La visita de Antonio Banderas a la ciudad de Barcelona en calidad de Goya de Honor 2015 fue un «kit kat» en medio de la gran polémica que se vive estos días en el Parlamento catalán. Su simpatía inundó en pocos segundos el enorme hall de la antigua fábrica Damm del eixample barcelonés.
Si viajaba con la intención de explicar sus proyectos y su nueva faceta de estudiante de diseño de moda en la Escuela Saint Martins de Londres, no tuvo más remedio que mojarse respecto a la cuestión catalana. «Este es un tema muy complicado. No puedo dar una valoración política porque no tengo los datos -se excusó-. Pero recuerdo muy bien que cuando se acabó la dictadura yo tenía once años y existía un anhelo de crear un espacio libre que se llamaba España. Ahora parece ser que aquella gente que votó la Constitución del 78 era más tonta que la gente que hay ahora, pero no lo era. Yo estoy orgulloso de ser español y me gusta ser crítico con mi país».
Banderas entró al trapo desde el corazón. «A mi me gustaría no solo que siguiéramos viviendo juntos sino que siguiéramos soñando juntos». Se remontó a su juventud para expresar su admiración por Cataluña. «Cuando era joven y tenía mi grupo de teatro en Málaga, admirábamos a Els Joglarsy la forma de trabajar en el Teatre Lliure. Y Barcelona nos parecía un espejo donde mirarnos». Respecto al momento que se vive ahora destaca que «en este proceso existe un sentimiento shakespiriano de ser o no ser. Yo entiendo todas las partes pero debería ser desde el entendimiento y no desde el odio. Que los que quieran la independencia no lo quieran por no ser españoles; eso me produce una gran tristeza. Es como un amigo que te deja porque no eres suficiente para él».
Malagueño profesional
Y no quiere olvidar a todos sus amigos catalanes. «Yo vengo aquí a ver a mis amigos como Lluís Paqual con el que trabajé en teatro o Vicente Aranda y no quiero dejar de venir a verles». Como puntilla a los sentimientos nacionalistas confiesa que es un malagueño profesional.
Su visita incluía el pase en la Filmoteca de su película «El camino de los ingleses» (2006): «Es un trabajo muy personal y quiero destacar que la mitad del equipo era catalán».
Lleno de proyectos, destacó que la película sobre Picasso está en el aire. «Estamos teniendo muchos problemas con la financiación porque no es un guión de acción; Saura quiere hacerla en un estudio y eso no vende. A mí me encantaría hacerla porque Picasso nació en Málaga al lado de mi casa y tengo mucha admiración por el pintor». La que sí que se estrenará pronto es «Los 33» sobre un grupo de mineros que quedaron atrapados en una mina de Chile.
Entre rodaje y rodaje, dedica su tiempo a la costura. «Quiero hacer una inmersión en la moda de cuatro o cinco años y por este motivo me he matriculado en Saint Martins. Después de 19 años trabajando con Puig que tiene relación con grandes nombres como Carolina Herrera o Paco Rabanne me gustaría acercarme a este mundo con conocimiento».