Es una idea tentadora.
Ofreces tu casa en alquiler por unos días. Te ganas un dinero extra. Y tu huésped disfruta de una experiencia cultural especial o simplemente consigue un cuarto más barato que los que ofrecen los hoteles locales.
Esa es la promesa de Airbnb, el servicio en línea de alquiler de viviendas entre particulares que goza de gran popularidad en muchos países.
Pero al tiempo que aumentan sus usuarios, tanto los que ofrecen vivienda como los que la arriendan, se hacen más claros los riesgos legales de esta plataforma.
Ofreciendo vivienda en alquiler por días puedes incumplir las normas municipales o nacionales referentes a los servicios de hotelería.
Y también puedes violar los términos de los contratos de hipoteca, si eres propietario, o de arrendamiento, si estás alquilando.
En ciertas circunstancias corres el riesgo de tener que pagar multas sustanciales y, en el peor de los casos, puedes llegar a perder tu casa.
La ley
Uno de los riesgos legales principales al que pueden enfrentarse potencialmente los que desean alquilar su casa o un cuarto mediante Airbnb es la existencia de normas locales o nacionales que ponen límites sobre quién puede ofrecer servicios de hotelería.
Por lo general, ello requiere de permisos especiales.
Cuando decidas convertirte en anfitrión de Airbnb, es importante que entiendas cómo funciona la normativa vigente en tu ciudad
En Nueva York, por ejemplo, los dueños de propiedades en edificios residenciales normalmente no pueden poner en arriendo su vivienda por menos de 30 días si no cuentan con un permiso de hotelería.
Las reglas en esa ciudad son distintas si el dueño recibe a un huésped que paga en su casa, pero sigue viviendo en el mismo inmueble al mismo tiempo que el inquilino. También hay menos restricciones si se alquila una casa independiente, en vez de un apartamento en un edificio.
Pero incluso en los casos en que es perfectamente legal arrendar una vivienda o parte de ella, los propietarios pueden tener la obligación de recaudar ciertos impuestos de sus clientes y entregarlos a las autoridades respectivas.
En San Francisco, lugar de nacimiento de Airbnb, las normas municipales establecen que el propietario solo puede rentar su propiedad por un máximo de 90 días al año, a menos que esté presente y residiendo en la misma vivienda cuando la alquila a extraños.
Nuevamente, estas normas varían de ciudad en ciudad.
El mismo sitio Airbnb, en su versión para España, incluye esta advertencia: «Cuando decidas convertirte en anfitrión de Airbnb, es importante que entiendas cómo funciona la normativa vigente en tu ciudad».
Si ignoras estas reglas corres el riesgo de afrontar multas y otras penalidades.
El contrato
Pero los riesgos legales también pueden extenderse más allá de las normas urbanísticas generales y adentrarse en los contratos particulares que aplican a tu casa, ya sea de alquiler o de hipoteca.
Si estás de inquilino en una casa (por ejemplo, a través de un contrato anual de arrendamiento) y decides arrendarla por unos días en Airbnb, puedes estar violando el contrato que tienes con el dueño de la vivienda.
En el peor de los casos ello puede llevar a la cancelación de ese contrato.
Incluso si eres propietario de la casa, puedes tener limitaciones para arrendarla si estás pagando una hipoteca.
El diario británico The Guardian advirtió en un reciente informe que, en muchos casos, los contratos hipotecarios en Reino Unido prohíben que el dueño de la vivienda ponga en alquiler su casa mediante el sistema de Airbnb a menos que obtenga permiso expreso de la entidad que le concedió la hipoteca.
De no hacerlo, el dueño se expone a multas, a que se eleve la tasa de interés que paga por su hipoteca y, en el peor de los casos, a que le sea terminado el contrato de hipoteca y se vea obligado a entregar la casa.
En cualquier caso, The Guardian sugiere que este sería un caso extremo y poco probable.
Ajuste
Habrá quienes piensen que muchas de estas normas restrictivas están escritas para otra época y no toman en cuenta el auge de la economía compartida.
De la misma manera que las regulaciones locales contra el uso de Uber han hecho poco por limitar la popularidad de ese servicio de transporte en muchas ciudades del mundo, las que controlan a Airbnb no parecen suponer un riesgo para el futuro de esa plataforma.
Como ha sucedido en muchas ciudades, es probable que cada vez más gobiernos locales lleguen a un acuerdo con Airbnb que permita formalizar una actividad cada vez más popular.
Y algunos usuarios pueden concluir que la probabilidad de ser descubierto usando el servicio de Airbnb es baja, por lo que es un riesgo que están dispuestos a correr.
Las encuestas indican que un número cada vez mayor de personas ven con buenos ojos la experiencia de arrendar su vivienda por Airbnb.
En la actualidad este servicio cuenta con más de 2 millones de propiedades en alquiler en cerca de 34.000 ciudades, a lo largo de 191 países.
Más de 60 millones de personas han usado Airbnb desde su fundación en 2008.