El Partido Comunista de China cierra su congreso con Xi listo para tercer mandato

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Para mantenerse en el poder hizo suprimir el límite constitucional de dos mandatos

El Partido Comunista de China (PCC) culmina este sábado en Pekín el congreso que debe coronar con un tercer mandato al presidente del país Xi Jinping y trazar el futuro político del gigante asiático para los próximos cinco años.

El 20º Congreso Nacional del PCC desde su creación en 1921 se desarrolla en un momento delicado para China, enfrentada a una ralentización económica por los repetidos confinamientos anticovid y a tensiones diplomáticas con los países occidentales.

Desde hace una semana, casi 2,300 delegados escogidos entre las distintas instancias de la organización se reunieron a puerta cerrada en Pekín para remodelar la cúpula del poder del partido, y en consecuencia del país, y decidir la orientación de las futuras políticas.

La ceremonia de clausura empezó el sábado en el Gran Salón del Pueblo, un inmenso edificio de estilo soviético que domina la plaza Tiananmen de Pekín.

El domingo, salvo sorpresa, Xi Jinping será reelegido como secretario general del PCC después de la primera reunión de un remodelado Comité Central, una especie de parlamento del partido con unos 200 miembros.

Este nombramiento será el preludio de un inédito tercer mandato para Xi como presidente durante la reunión anual de la Asamblea Popular Nacional el próximo marzo.

«Este tercer mandato pondrá fin a tres décadas de transición (supervisada) del poder» en China, dice Neil Thomas, analista de la consultora de riesgo político Eurasia Group.

Para mantenerse en el poder, Xi hizo suprimir en 2018 el límite constitucional de dos mandatos y, a sus 69 años, puede en teoría presidir de por vida la República Popular.

Nuevo primer ministro 

Analistas y medios especulan sobre la voluntad de Xi de rebautizar su cargo a «presidente del partido», el título que tenía el fundador de la China comunista, Mao Zedong (1949-1976).

También podría modificarse los estatutos del PCC que, desde 2017, integra una referencia al «pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva época».

Esta mención, luego incluida en la Constitución, podría recortarse a simplemente «el pensamiento de Xi Jinping«, equiparando también al actual presidente con el histórico líder comunista.

El congreso debe conducir a una profunda remodelación del Comité Permanente del Buró Político, un órgano actualmente de siete miembros que supone la máxima instancia del poder en China. Su composición se conocerá también el domingo.

Según las tradiciones no escritas del partido, una parte de sus actuales miembros alcanzaron la edad de retirarse.

De acuerdo con la costumbre, los integrantes del Comité Permanente se anunciarán por orden importancia, con el primer lugar reservado al secretario general.

El segundo o el tercero deberían convertirse en el primer ministro que sucederá a Li Keqiang el próximo marzo.

Para el cargo suenan nombres como Hu Chunhua, el viceprimer ministro, o Wang Yang, miembro del Comité Permanente y una de las voces más liberales del PCC.

También figura como aspirante Li Qiang, jefe del partido en Shanghái, a pesar de la caótica gestión del largo confinamiento por un brote de covid meses atrás.

Obsesión por la seguridad 

El nuevo Comité Permanente estará compuesto «mayoritariamente de personalidades leales a Xi Jinping«, augura Nis Grünberg, analista del Instituto Mercator de Estudios Chinos en Berlín.

Numerosos sinólogos opinan que del congreso no emergerá ningún sucesor potencial de Xi Jinping.

Desde su llegada al poder a finales de 2012, Xi ha ido acumulando poder en la segunda potencia mundial y fortaleció la autoridad del régimen.

Jefe del partido, jefe de Estado, jefe del ejército… El dirigente abogó por una continuidad política durante un discurso de tono triunfal en la apertura del Congreso.

La estrategia «cero covid» debe también continuar a pesar de las negativas consecuencias económicas y el creciente hastío de la población ante los confinamientos y las restricciones.

Lejos de la diplomacia prudente de sus predecesores, Xi mantendrá la firme postura de China en la escena internacional, incluso a costa de incrementar la tensión con el gran rival estadounidense, en particular sobre Taiwán.

Xi está «muy preocupado por la seguridad del régimen», señalan los analistas de la consultoría SinoInsider. En su discurso de apertura, la palabra «seguridad» apareció en 91 ocasiones.

«Tenemos que (…) estar preparados para los peores escenarios, seguir dispuestos a resistir a los vientos violentos, las aguas agitadas y las tormentas peligrosas», advirtió.

Fuente-Diario Libre.

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