Después de una semana de grandes convulsiones políticas, el presidente Michel Temer resolvió abrir su gobierno, en forma amplia e irrestricta, a su principal aliado: el Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB). Dio su primer paso al invitar al diputado “tucano” Antonio Imbassahy, para integrarse en su gabinete como ministro de la Secretaría de Gobierno; un puesto sin duda central por constituir el eje de las negociaciones del Ejecutivo con todo el arco político brasileño. Pero la iniciativa, que había llevado una calma aparente al Palacio del Planalto fracasó la tarde de este jueves.
Temer tuvo que retroceder en ese nombramiento por cuenta de la feroz resistencia que encontró en las filas de su partido, el Movimiento Democrático de Brasil, y de otros aliados que pertenecen al llamado “Centrón” y que manejan una franja de 200 diputados (más de la tercera parte de la Cámara). A Temer le comunicaron que si Imbassahy se convertía en ministro, ellos no aprobarían la reforma previsional que pretende el presidente brasileño. Como para él este es un tema central, prefirió desistir de convocar a su socio preferido para ese cargo fundamental. En lugar de este legislador se mencionan otros nombres del PSDB como los senadores Antonio Anastasia y José Aníbal. Pero la noche de este jueves nada estaba seguro.
La opción por Imbahassy, según informaron fuentes de Brasilia, fue tomada por Temer luego de conversaciones con el senador Aécio Neves, titular de la agrupación socialdemócrata; y con el máximo líder de esa organización Fernando Henrique Cardoso. Esa cartera cumpliría un papel no solo en la articulación política sino, también, en la distribución de cargos en la Explanada de los Ministerios y en la formulación de políticas, especialmente las que involucran a los estados provinciales.
El futuro funcionario deberá ser otro, cuyo nombre no está decidido. Imbahassy había estado con Temer en el Planalto el miércoles último, cuando la Corte Suprema resolvió la crisis institucional con el Congreso al mantener al senador Renan Calheiros como titular de la Cámara Alta. Su incorporación debía dar un peso decisivo a los “tucanos” en el gabinete presidencial. Esa era, en los hechos, la primera consecuencia del conflicto que protagonizaron la justicia y el legislativo a comienzos de la semana. Un proceso que colocó al propio gobierno de Temer en una situación delicada.
Según el columnista de Folha de Sao Paulo Fernando Rodrigues “la operación para salvar al presidente del Senado en realidad fue una demostración de fuerza del actual presidente de la República”. Para el analista, “la mayoría de la Corte Suprema compró el relato de que la caída de Calheiros produciría un caso legislativo. Enseguida vendría el derrumbe de la economía y luego, por fin, una caída de Michel Temer”. A su juicio “la Corte emitió dos señales: que no quiere derribar al actual gobierno y que el camino posible es únicamente con quien hoy comanda el Palacio del Planalto”. Hoy sin embargo el plan parece naufragar.
En los medios políticos locales se habló durante este jueves de cómo intercedieron aliados y opositores para que la sangre no llegara al río. El vicepresidente del Senado Jorge Viana, ex gobernador de Acre por el Partido de los Trabajadores, cumplió un papel significativo en las gestiones frente a los ministros del Supremo Tribunal Federal para que estos pudieran “deponer” las armas. Pero más que él y que la presidenta del máximo tribunal Carmen Lucia –quien también habló con sus colegas-, tuvo una injerencia decisiva en el “feliz” resultado del conflicto el ex presidente Fernando Henrique Cardoso. En una comunicación telefónica con el sociólogo, Temer se convenció de que debía abrir un gran espacio para su aliado fundamental. Se encontró también el martes, víspera del plenario de la Corte, con la cúpula del PSDB.
Ante las nuevas circunstancias, tomaron alas los militantes de un sector socialdemócrata que no se conforma con seguir a Temer. Son los que ya plantean “desembarcar de inmediato” del gobierno de Temer. El miedo es que un fracaso del actual gobierno termine por perjudicar la imagen de la agrupación y de un futuro presidenciable de ese núcleo en 2018.