«Melocotones»: un comentario

Por Vicente Vargas / Atención: Contiene Spoilers

1430
0
Compartir
Escena de la película Melocotones (2017)

Cuando una persona se encuentra con su “yo verdadero”, su “yo auténtico” que es el “yo” importante en vez del “yo ficticio”, logrará reconciliarse consigo misma, saber lo que realmente quiere y manejar sus conflictos de manera exitosa.

Quien puede calmarse ante cualquier dificultad, tendrá claridad mental y emocional, que le permitirán fluir de forma natural y con poder en las relaciones interpersonales y en el amor. Por eso hoy día, una de las técnicas más poderosas para corregir el problema de las disfunciones sexuales y de eyaculación precoz es el “mindfulness”, útil para la relajación mental y adquirir conciencia de sí mismo.

Giovanni Papini, en su magistral cuento “¿Quién eres?” logra que su personaje central, el señor Sinclair, se encuentre consigo mismo para cambiar su vida.

Lo mismo logra el joven y talentoso director cinematográfico dominicano Héctor Valdez, con su original película “Melocotones”, premiada en el Raindance Film Festival de Londres, Inglaterra, y presentada el pasado martes 19 de diciembre ante un selecto público de periodistas, críticos de cine y relacionados, en la Plaza Downtown Center.

Un film ameno y bien logrado por su guión, actuación y dirección, que logra mantener a la audiencia interesada en el desenlace desde el principio hasta el final, con dos personajes jóvenes y refrescantes, muy bien actuados por Peter Vives, María Guinea, así como con el dominicano Frank Perozo, y Joaquín Ferreira.

Todo acontece en algún lugar de un futuro que nunca ocurrió, cuando tres personajes se enfrentan entre sí y con ellos mismos, en una trama de amor y sexo en una solitaria cabaña situada en una lejana y hermosa playa en el Caribe.

Al salir del cine mi hija Ady Marie, joven profesional de 25 años, me hizo el siguiente comentario: “Manejar un guión en tres tiempos diferentes: pasado, presente y futuro, es una paradoja y un reto muy difícil porque regresar al pasado para cambiarse a sí mismo, es en sí ir al futuro, y si se cambia el pasado, ¿Quién serás, entonces, en el futuro?.

Héctor Manuel Valdez, ganador del Raindance Film Festival de Londres, Inglaterra

A lo que se atrevió el director, saliendo airoso en su intento por lograr que los personajes principales resolvieran su dilema amoroso: el desafío de un joven amante, Diego, con apego inseguro que lo hacía un eyaculador precoz, controlador y agresivo con su amada, Laura.

Enfrentarse a Sandro, el antiguo amante de Laura, dueño de un hipertrofiado ego, quien en su afán de derrotar a Diego se mata a sí mismo, cual un “Narciso” moderno, quien se carga en una pesada mochila en la que estaba atrapado y encerrado, en el baúl de su propio carro.

“Melocotones” está cargada de un simbolismo psicodinámico y freudiano: melocotones enlatados, artificiales, que Diego podía preserver y controlar. Esta jugosa y sensual fruta estaba enlatada como quería Diego tener enlatada a la hermosa y sensual Laura. Por otro lado, el personaje de Sandro, quien cargaba una pesada mochila, consigo mismo en la propia espalda. La mochila representa las cargas emocionales que impiden fluir de manera natural en las relaciones amorosas. El automóvil representa la personalidad en la que vivimos. Enamorarse de manera exagerada de sí mismo representa el narcisismo que sabotea la capacidad de amar otra persona. El carretillero del futuro que siempre estuvo girando alrededor de los personajes, llevando frutas naturales en las que éstos no se interesaban, prefiriendo melocotones enlatados y artificiales, de la misma manera en que Diego quería tener la relación. La lucha por el control en vez de fluir con el paisaje de una cálida playa del Caribe.

Volver al pasado para enfrentarse consigo mismo, a fin de reconquistar el amor perdido y, finalmente, llamar al carretillero para pedirle melocotones naturales y frescos, que representa lo que Laura siempre quería en su relación con Diego: que ésta fluya y sea natural.

Todo esto con una hermosa fotografía y una bien lograda edición y mezcla de sonidos. En este premiado film del director dominicano, Héctor Valdez, que a mi juicio podría clasificarse como una película para personas adultas con corazones jóvenes.

Héctor Manuel Valdez

No hay comentarios

Dejar una respuesta