Una noche con Kim Jong-un

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Kim Jong-un, el número uno de Corea del Norte, más conocido como el “Amado Líder”, citó con urgencia a los principales jefes militares del país a su villa ubicada en las afueras de Pyongyang. Era de noche y sonaba muy enojado. Pero había algo raro en su voz que sorprendió a quienes recibieron la llamada.

Al arribar, los hombres de armas encontraron al líder supremo norcoreano completamente ebrio. Tambaleando, empezó a gritarles y a reprocharles sus fracasos.

“Que ninguno de ustedes haya podido hacerme un satélite militar es una falta comparable a la traición”, les dijo. “Tengan cuidado con su salud, porque son muy viejos”, agregó.

Inmediatamente, Kim les ordenó que tomaran un papel y un bolígrafo. Debían pasar toda la noche escribiendo detalladamente todo lo que hicieron mal y pidiendo perdón una y otra vez. Luego se fue a dormir.

A la mañana siguiente, cuando se levantó y encontró a todos los militares en su casa, no entendía nada. “¿Por qué están todos reunidos aquí?”, les preguntó. Había olvidado todo lo sucedido. La escena, que habría ocurrido en septiembre, fue descrita por una fuente cercana al régimen al periódico Tokyo Shimbun, de Japón. Aparentemente, ese tipo de situaciones son cada vez más frecuentes, por la desmedida afición del líder al alcohol.

El diario citó también al chef japonés Kenji Fujimoto, que en alguna ocasión preparó sushi para Kim. “Se jactaba de beber 10 botellas de vino de Bordeaux”, contó.

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