El 31 de enero de cada año marca la fecha de la conmemoración del Día Nacional de la Juventud en República Dominicana, efeméride creada a partir de la Ley 20-93 del 5 diciembre del año 1993, con la intención de reconocer los esfuerzos realizados y atender a los reclamos de esta población.
Según la Ley nacional de Juventud, “se consideran como jóvenes las personas, cuyas edades están ubicadas en el grupo comprendido entre los 15 y 35 años de edad. Dicho grupo de edad no sustituye ni contraviene definiciones adoptadas en otros textos jurídicos en vigencia”. La definición de personas jóvenes a nivel global surgió en el contexto de los preparativos para el Año Internacional de la Juventud en 1985 y fue aprobada por la Asamblea General en su resolución 36/28 de 1981. Según estimaciones, existen 1.200 millones de jóvenes de 15 a 24 años que comprenden el 16% de la población mundial.
Entre los acuerdos internacionales ratificados por República Dominicana para impulsar la garantía de derechos de adolescentes y jóvenes, destaca el Consenso de Montevideo, el acuerdo intergubernamental más importante de la región en materia de población, el cual establece que es preciso: “garantizar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, sin ningún tipo de discriminación, las oportunidades para tener una vida libre de pobreza y de violencia, la protección y el ejercicio de derechos humanos, la disponibilidad de opciones, y el acceso a la salud, la educación y la protección social”.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos, cada año, este sector poblacional se enfrenta a grandes desafíos relacionados con el acceso a la educación, la salud, el empleo, y la seguridad, provocando un fuerte impacto en la estabilidad física, económica y emocional, así como en la salud mental de este grupo.
Una de las principales problemáticas a las que se enfrentan las mujeres jóvenes es el aún más limitado acceso a oportunidades como consecuencia de los embarazos no planificados y las uniones tempranas.
En 2019, la tasa de fecundidad adolescente específica por edad para mujeres de 15-19 años de edad) fue ubicada en 77. Estos embarazos tempranos ocurren con mayor frecuencia en el grupo económico familiar bajo, donde el 27.8% de adolescentes de 15-19 años de la zona urbana son madres, mientras que en la zona rural fue de 29.8%. Esta realidad empuja a las adolescentes y jóvenes a situaciones de vulnerabilidad evitables como, la deserción escolar y universitaria, así como a ocupar empleos con menor remuneración.
Educación de calidad para el desarrollo de su potencial
Otro desafío relevante es el limitado acceso a educación de calidad y los obstáculos que enfrenta la juventud para completar sus estudios. Datos del Banco Mundial indican que en 2022 apenas 78% de las personas jóvenes en edad escolar completaron los primeros años de educación secundaria y que 11% de adolescentes nunca asistieron a la escuela o abandonaron la escuela en los primeros años de secundaria.
“Aún nos queda mucho por avanzar como país. Nos hacen falta programas de garantía juvenil que promuevan el empleo joven, así como la formación técnico-profesional en el país como una salida educativa válida” afirma Maicon Florián Ramírez, integrante del Panel Consultivo de Jóvenes (YAP) del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en el país, agregando que aún es necesario ver más allá de las urbes en nuestro país y poner el ojo en las provincias, de modo que los y las jóvenes no se vean forzados a migrar para poder acceder a educación, empleo e incluso salud.
Acceso a atención de la salud mental
La necesidad de inversión en salud mental en República Dominicana es un tema crucial y urgente, así lo afirma Yeandri Batista, también integrante del YAP, enfatizando que “La salud mental es un componente fundamental del bienestar general de la población, y la falta de recursos y atención en este ámbito puede tener consecuencias devastadoras para las personas y para la sociedad en su conjunto. La inversión en salud mental incluye la creación de servicios accesibles de atención psicológica, psiquiátrica y de apoyo emocional, así como la formación de profesionales especializados en el área. Además, es importante destinar recursos a la sensibilización y educación sobre la salud mental para reducir el estigma y fomentar la comprensión de los trastornos mentales”.
