La nueva Representante Especial del secretario general de las Naciones Unidas en Haití, la ecuatoriana María Isabel Salvador, expone su punto de vista sobre la grave situación en este país y las dificultades para que haya elecciones
A principios de marzo de este año, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, la nombró su Representante Especial al frente de la Oficina Integrada de la ONU en Haití (BINUH). Un mes después, la ecuatoriana María Isabel Salvador desembarcaba en Puerto Príncipe para iniciar su difícil misión.
En un país anclado en la ingobernabilidad, los secuestros, el estancamiento económico y la extrema pobreza, cada minuto cuenta. Y la excanciller ecuatoriana, que remplazó en el cargo a Helen Meagher La Lime al frente de la BINUH, deberá poner a prueba 25 años de experiencia política, diplomática y gerencial para convencer al liderazgo haitiano de que su país necesita reencauzar urgentemente el rumbo por el bien de millones de sus compatriotas.
La nueva jefa de la misión de la ONU en Haití respondió a las siguientes preguntas:
-Pandillas armadas, violencia, impunidad, corrupción, fragilidad estatal, violación de derechos humanos… ¿Cuál es su prioridad en Haití?
Mis prioridades están dadas por el Consejo de Seguridad que, a su vez, están determinadas por las prioridades establecidas por los propios haitianos. Aunque todos los desafíos que mencionó se reflejan de alguna manera en nuestro mandato, creo que apoyar los esfuerzos haitianos para combatir la violencia de las pandillas sigue siendo absolutamente crucial para restaurar la gobernabilidad democrática, fortalecer la estabilidad política y establecer un camino hacia el desarrollo social y económico.
La seguridad y la estabilidad son los factores claves que permiten abordar los otros desafíos importantes que enfrenta Haití.
-La ONU insiste en una intervención militar, pero existe reticencia entre varios países claves y la oposición de una parte importante de la sociedad haitiana para llevar a cabo este plan. ¿Cuál cree usted que es la salida a este asunto?
El gobierno de Haití solicitó por primera vez una fuerza internacional especializada en octubre de 2022 y, posteriormente, el primer ministro Ariel Henry la envió al secretario general de la ONU. Si bien los haitianos pueden tener diversos puntos de vista sobre muchos temas, es bastante claro que la inseguridad causada por la violencia de las pandillas es la principal preocupación en todos los sectores de la sociedad.
También existe un amplio consenso sobre la capacidad insuficiente de la Policía Nacional de Haití (PNH) para abordar la violencia de las pandillas por su cuenta. La PNH necesita apoyo operativo externo y, de hecho, una encuesta realizada por una organización nacional de la sociedad civil en enero de 2023 mostró que la mayoría de los haitianos está de acuerdo con esta idea.
Por supuesto, algunos Estados pueden dudar en desplegar sus fuerzas de seguridad en el extranjero por varias razones. Sin embargo, es importante comprender que la violencia en Haití representa una seria amenaza para el propio Haití, pero también podría tener un impacto en los países de la región y más allá. Es de interés de todos brindar un apoyo más sólido a Haití.
-Bajo las actuales condiciones, ¿Usted cree que es factible realizar elecciones? ¿Qué cree que se debe hacer para que Haití elija a sus autoridades?
Si bien la decisión final sobre la fecha de las elecciones recae en los propios haitianos, es evidente que las condiciones actuales no son propicias para realizar elecciones inclusivas, pacíficas y creíbles.
Haitianos de diferentes sectores están de acuerdo en que las elecciones deben realizarse tan pronto como las condiciones de seguridad y los preparativos logísticos lo permitan, y el Consejo de Seguridad reflejó esta opinión. Por lo tanto, las mejoras concretas de seguridad y el establecimiento y el funcionamiento adecuado del Consejo Electoral Provisional, la institución nacional a cargo de organizar las elecciones, son fundamentales para que los haitianos elijan a sus autoridades.
-Las Naciones Unidas pueden exhibir una lista de importantes éxitos en su asistencia a Haití, pero debe lidiar con otra de terribles fracasos. ¿Qué será diferente esta vez que convenza a la población de que la ONU está allí para ayudar?
Las acciones hablan más que las palabras y espero que el trabajo que hago, y que hacen todos los hombres y mujeres que trabajan en la ONU, muestre a los haitianos que estamos aquí para hacer todo lo posible para ayudar a Haití. Los desafíos que enfrenta el país son abrumadores, por lo que es importante comprender que la situación no cambiará de la noche a la mañana. Sin embargo, estoy decidida a contribuir con los esfuerzos que conciernen a los propios haitianos y que ellos mismos lideran, para hacer avanzar al país paso a paso.
Al hacerlo, también estoy comprometida con la participación de los países de la región para buscar sus puntos de vista y apoyo. Es importante que aprendamos de los errores y las deficiencias del pasado y, en el futuro, que sigamos apoyando a Haití a través de formas más innovadoras y eficaces.
-Según su amplia experiencia, ¿qué le ha ocurrido a Haití que ha impedido que este país avance al mismo ritmo que otros de la misma región?
Haití se ha visto afectado por una extraordinaria combinación de desafíos multidimensionales. Para comprender el presente, debemos indagar en el pasado. Es importante recordar que Haití es la primera República negra independiente libre de esclavitud en el mundo, que data de 1804.
Lamentablemente, los gobiernos autoritarios, las intervenciones externas, el quiebre de sus recursos económicos, la corrupción, sumado a los desastres naturales, la vulnerabilidad a los efectos del cambio climático y la amenaza de la violencia de las pandillas, han llevado al país a una crisis social y económica, inseguridad crónica y problemas de gobernabilidad que han erosionado la capacidad de las instituciones nacionales para funcionar con eficacia y responder a las necesidades de la población de manera adecuada.
Pero el hecho de que Haití haya tenido problemas para prosperar no significa que esté condenado a permanecer en esta situación. De hecho, la presencia de la ONU en el país significa que los Estados miembros creen que los esfuerzos internacionales concertados pueden ayudar a Haití a abordar los desafíos que enfrenta y alcanzar su máximo potencial.
El autor de la entrevista es vicepresidente regional por Haití de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), con sede en Miami.
Fuente-Listin Diario.