La limusina de Donald Trump es un tanque con apariencia de auto alargado. El presidente de los Estados Unidos lleva a cabo sus viajes presidenciales a bordo de un Cadillac One construido por General Motors que hace labores de seguridad, comodidad y atención médica.
Allá donde va Donald, le acompaña «La Bestia», un vehículo equipado hasta los dientes que cuenta con protección para ataques químicos, bolsas con sangre del Presidente en caso de accidente y cañones de gas lacrimógeno, entre otros accesorios. No se conocen todos los detalles técnicos del Cadillac por motivos de seguridad, pero se sabe que las puertas son tan pesadas como las de una cabina de piloto de un Boeing 757.
El cuartel sobre ruedas que conduce a Donald Trump por el mundo fue un deseo expreso del magnate neoyorquino, que no quiso utilizar el vehículo que dejaron sus predecesores Barack Obama y George W. Bush. Quizá por evitar sucesos embarazosos como el que sufrió la limusina en Irlanda .
Sin embargo, el interior de la limusina es parecido al del auto presidencial de su homólogo demócrata: conexión por satélite con el Pentágono y con el Vicepresidente Mike Pence. Un detalle distinto está en el tanque de nafta, recubierto por una capa de espuma que lo aísla del resto del vehículo en caso de colisión.
El Cadillac One ronda las siete toneladas de peso, es decir, tanto como un elefante de tres metros de altura. Trump lo paseó en sus viajes por Asia, Europa y América. En su último encuentro con Vladímir Putin en Helsinki; la capital de Finlandia, «La Bestia» no falló. Viaja siempre, y lo hace en una aeronave oficial del Gobierno de Estados Unidos.
La parte de debajo del automóvil está reforzada con una placa de acero preparada para soportar la explosión de una granada. Además, «La Bestia» puede responder. Junto a los botes de gas lacrimógeno, tiene una escopeta con acción de bombeo; un arma con un sistema de recarga simple y veloz. La única ventana que se abre, tan solo siete centímetros, es la del conductor.
Se estima que el precio de una limusina presidencial ronda el millón y medio de dólares, pero se desconoce el montante final exacto de «La Bestia» que transporta a Donald Trump. Y no, no está a la venta.