Una empleada de 31 años de la televisión pública japonesa que murió de insuficiencia cardíaca en 2013 había trabajado 159 horas extras y se había tomado sólo dos días en el mes antes de su fallecimiento, según fue revelado esta semana por un compañero, reabriendo el debate sobre una de las culturas del trabajo más exigentes del mundo.
Miwa Sado, corresponsal política en la cadena NHK, falleció en julio de 2013 tres días después de cubrir las elecciones nacionales en el Parlamento. Su muerte se mantuvo lejos de la opinión pública por cuatro años por respeto a la familia, según dijo Masahiko Yamauchi, ejecutivo de NHK, a Kyodo News.
«Su muerte refleja un problema para nuestra organización, incluyendo el sistema laboral y la forma en que se cubren las elecciones«, dijo Yamauchi luego de que un compañero de Sado revelara la causa de su fallecimiento y la Oficinal Laboral de Tokyo lo recatalogara como un caso de karoshi, muerte por exceso de trabajo, según consignó el periodista Justin McCurry en The Guardian.
Por otro lado los padres de la periodista señalaron a través de NHK que «aún hoy, cuatro años después, no podemos aceptar la muerte de nuestra hija como una realidad».
«Esperamos que el sufrimiento de nuestro familia no se desperdicie«, agregaron.
El anuncio llega un año después de que otro caso fuera catalogado de karoshi, luego de que un tribunal declarara que el suicidio en 2015 de Matsuri Takahashi, una agente de publicidad de 24 años, estaba relacionado al stress producido por el exceso de trabajo.
Takahashi llevaba trabajando consistentemente 100 horas extra al mes, y semanas antes de morir en el día de navidad de 2015 había publicado en sus redes sociales que estaba «mental y físicamente destruida» y que «quería morir».
Este caso provocó un intenso debate nacional y el gobierno del premier Shinzo Abe trató de limitar las horas extra a 100 e introducir castigos a las empresas que permitan que sus empleados sobrepasen ese umbral, que los expertos coinciden sigue siendo extremadamente peligroso.
Más de 2.000 japoneses se suicidaron en 2016 por el stress causado por exceso de trabajo, mientras que muchos otros han sufrido ataques cardíacos, infartos y otras condiciones causadas por el stress.
Según una encuesta realizada entre diciembre de 2015 y enero de 2016, el 22,7% de las empresas en Japón admitieron que algunos de sus empleados trabajaban más de 80 horas extra al mes, el umbral considerado seguro.
Otro problema radica en las vacaciones, que los japoneses no suelen tomar en forma completa. En promedio los empleados hacen uso de 8 días al años de descanso, aunque les corresponde más del doble.
En general, esta y otras prácticas vienen de una cultura del trabajo que fuerza a los trabajadores a trabajar más y más para demostrar su dedicación, aún cuando esto no signifique un aumento de la productividad.