Cazadores habían matado a su madre y estaba gravemente herido. Jamás habría logrado sobrevivir si Svetlana y Yuriy no hubieran aparecido en el momento justo. Al verlo en tan mal estado, se lo llevaron a su casa.
El plan original era cuidarlo hasta que se recupase, pero después de unos meses ya no pudieron desprenderse de él. Era tan cariñoso e inofensivo que lo adoptaron como a un hijo.
Es difícil creer lo domesticado que está. Se sienta a la mesa a tomar el té y a comer, se acuesta en el sillón para ver televisión y juega a la pelota como si fuera una persona.
Eso sí, come como un oso. Cada día ingiere un tazón de atole y hasta 25 kilos de carne, vegetales y huevo.
«Ama a las personas y es muy sociable. Además, a diferencia de lo que cree la gente, no es nada agresivo. Nunca nos ha mordido», contó Svetlana.