El departamento de Defensa de los Estados Unidos bombardeó el domingo un campo de entrenamiento del grupo terrorista Al Shabab en Somalia, el primer ataque aéreo lanzado luego de que el presidente Donald Trump autorizara acciones ofensivas en marzo.
El operativo tuvo lugar en Sakow, en el sur del país, y contó con la participación de las fuerzas especiales del presidente somalí, Mohamed Abdullahi.
«Este fue un ataque exitoso que destruyó un centro de comando y abastecimiento central de al Shabab que dificultará la capacidad del enemigo para realizar nuevos ataques en Somalía», dice el comunicado el gobierno según la agencia Reuters.
Aún no se conoce el número de víctimas ni la gravedad de los daños materiales.
Estados Unidos mantiene en Somalía una pequeña cantidad de fuerzas especiales que asesoran al gobierno local, también asistido por tropas de paz de la Unión Africana.
En los últimos años las fuerzas armadas del país condujeron una serie de ataques aéreos quirúrgicos contra al Shabab en defensa de tropas y bases locales, con atención a reducir víctimas civiles y sólo con expresa aprobación del presidente.
Pero en marzo Trump flexibilizó estas reglas tanto en Irak y Siria como en Somalía, y para este último caso permitió operaciones ofensivas que sean ordenadas por el departamento de Defensa, sin necesidad de su aprobación, en un área delimitada que será ahora considerada «zona de guerra», según destacó el portal especializado The Hill.
Estas medidas han sido fuertemente criticadas por el aumento de bajas civiles que provocan y por entregar un enorme poder de fuego a comandantes intermedios, aunque sus promotores alegan que ha permitido debilitar a organizaciones terroristas como Estado Islámico (ISIS) y, en este caso, al Shabab.
El grupo yihadista somalí aliado con al Qaeda fue expulsado de la capital, Mogadiscio, y de gran parte de las zonas urbanas del país en 2011. Pero sigue presente en áreas rurales del sur, desde donde lanza periódicos ataques terroristas contra el gobierno.
El jueves un asalto sobre una base militar en el norte de Somalía dejó un saldo de 59 muertos.