amenaza la posición dominante de la que Arabia Saudita disfrutó durante décadas en mercados como China, Japón e India.

Esa competencia, intensificada por una caída de casi dos años en los precios del petróleo, resalta los problemas que Naimi debió enfrentar recientemente. El ahora ex ministro fue despedido el sábado y reemplazado por Khalid al-Falih, presidente de la petrolera estatal Saudi Aramco.

Un reciente aumento de los precios del petróleo ha traído algo de alivio a Arabia Saudita y la Organización de los Países Exportadores de Petróleo, cuya política es manejada por el reino. En febrero, los precios del crudo de Estados Unidos subieron más de 70% desde su mínimo de 12 años de US$26 el barril. Los futuros del petróleo terminaron el viernes a US$44,66 el barril y el contrato de referencia mundial, el crudo Brent, cerró en US$45,37 el barril.

La recuperación se mantuvo a pesar de que el mes pasado la OPEP y otros productores no pudieron llegar a un acuerdo para congelar la producción.

Los analistas dicen que Falih probablemente mantenga la política de salvaguardar la cuota de mercado de Arabia Saudita, incluso si esto significa contribuir a la sobrecarga de la oferta mundial. Desde que los precios del petróleo empezaron a caer, a mediados de 2014, Arabia Saudita ha resistido la presión de los miembros más pequeños de la OPEP por recortar su producción.

Falih “ha hecho muy clara su oposición a los recortes unilaterales o congelación de producción”, escribieron analistas de la firma de investigación Energy Aspects en un informe publicado el sábado.

Esta política ha tenido un éxito relativo en Asia, cuyas refinerías todavía se abastecen en su mayor parte de los productores de Oriente Medio, a menudo con contratos a largo plazo. China, el mayor importador de petróleo de la región, compra más crudo a Arabia Saudita que a ningún otro país.

Pero en el primer trimestre de 2016, las importaciones de petróleo de China crecieron un 13,4% interanual, a 7,3 millones de barriles por día, mientras que sus importaciones de Arabia Saudita crecieron sólo 7,3%, según datos de aduanas. La participación del reino de las importaciones chinas se redujo del 15,9% al 15%.

En el mismo período, las importaciones chinas de petróleo ruso aumentaron 42% y representaron 13% del total del trimestre frente a 10,6% del año anterior.

La proximidad geográfica de Rusia le da a ésta una ventaja competitiva frente a otros productores, dijo Peter Lee, analista de energía de BMI Research. El crecimiento de la demanda de crudo de Rusia ha sido impulsada por las refinerías independientes conocidas en China como “tazas de té”, que en el último año han recibido más libertad de acción por parte de Beijing para manejar sus importaciones de crudo.

Además de competir con fuerza en el precio, los proveedores rusos están tratando de hacer más atractivo negociar con ellos. Este año, a estatal Gazprom Neft permitió a sus clientes chinos que pagaran el crudo con yuanes en lugar de dólares, la moneda usual en las transacciones petroleras.

Los sauditas también están perdiendo tracción en Japón. En marzo de este año el crudo saudita representaba el 33,7% de las importaciones japonesas de petróleo, frente al 37,6% del mismo mes del año pasado. La cuota del petróleo ruso en las importaciones japonesas creció un punto porcentual, a 7,6%, según datos del gobierno.

La competencia entre Rusia y Arabia Saudita también se está calentando en la India, donde los analistas esperan que la demanda de crudo crezca con fuerza. Según datos de la consultora FGE, el reino suministra una quinta parte de las importaciones de este país.

La gigante petrolera estatal rusa Rosneft planea empezar a hacer entregas regulares de crudo a la segunda mayor refinería de India este año. Esto sigue a la decisión de Rosneft de comprar una gran participación en la compañía india Essar Oil, que es propietaria de la refinería y de una red de cerca de 2.000 estaciones de servicio. Se estima que la compra se complete este año.

En los últimos meses, Irán ha emergido como otro rival clave para los sauditas. La nación persa, a la que este año se le levantaron sanciones internacionales, ha empezado a aumentar nuevamente sus exportaciones de petróleo. Los analistas calculan que Asia será un importante campo de batalla, donde Irán tratará de sacar participación de mercado a los sauditas y otros grandes proveedores.

Irán ya ha estado haciendo progresos en algunos mercados asiáticos. En lo que va del año, la participación de sus exportaciones a Corea del Sur es de 8,6%, más del doble que las de todo 2015, mientras que la cuota de mercado de Arabia Saudita declinó. Irán también ha aumentado su cuota de mercado en India.

“Irán es definitivamente una amenaza para Arabia Saudita, en particular en el mercado asiático”, dijo Gao Jian, analista de SCI Internacional, con sede en Shandong. “Esto significa que es aún menos probable [que antes] que Arabia Saudita ralentice el ritmo de producción, ni qué hablar de ponerle freno”.

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