En este sentido, Maicon Florián hace un llamado a “que se involucre a las escuelas y centros de formación con publicidad o accesos a los canales estatales para la atención a la salud mental desde una mirada preventiva a los trastornos que con mayor frecuencia se detectan en los y las jóvenes”.
Acceso equitativo al mercado laboral
Otro de los compromisos del país al adoptar el Consenso de Montevideo es “Promover e invertir en políticas de trabajo, empleo y programas especiales de formación para la juventud que potencien la capacidad e iniciativa colectivas y personales, y posibiliten la conciliación entre los estudios y la actividad laboral, sin precarización del trabajo y garantizando igualdad de oportunidades y trato”; no obstante, la tasa de desocupación ampliada juvenil (15-24 años) en 2021 fue calculada en 27.9% y en el año 2022 la población Nini de 15 a 24 años era de 309,612 jóvenes, según la ONE; estos representan el 17.6% de la población joven dominicana del mismo rango etario. Para dicho año, el total de Ninis hombres alcanzó los 111,909 y de mujeres 197,702, para un 35.8% y 63.9% de la población Nini, respectivamente. Este análisis también evidencia que, sin dudas, independientemente del rango etario, las mujeres representan más de la mitad de la población Nini de la República Dominicana, porcentaje que aumenta en la medida en la que el rango etario se amplía.
“En este ámbito de trabajo, los y las jóvenes tienen poco acceso a tener un buen empleo, puesto que, también le exigen demasiado tiempo de experiencia, lo cual no concuerda con su edad”, apunta Alveni Ricardo Moriz, líder juvenil de la provincia Duarte e integrante del panel consultivo YAP.
Kely Duque, líder juvenil y consultora en programas orientados a jóvenes afirma que aún hace falta avanzar en materia de oportunidades equitativas para jóvenes en República Dominicana, pues aún existe mucha tokenización (término que hace referencia a la práctica de efectuar pequeñas concesiones superficiales hacia un colectivo discriminado, con una influencia de estas escasa o nula en la modificación del statu quo) y en muchos casos “ubican a jóvenes en puestos solo por cumplir una cuota representativa, pero muchas veces estos jóvenes no están capacitados para estos puestos”. Además, denuncia que en otros casos los puestos de trabajo para juventudes por lo general no son bien pagados o remunerados o no son representativos en la toma de decisiones.
Liderazgo y participación juvenil
En términos de participación, el Tercer Informe Nacional de seguimiento a la implementación del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, indica que las oportunidades de participación de jóvenes en el ámbito parlamentario siguen siendo escasas, pues en un Congreso Dominicano que en 2023 estaba compuesto por 222 integrantes, 32 del Senado y 190 de la Cámara de Diputados (2020-2024) solo 6 miembros tenían menos de 35 años de edad, equivalente a 4.9% de la matrícula total, todos integrantes de la Cámara de Diputadosy no fue electa ninguna persona joven para el Senado en los términos definidos por la legislación vigente (15-35 años).
Frente a ese contexto, las personas jóvenes exigen que se aborde con prioridad y urgencia el acceso a oportunidades equitativas como parte de la solución a esta crisis de participación juvenil. Así lo explica, Yeandri Batista Cuevas, integrante del YAP y líder juvenil de la provincia Bahoruco. “Creo firmemente en el acceso a oportunidades equitativas para las juventudes en República Dominicana. Es fundamental que todos los jóvenes tengan igualdad de condiciones para desarrollar su potencial y alcanzar sus metas. Esto incluye acceso a una educación de calidad, programas de capacitación laboral, oportunidades de empleo, servicios de salud adecuados y espacios para participar activamente en la sociedad. Promover la equidad en el acceso a estas oportunidades es clave para construir un futuro próspero y justo para las juventudes dominicanas «.
En enero 2024, a 10 años del Consenso de Montevideo, sigue siendo necesario continuar visibilizando a las personas jóvenes como indispensables en la reducción de las brechas sociales, digitales, ambientales y de gobernanza que aún persisten en nuestro país, de cara a lograr un cambio sostenible, sin dejar a nadie atrás.