La cerveza no es una bebida tan inofensiva como algunos piensan. La presencia en esta bebida de fitoestrógenos, un equivalente de las hormonas sexuales femeninas, acarrea serias consecuencias.
«¿Qué ocurre en el cuerpo de una mujer que consume cerveza de forma regular? A las hormonas naturales se añaden hormonas de fuera, lo que produce defectos en la función reproductiva, obesidad, edemas y dolor», explica el médico Mijaíl Chistiakov, director de una clínica para el tratamiento de la dependencia del alcohol, al sitio web ‘Life’.
En el caso de los hombres, un exceso de hormonas femeninas produce obesidad de tipo femenino. «Piense en el aspecto de los consumidores de cerveza: formas redondeadas y una gran barriga, mientras que a las mujeres se les redondea el rostro y el cuello», continúa el médico. La función sexual se reduce en gran medida y la atracción sexual disminuye o incluso desaparece tanto en hombres como en mujeres.
Además, una de las razones de la infertilidad más comunes entre las parejas jóvenes es «el cambio de los niveles de hormonas debido al consumo regular de cerveza», asegura el especialista.
Uno de los componentes principales de la cerveza es el lúpulo, que pertenece a la misma familia que el cáñamo. Este contiene sustancias biológicamente activas que influyen en los receptores del sistema nervioso como las drogas. Según Chistiakov, esa es la razón de la dependencia alcohólica. El consumo regular de cerveza puede causar también pancreatitis, gastritis o hepatitis, explica el doctor.
Estudios llevados a cabo en diferentes países muestran que la cerveza puede provocar alcoholismo varias veces más rápido que otras bebidas alcohólicas.