En una entrevista a la revista de negocios ‘Bloomberg’, el magnate mexicano Carlos Slim comentó su proyecto de reducir los días de trabajo semanales. Según su perspectiva, trabajando tres días y teniendo otros cuatro libres se fomentaría el desarrollo de áreas de la economía como el turismo, el deporte y la cultura.
Semanas de trabajo más cortas «son una solución a los cambios que está viviendo la civilización», afirmó Slim y explicó que «históricamente» los avances tecnológicos produjeron una disminución de la jornada laboral. En ese sentido el empresario remarcó que ahora «las personas viven más tiempo» y «ha aumentado la productividad». Entonces lo que se exige es «más conocimientos, más experiencia, menos esfuerzo físico».
«La gente debe retirarse más tarde, porque van a tener más conocimiento y experiencia», añadió. Y aseguró que «deberían trabajar tres días a la semana».
Una gradual distribución de horas de trabajo
Para Slim este cambio no se da de un día para el otro: «Tiene que suceder gradualmente», subrayó. No obstante comentó que en Telmex, una de sus empresas, están «ofreciendo a las personas que tienen una gran cantidad de conocimiento permanecer más tiempo y trabajar menos días» y «alrededor del 40%» de las personas a las que se les ofreció esta opción, la aceptaron.
El empresario mexicano apuntó que su propuesta permitiría que en aquellos lugares donde hay «muchos» empleados, «en lugar de cortar personal, se puede introducir un esquema como este, donde se puede tener más gente». Se pagarán más salarios, pero «se está evitando tener que pagar cuando los trabajadores se retiren temprano».
Finalmente Slim reconoció que la principal dificultad para implementar su propuesta es que siempre «hay resistencia a todo cambio». No obstante sostuvo que «el cambio más profundo es esta nueva civilización» que está pasando de ser «una sociedad industrial a una sociedad de servicios». «Tenemos que llevar a cabo un cambio en la sociedad para que esas personas desplazadas tengan actividades. Para crear empleo, se necesitan nuevas actividades», concluyó.
Menos horas, mejor rendimiento
El Melbourne Instute de Australia publicó este año un estudio en el que se afirma que, luego de los 40 años, trabajar tres días por semana permite un mejor rendimiento.
«El trabajo puede ser una espada de doble filo, ya que es cierto que estimula la actividad cerebral, pero al mismo tiempo, cuando las horas de trabajo son demasiado extensas pueden causar fatiga y estrés, que al final pueden desembocar en daños potenciales sobre las funciones cognitivas», asegura el texto.
Los investigadores señalaron que «el descenso inicial es muy escaso y no tiene grandes efectos sobre las horas de trabajo que van desde las 25 hasta las 35 a la semana». No obstante, «cuando se trabajan más de 40 horas a la semana el descenso del rendimiento es mucho más rápido», concluye el informe.
Una propuesta inviable para el capitalismo
El economista de la Universidad de Buenos Aires, Pablo Wahren, analizó en diálogo con RT la propuesta de Slim. Al respecto aseguró que trabajar menos días a la semana «es completamente viable en el estadío actual del capitalismo» ya que se desarrolló «la tecnología y la capacidad para alcanzar un nivel de producción que excede las necesidades de subsistencia”. Asimismo, respecto a la posibilidad de subir la edad jubilatora dijo que «no es descabellado» ya que «cada vez que subió la esperanza de vida las personas trabajaron más años». Pero al mismo tiempo analizó que «por el nivel de excedentes que alcanzó la economía, la gente a cierta edad se puede retirar tranquila».
Sin embargo, más allá de estas potencialidades, afirmó que «no es una propuesta viable» ya que el capitalismo es un sistema donde «el trabajo se organiza en función de la ganancia». «Hoy la fábrica del mundo es Asia. Es donde se producen la mayor cantidad de productos», explicó el economista. Allí «se llega a trabajar seis días por semana, 12 horas por día». Entonces se preguntó: «¿Le van a pagar a cuatro trabajadores lo que le pagan hoy a un obrero de Asia?».
Wahren detalló que hoy por hoy «el trabajo calificado queda para una pequeña élite». Entonces en un mundo que «se organiza con jornadas de superexplotación para los trabajos simples y para los trabajos complejos con una élite sobre la cual se invirtieron muchos recursos», pensar en la posibilidad de «cambiar a más trabajadores haciendo lo mismo, no tiene mucho sentido».