El Amazon de la educación: convertirse en un profesional sin salir de casa

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Mohamad Alaloush, un refugiado sirio que ahora vive en Berlín, abandonó la universidad en tres ocasiones distintas. Estaba cansado de las clases obligatorias que, a su parecer, solo consistían en memorizar conocimientos. Pese a no tener ninguna licenciatura, ha sido escogido por una empresa de desarrollo de software en Berlín y por el banco N26 en entrevistas de trabajo frente a compañeros que habían pasado seis años estudiando en la universidad. Todo gracias a los 30 cursos de programación que ha impartido en Udemy, una red global que ofrece un total de 65.000 cursos online en más de 50 idiomas y ya cuenta con 20 millones de estudiantes. “Esta historia demuestra que los mejores maestros no siempre se encuentran en las aulas. Udemy es el Amazon de la educación”, afirma Denisse Halm, la directora general para España e Hispanoamérica de la compañía.

La plataforma nació en 2010 en San Francisco. Su creador, Eren Bali, nació en un pueblo de Turquía. Cuando sus padres le compraron un ordenador, se le abrió un abanico de posibilidades. En su localidad apenas había profesores en aquella época. Pero a él le apasionaban los números y se las apañó para resolver los problemas que encontraba en los foros de Internet. A los 16 años ganó la medalla de oro de las olimpiadas de matemáticas de su país. A los 17 consiguió la de plata en la categoría internacional del mismo campeonato.

Esto le llevó a apostar por la formación online. Sin embargo, al ver que en Turquía no tenía oportunidades, llevó la idea a Silicon Valley. “Allí es más fácil encontrar inversiones para start-ups y sacar adelante ideas innovadoras”, cuenta Halm. Y Bali no se equivocó. Udemy se ha convertido en el gigante de la educación online. Su misión es mejorar la vida de las personas a través del aprendizaje, con la visión de que un estudiante siempre puede encontrar al maestro adecuado con independencia de la localización geográfica de ambos.

El mercado de habla hispana, con España y México a la cabeza, es el segundo más importante para la compañía, por detrás del anglosajón. En él, las matriculaciones han crecido un 200% en el último año. Los cursos de tecnología son los más demandados. Por ejemplo, los de desarrollo web o los que enseñan a utilizar lenguajes de programación como iOS. También están en auge los de análisis de datos, criptomonedas, inteligencia artificial, machine learning, marketing digital o redes sociales.

Temáticas

Mientras que el 70% de los cursos buscan el desarrollo profesional de los usuarios, el 30% están destinados al enriquecimiento personal. Entre estos últimos, destacan los de cómo desarrollar habilidades creativas o mejorar la productividad, aunque hay una gran variedad. Por ejemplo, se ofrece formación sobre cuáles son las mejores técnicas para mantener un hogar ordenado a cómo cocinar distintos tipos de pan. Pero hay ciertas temáticas que no están permitidas. Concretamente los contenidos violentos o que no son beneficiosos para la sociedad: “Si alguien intenta subir un curso de cómo crear un arma, no lo vamos a permitir”.

El éxito de cada formador que esté dado de alta en esta plataforma depende de la valoración que hagan los alumnos y de la manera en que se promocionen en la nube. Los cursos deben tener al menos 30 minutos de contenidos en vídeo y un mínimo de cinco lecciones. El precio, que es fijado por cada instructor, oscila entre los 20 y los 200 euros. Halm explica que muchos formadores antes eran alumnos de Udemy. “Los usuarios son principalmente personas mayores de 20 años que ya han acabado la universidad y buscan nuevas habilidades demandadas por el mercado laboral”, afirma.

Para ella, los puntos fuertes de la plataforma son la flexibilidad de las formas de aprendizaje: no tienen que acudir a un lugar presencial ni un horario fijo. “Mucha gente usa Udemy en el metro, en el descanso para comer en el trabajo o hasta en el gimnasio”, sostiene. A esto hay que sumar la posibilidad de actualizar los contenidos en cuanto están siendo demandados. A diferencia de otras plataformas, no hay que esperar a que ninguna institución apruebe el plan. Cualquier instructor puede subir cursos y son los estudiantes quienes deciden si tienen valor o no. “Las personas van a tener que estar formándose de por vida, ya que el mercado laboral les va a demandar nuevas habilidades. El éxito dependerá de estar dispuesto a actualizarse”, concluye.

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