La idea suena como una fantasía: una película invisible que se puede aplicar sobre la piel y que le devuelve la elasticidad de la juventud. Las bolsas debajo de los ojos se desvanecen en segundos y las arrugas desaparecen.
Buenas noticias: unos científicos de Harvard y MIT (según la sigla en inglés de Massachusetts Institute of Technology) descubrieron que no es una fantasía. A principios de mayo, los investigadores compartieron algunos resultados sobre estudios piloto realizados con 170 participantes con la publicación Nature Materials y dijeron que es posible lograrlo con una “segunda piel” compuesta por sustancias químicas de uso común aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, según su sigla en inglés). También notaron que hasta ahora ningún participante ha notificado irritación ni reacciones alérgicas en los estudios.
Las bolsas debajo de los ojos solo son el comienzo. La película se puede mojar con protector solar para obtener protección sin preocuparse por el sudor o el agua, dijeron los investigadores. Esperan que se pueda utilizar para el tratamiento del eczema, la psoriasis y otros problemas de piel, al cubrir las zonas resecas que producen comezón con una película que proporcione humectación y alivio.
Las sustancias químicas que la componen son siloxanos —cuya forma básica es un átomo de oxígeno unido a dos átomos de silicón— que forman polímeros, cadenas largas de unidades que se repiten. Los investigadores hicieron una gran colección de ellos al modificar características moleculares, tales como la longitud de la cadena, a fin de obtener aquellos con las propiedades que deseaban.
Luego desarrollaron un proceso de dos pasos. Primero se aplica un polímero, que es un líquido claro. Y ya que sus cadenas no son muy resistentes, el segundo paso es aplicar un producto que las una. Al modificar la química de las cadenas, los investigadores pueden alterar las propiedades de la segunda piel, dependiendo de la manera en la que se usará, por ejemplo haciéndola más o menos permeable. Una segunda piel más permeable se podría usar para las bolsas debajo de los ojos, mientras que una menos permeable podría mantener un medicamento en su lugar. Se puede quitar con una solución que disuelve el polímero.
Living Proof, una pequeña empresa privada de biotecnología con sede en Cambridge, Massachusetts, financió la investigación. Olivo Laboratories, otra pequeña empresa privada situada en Cambridge, que es la dueña de las patentes, está desarrollando el producto. Todos los autores del nuevo artículo tienen acciones de Living Proof y, por vía indirecta, también de Olivo.
El informe publicado recientemente describe los estudios piloto, es decir, la primera prueba del producto. Los investigadores afirman que todavía no están seguros de cuándo tendrán los datos suficientes para presentar el producto ante la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos para obtener la aprobación para su comercialización. Sin embargo tendrán información adicional durante el curso de este año.
“Pienso que es brillante”, dijo Gordana Vunjak-Novakovic, profesora de ingeniería biomédica de Columbia, que no estuvo involucrada en la investigación. “Lo que hicieron fue diseñar un biomaterial inteligente que reproduce las propiedades de la piel joven y sana. Se puede usar como una especie de curita sobre la piel marchita y envejecida y lograr resultados muy significativos.”
El Dr. Murad Alam, profesor de dermatología en Northwestern University, quien tampoco estuvo asociado con el estudio, también quedó impresionado pero advirtió que aún era muy pronto.
“Este es el primer paso”, dijo, “y todas estas aplicaciones requerirán más trabajo.” Pero añadió que si las pruebas son exitosas “será un producto muy popular”.
La idea de una segunda piel se originó hace más de una década, cuando Living Proof estaba trabajando en un polímero que se utilizaría como producto para el cabello y contactó al Dr. R. Rox Anderson, profesor de dermatología en Harvard Medical School. Fue entonces cuando Anderson les preguntó a los ejecutivos de Living Proof si era posible desarrollar un polímero para aplicar sobre la piel.
“Una gran parte de lo que sucede cuando envejecemos y la piel comienza a arrugarse y a ponerse flácida se debe a la pérdida del retroceso elástico”, dijo. “Cuando movemos la piel, esta ya no regresa rápidamente a su lugar original.”
¿Qué pasaría si hubiese una manera de restaurar la naturaleza elástica de la piel?
Anderson enumeró lo que sería necesario: “Tiene que ser casi invisible. La piel debe poder respirar a través del producto y tiene que ser lo suficientemente resistente y flexible como para tener un efecto sobre el retroceso elástico de la piel”.
Ese, dijo, “es el desafío que les planteé”.
El Dr. Robert Langer, ingeniero biomédico y profesor en MIT, también científico fundador de Living Proof, comenzó a buscar algo que pudiera funcionar. “Literalmente hicimos cientos de polímeros”, dijo. “Estábamos buscando seguridad, aplicabilidad, adherencia y el tipo correcto de propiedades mecánicas y ópticas.”
Esta “piel” puede durar más de un día.
La Dra. Barbara A. Gilchrest, profesora de dermatología y miembro del equipo de investigación, dijo que una de las primeras aplicaciones fue para las bolsas debajo de los ojos, un problema que abunda entre personas mayores.
“Queríamos algo que fuera elegante y la prueba más difícil es el rostro”, dijo. ” Es realmente invisible. Está allí. Se ve normal. Lo consideramos un producto de muy alto nivel. Si puedes lograr eso, has logrado algo impresionante.”
(Los investigadores hacen énfasis en que la segunda piel es significativamente diferente a un cosmético para corregir las bolsas debajo de los ojos que Living Proof intentó sacar al mercado hace unos años.)
Los estudios incluyeron pruebas con personas con bolsas debajo de los ojos y otras con piel seca en las piernas. En uno de ellos, se seleccionó a los participantes aleatoriamente para usar la segunda piel o un placebo debajo de los ojos. Observadores entrenados calificaron la apariencia de la piel de los sujetos. También comprobaron la durabilidad del producto en voluntarios que lo usaron mientras corrían acalorados y sudaban, nadaban o caminaban bajo la lluvia.
Los investigadores dijeron que uno de sus usos importantes es el tratamiento del eczema y la resequedad que produce comezón en la espalda y en las piernas.
“Les aconsejamos a los pacientes que se den palmaditas sobre la piel con una toalla mojada y que luego se pongan un humectante intensivo, pero eso solo dura poco tiempo”, dijo la Dra. Gilchrest. “Terminan con un pringue grasoso en las sábanas y se despiertan en medio de la noche terriblemente incómodos. Necesitábamos algo que fuera fácil de usar, que no ensuciara y que permaneciese en la piel, que es lo que hace este producto.”
El Dr. Mathew Avram, un colega de Harvard que no estuvo asociado ni con la empresa ni con su producto, dijo que había probado la segunda piel debajo de los ojos.
“Funciona”, afirmó.
“Pero fue un poco deprimente”, añadió, “no me había dado cuenta de que tenía esas bolsas.”