Para los urbanistas podría ser gratificante bajar de los vehículos y realizar “trámites” técnicos y lúdicos a pie. Las oficinas del Consejo de Desarrollo Estratégico (CDES) están en el Edificio Empresarial de Las Carreras casi frente al Monumento a los Héroes y de varios restaurantes. Nuestra sede se ubica al lado del casi rehabilitado Centro de Convenciones, próxima al bar Moisés Zouaín y al Gran Teatro del Cibao. Mis padres residen muy cerca en la avenida Francia # 7 frente a Marisco Caribeño. El centro de impresiones donde hacemos fotocopias, pulperías, comercios, clínicas médicas, escuelas, colegios, estaciones de combustibles y centros de limpieza de vehículos distan una manzana. Son casi 250 metros redondos de una centralidad urbana decisiva para Santiago.
Al caminar esta zona de Santiago, la “ciudad vivida” se muestra como lo que es: una sumatoria liosa, enredada y enmarañada de fachadas de edificios y viviendas, aceras, cunetas e imbornales para recolectar el agua pluvial, alcantarillas, calles, esquinas, isletas, boulevards con jardinería díscola, recipientes hogareños de basura, casetas de venta, banquetas de paradas de conchos y guaguas, señales de calles y tránsito, semáforos destartalados, parques, plazas, bustos, estatuas y miles de instalaciones de publicidad exterior y mucho más. Al menos por cada 10 instalaciones de publicidad exterior, se registra una señalización urbana (10:1).
Nos topamos con edificios y viviendas construidas por ciudadanos que se han apropiado de las calzadas y aceras por donde debiéramos caminar segura y libremente. Todos también nos vemos amenazados por calzadas y aceras rotas, irregulares y llenas de hoyos. Igualmente por una instalación de publicidad exterior en medio; también tropezamos con cientos de pequeños lotes de basura desparramada y recipientes llenos de larvas y huevos del mosquito Aedes aegyptis.
Hoy, nos chocamos con cunetas e imbornales por donde no circula, ni se recolecta el agua pluvial, porque están obstruidas por basura. Miles de vasos, cubiertos, platos y fundas plásticas. La mayoría de los desagües pluviales del entorno del Edificio Empresarial están bloqueados. Santiago es urbe de pendientes con inclinaciones de 25%, siendo las avenidas Las Carreras y la Francia vías de alta inclinación (bajadas), lo que produce una acelerada escorrentía. Se ha estudiado que apenas el 58.0% del tejido urbano continuo cuenta con servicio de alcantarillado pluvial, lo que equivale a 53 Km cuadrados, donde la mayor cantidad de tuberías pluviales se encuentran obstruidas.
Igualmente, al caminar nos encontramos con isletas y boulevards con jardinería irregular e incorrectamente sembrada; seleccionada con muy pocos criterios; calzadas con árboles y espacios viales donde ha crecido la maleza y la yerba mala por meses. Por más que pregunto, nadie me ha podido explicar la lógica del ornato, ornamentación y decorado verde colocada en la zona.
Al caminar por Santiago nos chocamos con recipientes improvisados de basura. Ante la ausencia de algún tipo de pote homogéneo de residuos, la gente coloca la basura en lo que sea. Santiago no tiene equipamientos de depósitos comunitarios de basura con alguna lógica. Tropezamos con casetas de venta de comidas y utilerías permitidas por el Ayuntamiento que nunca han sido inspeccionadas por Salud Pública. Varios “padres de familia” bloquean las calzadas para colocar sus pequeños negocios. Enfrente de la casa de mi familia en la avenida Francia hay un “quiosco paradigmático”.
Si caminamos observaremos que a pesar de las paradas “marcadas” y los bancos urbanos para acomodar peatones, conchos, taxis y buses se detienen en cualquier punto a dejar o recoger pasajeros; nadie respeta los puntos de abordaje. A ellos les importa obstruir el tránsito y “hay de uno” si al estar delante de un concho o taxis, no acelera para dejarlo circular. Al caminar observamos que pocos utilizan las señales de tránsito, ni menos los semáforos. Pareciera que los agentes de AMET no hacen su trabajo cuando se debe, si no cuando ellos quieren.
Quien circula a pie por Santiago descubre que los nombres de las calles además de colocarse en unas instalaciones violatorias de la ley, sólo tienen lógica para los que somos nacidos y criados en esta ciudad en los pasados 50 años. Para el público común, para los cientos de miles de estudiantes, trabajadores y visitantes no importa. En las calles no hay lógica de numeración y denominación, imprimiendo la sensación que más vale conocer el nombre de algún honorable patriota que la secuencia lógica de las vías. He llegado a entender que las direcciones de las ciudades de Centroamérica, tienen más lógica que las dominicanas; nosotros residíamos en “los Altos de Altamira del semáforo donde fue Locelza, una cuadra hacia el lago Managua y una cuadra abajo”.
Concluyo con las instalaciones de publicidad exterior colocadas masivamente por todo Santiago que obstruyen al caminante y generan contaminación visual. Terminada la campaña electoral nos daremos cuenta que la principal polución la constituyen la excesiva cantidad de anuncios comerciales ubicados caóticamente. Si caminamos por Santiago concluimos que esta ciudad privilegia los vehículos de motor, dejando la gran mayoría de la gente y los peatones a su arriesgada suerte. En la otra seguimos.