CARACAS, Venezuela.- Claribel Castro, una jubilada de 84 años, fue al banco este martes para cobrar los 86,000 bolívares de su bonificación navideña. “¡No se puede!”, le respondió el cajero y le explicó que solo podía la sexta parte de su dinero –15,000 bolívares–. “Si quiere sacarlo todo, tendrá que venir cada día de la semana”, le indicó el hombre. ¿La razón? El Gobierno del presidente Nicolás Maduro impuso un límite para el retiro de efectivo porque, lo mismo que la comida y las medicinas, ahora en Venezuela también escasea el dinero.
La falta de efectivo se ha convertido en un quebradero de cabeza para los venezolanos desde hace dos semanas. Las largas filas que se han hecho parte del paisaje cotidiano frente a supermercados, farmacias y panaderías, también pueden verse a las puertas de bancos y cajeros electrónicos.
“Esto significa que lo que se compraba con 100 bolívares en enero de 2008, requería un gasto promedio de 2,000 bolívares en diciembre de 2015 o 10,000 bolívares en diciembre de 2016 (si suponemos que la inflación de este año es 400%)”, apuntan los expertos en un ensayo publicado en la web Prodavinci.
Noguera y Obuchi toman como referencia 2008 porque ese año el difunto presidente Hugo Chávez ordenó la “reconversión monetaria”, que quitó tres ceros a la moneda y lanzó el llamado «bolívar fuerte». En ese tiempo, un cartón de 30 huevos apenas costaba 12.98 bolívares. En la actualidad, ese mismo producto se consigue en los mercados populares por 5,500 bolívares. Es decir, una persona necesita 55 billetes de la mayor denominación vigente para adquirir 30 huevos.
Hace ocho años, la tasa oficial se ubicaba en 2.15 bolívares por dólar. Ahora, la divisa norteamericana se cotiza en más de 4,000 bolívares en el mercado negro, índice que marca los precios de todos los productos en Venezuela, donde rige un férreo control de cambio desde 2003. La fórmula que se implementó para proteger el signo monetario ha arrojado como resultado que el billete de mayor denominación, el de 100 bolívares, equivalga a 0.025 dólares.
Así, partir del 15 de diciembre y de manera progresiva, el billete de 100 bolívares será sustituido por una simple moneda, mientras que su lugar en la cúspide de la pirámide lo ocupará el de 20,000 bolívares.
Las operaciones electrónicas no han logrado resolver el problema. Primero, porque al menos el 30% de los ciudadanos no están incorporados al sistema bancario, de acuerdo a cifras de 2013. Y además, porque no todos los locales comerciales cuentan con puntos de venta electrónicos y decenas de cajeros automáticos están inutilizados porque, a falta de divisas y repuestos, los bancos no han podido recuperarlos. Para complicar más el panorama, existen restricciones para retirar dinero tanto en cajeros automáticos como en agencias bancarias.
El sistema colapsó el pasado 2 de diciembre. Con medio país en la calle buscando dinero y tratando de comprar en el primer viernes de Navidad, los puntos de venta electrónicos, los cajeros automáticos y hasta las transferencias digitales dejaron de funcionar durante horas.
Para justificar esta situación que puso a los venezolanos al borde de un ataque de nervios, el presidenteNicolás Maduro denunció que el país “sufrió un ataque cibernético tecnológico como parte del plan de sabotaje de la moneda”. El supuesto “ataque cibernético tecnológico” ya fue subsanado, pero las extensas colas siguen intactas.
La escasez de efectivo fue objeto de debate en la Asamblea Nacional. El diputado opositor José Guerra destacó que por la falta de dinero, “hay transacciones de compra-venta que no se están realizando, por lo que esto empieza a tener un efecto recesivo en la economía”.
Guerra tenía meses exigiendo al BCV que ensanchara el cono monetario y fue hasta el viernes 2 de diciembre que Maduro dio su brazo a torcer. Ese día anunció, entre aplausos, que a las calles saldrán “varios millones de billetes de 500 bolívares y luego, varios millones de billetes de 5,000 bolívares”. Sin dar mayores detalles, el mandatario agregó que “ya un grupo de juristas está preparando un nuevo escenario” para “darle la vuelta a la tortilla de este ataque infernal que están haciendo contra nuestra economía”.
Así preparan el fin de año los venezolanos. Esperando unas insospechadas medidas económicas y una copiosa lluvia de efectivo.