Cuando le pidieron al director Mark Osborne que adaptara El Principito (la novela corta que Antoine de Saint-Exupéry escribió en 1943) a un filme animado, se mostró escéptico en cuanto a las posibilidades de éxito del proyecto.
“Les dije que no había manera de convertir ese libro en una gran película animada”, dijo Osborne durante una entrevista. “Es una historia delicada y poética”.
El Principito es la historia de un niño que viene de un asteroide lejano y, a través de sus viajes, descubre lo importante de la vida. A medida que Osborne, uno de los directores de Kung Fu Panda, siguió pensando en ese libro que marcó su vida, decidió que podía contar la historia usando tres estilos distintos de animación para que las páginas del libro cobraran vida. Además expandió la narración para incluir a una niñita que lee el relato por primera vez.
Aquí presentamos un acercamiento a las técnicas utilizadas para adaptar esta historia que ya está disponible en Netflix.
Animación por computadora
La historia del filme se enfoca en una niña (cuya voz es interpretada por Melissa Gutiérrez) y su exigente madre (Cecilia Suárez), quien ha implementado un estricto plan de vida para que su hija se convierta en una “adulta maravillosa”. Viven en una casa idéntica a las demás de su calle, con interiores bañados en tonos grises y azules monótonos.
“La animación por computadora sirve para reproducir y duplicar imágenes infinitamente, y jugamos con eso al crear el vecindario”, dijo Osborne. “Cada casa es casi la misma y transmiten una sensación de repetición, de un mundo matemático, geométrico y limitante”.
Sin embargo la niña conoce al vecino de al lado, un aviador (Manuel Valdés) que vive en una casa llena de árboles, flores y cálidas explosiones de color que, con la historia que le relata de El Principito, la ayuda a destapar su imaginación. La voz del Principito es la del actor mexicano de doblaje, José Juan Hernández.
“La casa del aviador se inspira en la obra de Miyazaki”, dijo, refiriéndose al animador japonés ganador del Oscar. “Es como un museo que la niña puede explorar para hacerse una idea de aquel otro universo creativo”.
Figuras de papel
Cuando la niña encuentra la historia por primera vez y empieza a leer, un avión se sumerge en las páginas y entra a un mundo hecho de papel.
“Son capas planas de papel pero fotografiadas con dimensión”, explicó Osborne. “Quería que se sintiera como si la niña estuviera aprendiendo a usar su imaginación, a partir de un pedazo de papel”.
Las dunas de arena y otras piezas del set están representadas con papel plano hasta el momento en que el Principito aparece en pantalla. Es entonces cuando la historia se vuelve completamente dimensional, con títeres que usan la animación foto a foto.
El poder de la imagen
Las aventuras del Principito se filmaron utilizando una técnica de animación foto a foto. El director creativo Jamie Caliri trabajó junto con su equipo para hacer que los títeres de la secuencia estuvieran hechos de papel.
“Después de cada toma en la que el títere está actuando tenían que reconstruir el vestuario, pues se rompía y desgarraba”, dijo Osborne. “Sin embargo, eso también se adapta a uno de los grandes temas de la historia: todo lo hermoso es efímero”.
El cineasta consideró que esa delicada técnica era ideal para visualizar una historia tan especial. Dijo que cuando algunas personas vieron por primera vez esa parte del filme, pensaron que se trataba de animación por computadora con apariencia de foto a foto.
“Pero no creo que las computadoras pudieran haber emulado el tipo de detalles orgánicos que se obtienen cuando se construyen objetos, como decidimos hacerlo”.