La ciudad china de Ordos posee muchas de las cualidades de una ciudad moderna, enormes edificios, grandes avenidas, un aeropuerto, varias bibliotecas, casas con todos los servicios, y, sin embargo, en ella casi no vive nadie.
En la ciudad, una mole cuyo costo se estima en 200 mil millones de dólares y que se planeó para albergar a millón y medio de personas, apenas se pueden ver a un puñado de seres humanos, en su mayoría funcionarios públicos encargados de mantener limpia y segura la ciudad.
Para acallar las voces críticas por la construcción de la ciudad, el gobierno suele incluir en el censo de Ordos a buena parte de la prefectura de Mongolia Exterior, sin embargo, estimados realistas indican que la población total no llega a los 100 mil habitantes.
La ciudad fue construida en pleno auge de la burbuja inmobiliaria del país asiático, sin embargo, los precios de hasta 55 mil dólares por departamento impidieron que la ciudad fuese habitada, pese a que algunos de ellos sí llegaron a ser vendidos.
Por si fuera poco, el clima y la ubicación no ayuda, pues la ciudad se encuentra en medio de la estepa de Mongolia, en la región carbonífera del país, y las temperaturas pueden alcanzar los -23 grados.
Sin embargo, pese a la falta de habitantes y el alto costo de la construcción, los trabajos para terminar la gran ciudad fantasma continúan.